Todos los años celebramos las mismas cosas. Navidad, Año nuevo, que China está en crisis… Y es que desde hace unos años China ha dejado de acelerar su crecimiento. Y eso parece que nos da moral. Fantástico. Si es un tema psicológico y la fantasía nos ayuda… como la religión, bienvenida sea a los que les haga su vida mejor.
Desafortunadamente, la realidad es muy distinta.
Ya explicamos una vez la diferencia entre decrecimiento y desaceleración. Pero como en periodismo las noticias insulsas no venden, si maquillamos un poquito el titular con una noticia que deje entrever una gran catástrofe, todo irá mejor.
Recordemos que mientras el «primer» mundo lleva varios años decreciendo, con crecimiento cero o con celebrados crecimientos del 0.2, 0.5, etc. China ha cabalgado sobre la crisis mundial con crecimientos de entre el 8 y el 10% (a estos niveles… ni entramos en decimales). Recordemos también, que China no es un país cualquiera, ni siquiera un país importante, es el país más poblado de la tierra. Simplificándolo, el 20% de la humanidad crece a un ritmo increíble, inasumible para los demás y el resto del planeta (Asia aparte), celebra y/o se preocupa por su desaceleración.
A mediados de la década anterior, se negociaba con China el control de su crecimiento. Unos ratios del 10-12% para un país tan relevante a nivel poblacional eran inasumibles para el resto del planeta. Todos lo entendimos. Ahora (cada año), cuando ni siquiera ha bajado a unos ratios «normales», similares a los que se dan en occidente, da la sensación de que China está en crisis.
Algún día llegará la crisis, claro está. Y los que tiraron la moneda al aire 100 veces, cantando cruz, dirán: «yo ya lo dije».
Hasta entonces, parece que sigue saliendo cara.
La economía China sólo sufre el ajuste natural de pasar de ser un país subdesarrollado (con oportunidades, burbujas, muchísima inversión extranjera, sobreproducción, boom constructor, exportaciones, etc.) a ser un mercado adulto donde cada vez más se racionalizan las oportunidades, desaparecen nichos y se tiende a la misma estabilidad que existe (existió) en Europa.
Como dijimos anteriormente, seguiremos viviendo estas mismas noticias en los próximos años. Obviamente no es razonable que el 20% de la población crezca indefinidamente al 7% ni al 6%, ni al 5… etc. Y cada año nos vamos a sorprender/alegrar de que China entre en crisis… mientras sigue creciendo.
Un cálculo matemático sencillo: Un país con «valor 1.000» Crece un 50% un año. Obtiene un valor 1500, y su crecimiento, en valores absolutos es de 500. Al año siguiente, crece «sólo» un 30%. Obtiene un valor de 2000, habiendo sido su crecimiento de 500 puntos. En valores absolutos, ambos años se ha crecido lo mismo. En valores porcentuales, la crisis es galopante! Una desaceleración del 20%!
Hay mil razones que podrían explicar la desaceleración del ejemplo. Algunas podrían preocupar y otras no, puesto que no se ha dejado de crecer. En el caso de China hay un factor apenas explicado por los analistas que justifica esta reducción del crecimiento e incluso explicaría una reducción mucho mayor, que no se está dando.
Este ajuste ocurre cuando se cambia de un modelo productivo a otro modelo (consumo, ahorro, etc.). Los países emergentes habitualmente son productores/exportadores, lo que atrae inversión y dispara el crecimiento. El beneficio obtenido se re-invierte en gran medida en el mismo modelo (ya sea directamente en producción o en sectores que la favorecen). En este modelo es lógico que el beneficio del primer año (500) pase a formar parte de la base imponible en futuros años ya que en estos países el ROI (retorno de la inversión) es mucho más rápido que en países con mercados adultos. Esto no sucede (o sucede menos) en otros modelos productivos y sobretodo en medio de un cambio de modelo productivo. China, o al menos una gran parte de ella, ya no re-inivierte sus beneficios de su modelo productivo en más producción. La crisis occidental ha demostrado que el crecimiento de los pedidos de sus fábricas no sería infinito porque los compradores dejaban de comprar. Es por ello que en los últimos años los empresarios chinos están diversificando sus inversiones. A su vez, el gobierno hace lo propio. El superhabit del gobierno chino usado para fomentar infraestructuras (que hacían más competitivo el modelo productivo) y también la gran inversión en deuda extranjera (China es uno de los mayores tenedores de deuda americana entre otras) que era segura y rentable ha parado ante las incertezas que genera occidente.
Bajo nuestra experiencia, en sectores empresariales que conocemos, empresarios que hablan con nosotros y que están diversificando, invirtiendo en el extranjero, etc. Su objetivo con sus negocios actuales es que no decrezcan. No hay necesidad de crecimiento, un crecimiento cero sería suficiente. Esto supone un beneficio estable que les permite re-invertir en otros sectores. Obviamente, esto puede atraer otros problemas en los que no entraremos, pero explica claramente como un crecimiento 0 puede ser satisfactorio. Imaginen un crecimiento del 7.5%! Pues bien, no es necesario que imaginen, en Europa muchos países han rezado por crecimientos 0 durante la crisis y cada décima se celebra.
La sensación que nos da, es que China sigue siendo un lugar muy «mal entendido» por expertos y analistas. También así por los periodistas. Sólo así se entiende unas portadas donde China sigue siendo solamente una gran fábrica.