Debido al suceso ocurrido en Beijing el pasado mes de enero, cuando la OMS (Organización Mundial de la Salud) constató que la contaminación del aire de la capital sobrepasaba los niveles que se consideraban peligrosos, el gobierno central ha puesto en marcha medidas estrictas para controlar este problema del país.
El presidente chino Xi Jinping ha marcado como uno de los objetivos del país luchar contra las altas tasas de contaminación registradas en diversos puntos de China. Gran parte de este objetivo es reducir las emisiones de carbono en las industrias pesadas contaminantes a un 30% para finales del 2017.
Además, algunas de las medidas establecidas son el estricto control en las áreas urbanas, la supresión del exceso de capacidad de las industrias como el acero, el cemento, el hierro o el aluminio; y, dada a la fuerte contaminación, los gobiernos locales deberán aplicar medidas de urgencia como las restricciones del tráfico, asímismo se aumentarán los suministros de energías limpias como el gas natural y no se concederán licencias de construcción a proyectos que no cumplan los requisitos medioambientales.
Se han impuesto también sanciones más severas a aquellos que contaminen considerándolo parte de la ley criminal china donde se contempla este acto con una pena máxima de 7 años de cárcel además de multas económicas, incluso la pena de muerte para los casos más graves.
El gobierno central pone de responsables a las autoridades locales para el cumplimiento de estos objetivos y se establecerá un sistema de evaluación y control del mismo.
La UE será uno de sus principales aliados para enfrentarse a este problema, ya que ambos impulsarán una “industria verde” y además establecerán un Foro de Medio Ambiente en Bruselas para el 2014, que se celebrará cada dos años y en donde podrán intercambiar experiencias e intereses mutuos.