Siempre hablamos de lo importante que es abrir nuestra mente si pretendemos entender la cultura china, ya sea como empresa o como individuos.
Nos sigue sorprendiendo las expresiones «qué barato es esto» o «no tiene sentido que esto sea tan caro» como si el estándard mundial de precios lo definiera su propio país. Obviamente, sucede menos con personas que han viajado más.
Pero esto pasa en muchos aspectos de la vida en China. Nos sigue sorprendiendo que otra cultura haya llegado a conclusiones distintas de las nuestras que evidentemente, en nuestra opinión, son las correctas.
Hace unos días, un cliente nos pedía el e-mail del empleado que habíamos contratado para él; un comercial que se dedicará a viajar por China para ofrecer sus productos. Nuestra respuesta fue: «no… no tiene e-mail. Si lo necesitas, puede crearse uno, pero tendremos que avisarle para que lo revise.»
Esto inició una conversación muy interesante:
«Cómo es posible que en pleno siglo XXI, todavía haya gente sin e-mail? Gente con estudios, con idiomas y sin e-mail? Tan subdesarrollados están?»
Y aquí es donde encontramos nuestro mayor reto: Explicar que para comer en China, no basta con buscar en un diccionario la traducción de «tenedor», hay que aprender a usar palillos.
Al contrario de lo que sucede en otros países con culturas similares a la nuestra, se dan situaciones no traducibles, sin equivalencias, que retan nuestra capacidad para abrir nuestra mente y adaptarnos a situaciones nuevas.
En el caso del e-mail, nuestra respuesta dejó al cliente atónito. Lo que nosotros vemos como una situación de subdesarrollo, quizá era una situación de hyper-desarrollo. Quizá no vivan en el pasado sino en el futuro (o como mínimo en un presente alternativo igualmente válido). No se trata de que el uso del e-mail no haya llegado a sus vidas. Obviamente llegó, se usó y, como en la naturaleza, una selección natural ha hecho que vaya perdiendo uso.
Muchos de los empresarios que lean esto pensarán, no es cierto, yo me comunico con muchas empresas chinas y el canal siempre es el e-mail. Desde luego. Recuerdo cuando abrimos nuestra primera oficina en China, en 2006, nos vimos obligados a comprar un fax. Que sensación más extraña, debíamos «rebajar» nuestra evolución tecnológica para poder adecuarnos a la realidad de nuestro interlocutor.
Bien, consideren que ahora ellos usan e-mail por nosotros; «ahora somos su fax».Ningún chino se levanta por las mañanas a revisar su e-mail. Se estarán preguntando, ¿y entonces?
la respuesta está en sus Redes sociales.
Pensamos que Whatsapp domina el mundo, que Facebook es lo más y que Twitter tiene un avance imparable. Pues bien, China, no sólo copió las redes sociales sino que las mejoró y las ha evolucionado a un nivel en el que es ahora occidente el que trata de seguir el ritmo, muchas veces sin conseguirlo. Y sí, las redes sociales chinas han evolucionado de tal manera que han absorbido las opciones del e-mail hasta dejarlo «casi» en desuso (hablamos de relaciones inter-personales).
El messenger chino (se acuerdan aún de messenger?) es QQ. No sólo multiplicó en su día las opciones de messenger de forma excepcional sino que se convirtió en la herramienta principal de comunicación en las empresas.
Una opción que definitivamente decantó la balanza a favor de QQ y disminuyó sensiblemente el uso del e-mail, fue la implementación a través del chat del propio QQ del envío de documentos offline, con pesos ilimitados.
Así, cuando intentas enviar a través de e-mail un adjunto de 5 o 6 megabytes que no llega, por el que hay que esperar, que genera incertidumbre, etc. Los chinos son incapaces de entender porque seguimos usando herramientas tan ineficientes y anticuadas cuando ellos están acostumbrados a enviar documentos de gigabytes (como películas) a través de QQ con notificaciones instantáneas.
Además, en el histórico de QQ se guardan todas las conversaciones con los adjuntos enviados entre ambas partes creando una línea temporal mucho más útil que un cliente de correo electrónico.
En todo caso, QQ crea automáticamente un e-mail para sus usuarios con su número de usuario @qq.com con lo que, habitualmente, cuando le pides su e-mail a un chino te responderá que se lo envíes al mail de su QQ.
Siguiendo con las redes sociales y como estas han evolucionado, Weibo, una herramienta que parecía fundamental al ser el equivalente chino de Twitter ha ido perdiendo fuerza con respecto a sus competidores y aquí sí hay otros aspectos a tener en cuenta como son los culturales (los chinos no tienen esa necesidad de estar permanentemente informados y la clase media con una baja o muy baja educación debate mucho menos; el humor, la ironía y la sátira que acostumbran a ser una fuente de trend-topics en occidente, en China se viven de otra manera).
El equivalente al Whatsapp, Wechat, es una herramienta tremendamente más evolucionada que Whatsapp, que permite desde hace muchos años jugar a juegos online con tus contactos, hacer compras, pagos, enviar mensajes de voz, enviar localización y un largo etc. Repito: desde hace muchos años. Por ejemplo, cuando Whatsapp logró implementar la función de envío de localización, Wechat ya ofrecía la localización en tiempo real en el que vas viendo como te acercas/alejas de la persona que quieres encontrar.
Decimos equivalente, para situarnos, pero es realmente difícil equiparar las dos aplicaciones debido a la diferencia que existe entre ambas.
Wechat, además de cumplir con las funciones de Whatsapp, también podría ser equiparable a Facebook, pues es la herramienta principal de los chinos para mostrar/compartir sus experiencias, fotos, sentimientos, etc. Aunque el sistema de privacidad tiene objetivos diferentes a los de Facebook, Weibo o Twitter.
Esta herramienta, que domina el mercado chino de forma bastante más abrumadora de lo que sucede con Facebook o Wechat en occidente, sí es lo primero que mira un chino cuando se levanta, lo que le mantiene pegado durante todo el día y lo que, además de una herramienta de ocio, se ha convertido también en una herramienta de trabajo.
Hace años que nadie «se pide» el teléfono, sino su Wechat, algo que también se vive en algunos países occidentales.
Es curioso como, tras usar Wechat, los occidentales que volvemos a nuestro país de origen de visita, nos vemos obligados a usar whatsapp para comunicarnos dándose situaciones curiosas. En China estamos acostumbrados a enviar mensajes de voz, de hecho entre personas cercanas los mensajes de voz es la opción más utilizada. En occidente, en cambio, la posibilidad de enviar mensajes de voz es relativamente nueva e incluso a veces se ridiculiza a los que «usan whatsapp como un walkie-talkie».
Cuando Facebook compró Whatsapp, lo que para occidente era una decisión difícilmente analizable desde el punto de vista estratégico, explicábamos como nosotros sí lo veíamos como un paso lógico e inevitable. Habiendo visto la evolución del mercado chino (que ahora ya no es el pasado, sino el futuro) o Whatsapp empieza a implementar las mejoras que ofrece Wechat y, entre otras, substituye/absorbe a Facebook, o ambas aplicaciones tenderán a desaparecer.
La respuesta ante quién pregunta cómo comunicarse con los chinos si estos no usan e-mail (o como hemos dicho, incluso si lo tienen, no lo consultan) sería a través de Wechat o QQ. Ambas aplicaciones gratuitas y con versiones en inglés en todas las plataformas.