Las fórmulas infantiles extranjeras representan la mitad de las ventas totales de leche en polvo. Esto se debe a que el país no puede abastecer sus propias demandas de lácteos ya que perdió gran parte de su capacidad productiva debido a problemas de seguridad alimentaria.
En 2008 hubo escándalos por la contaminación de leche en polvo que al contener melamina causó varias intoxicaciones y muertes de bebés. Sin embargo este año, los problemas se han repetido con marcas extranjeras.
El primer caso producido ha sido al detectar partículas de nitrito en la leche en polvo importada de Nueva Zelanda. El límite permitido en China es de 2 unidades por millón (muy por debajo de los estándares neozelandeses) y los umbrales encontrados fueron de 2.4 y 2.8. La empresa Fonterra comenta que esos niveles no representan un problema de seguridad alimenticia y, aún así, ninguno de los productos llegó a la cadena de suministros de minoristas.
La empresa estadounidense, Abbott, ha sido el segundo caso, en sus productos se detectó una bacteria que puede causar botulismo y provocar una intoxicación letal afectando los músculos y el sistema respiratorio.
China continúa luchando para mejorar la reputación de su seguridad alimentaria. Según el informe de las previsiones agrícolas 2011-2020 de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura, en inglés: Food and Agriculture Organization), “a China le llevará varios años restaurar la confianza de los consumidores chinos a pesar de los esfuerzos del gobierno en fortalecer la vigilancia”.