Cuando vienes a este país y quieres experimentar sus costumbres, tienes que dejar de lado todas las expectativas que tenías en tu país de origen.
Son las 12 del mediodía… ¡Hora de comer! Para empezar, es hora punta, el tráfico es caótico y los restaurantes están a rebosar de gente.
Aquí los locales suelen comer en restaurantes de “comida rápida”. Son establecimientos, muchos de ellos franquicias, donde te sirven la comida tipo buffet y se forman largas colas de oficinistas, trabajadores de la construcción… y donde cualquier extranjero puede venir ya que para que te sirvan, basta el lenguaje de signos y señalar lo que más te apetezca comer.
Normalmente, se suele pedir un menú que rondan los 12-18rmb (unos 2-3 euros aproximadamente) y consta de un bol de arroz, un plato frío pequeño (verduras) y otro caliente (carne, pollo o pescado). Lo más curioso es que dispones también de recipientes colocados al lado de las columnas donde se lee “Rice Service”… ¡Sí, hay barra libre de arroz calentito! Porque aquí, el arroz no se considera una guarnición, sino que lo demás es la guarnición del arroz.
Luego viene la bebida. Los chinos no suelen tomar refrescos y la nevera es sólo de decoración. Algunos sí que se piden unas latas de cerveza, ¡del tiempo! Ya que es muy poco probable que te encuentres las bebidas frías porque, por costumbre, toman siempre agua caliente (también con su dispensador localizado donde el arroz).
El concepto de “comida rápida” se lo toman muy en serio, creo no haber tardado más de 10-15 minutos comiendo en estos sitios. Seguramente sea, más bien por respeto, para ceder el puesto a las otras personas, o también porque quieren ser más productivos. ¡Así que a olvidarse del cafecito y de las charlas de sobremesa!
En casa, los utensilios también cambian. Se sirven sólo de un wok y un palo de madera para cocinar y, para comer, bol y palillos. ¡Para qué quieres más! ¡Menos que fregar! La verdad que en cuanto a la cocina, también es muy rápida ya que el wok se calienta en menos de un minuto y, tanto la carne como las verduras, son salteadas. En este sentido, nada que ver con los restaurantes chinos en otros países, donde lo que sirven suele ser grasiento y el sabor adaptado al gusto occidental. Hay que dejar claro que aquí la comida es realmente sana y, según la región, bastante picante.
Y para terminar, si quieres tomar el postre, tienes en cualquier esquina a alguien vendiendo cañas de azúcar, piña ya cortada y pelada o cualquier tipo de frutas.
Así que es momento de olvidarse de las mesas llenas de cubertería de plata para poder aprender del arte de degustar la comida, con palillos.