El Consejo Ártico fue creado en 1996 como un foro de discusión para cuestiones medioambientales y científicas de las zonas árticas, además de ser el guardián de los derechos de los pueblos nativos de la región y protector de su frágil ecosistema.
El Consejo cuenta como miembros permanentes con Estados Unidos, Rusia, Canadá, Noruega, Finlandia, Islandia, Suecia y Dinamarca (cada uno con sus respectivas regiones costeras árticas).
Y como observadores con Reino Unido, Francia, Alemania, España, Holanda y Polonia. El pasado 15 de mayo se unieron a la lista China, Italia, Japón, Corea del Sur, India y Singapur.
A pesar de que los países observadores no guardan relación directa con las zonas del ártico, para ellos esta superficie tiene su atractivo económico para poder transportar cargamentos por barco y tener acceso a los recursos de petróleo, gas, minerales y metales preciosos. Puesto que en la zona está el 13% de las reservas de petróleo y el 30% de las yacimientos de gas no descubiertos del mundo.
Los países observadores disponen de permiso para poder aprovechar la energía y otros recursos naturales sin explotar de la región.