Cuando llegas a un país nuevo, incluso un continente que desconoces, muchas son las cosas que te intrigan y te encienden una curiosidad en tu interior.
Lo primero que te llama la atención al bajarte del avión, a parte de la pesadez de piernas y el sueño acumulado, es la intensa humedad de la ambiente e incluso huele diferente, es una sensación difícil de describir, cuando estas aquí sabes esa sensación.
Después de superar el Jet Lag, comienzas a probar las comidas pero todo es picante y algunos alimentos tienen texturas muy diferentes a lo que esta acostumbrado tu paladar. Consecuencia de probar todo lo que te ofrecen, tu estomago se debilita y empieza a dar problemas, y como fue en mi caso tardas 2 semanas en recuperarte, y aun así no acabas de recuperarte porque la comida sigue siendo la misma. En definitiva, lo peor es la comida china, demasiado fuerte para los estómagos europeos. Eso si, una vez en China intenta probar todas sus comidas, porque ningún extranjero las ha visto antes.
Lo que más llama a la atención a los turistas y extranjeros que viven aquí, en primer lugar, la intensidad y la gran variedad de olores que puedes encontrar en la calle, en los restaurantes o en los comercios, incluso algunos son desagradables, pero a poco el cuerpo va asimilando estos olores como algo normal. Por otro lado, un occidental les llama la atención a ellos, todo el mundo se para a mirar alrededor de 5 minutos con expresión de sorpresa al ver que esa persona es totalmente diferente a ellos. También es muy curioso comer con los palillos, todo un arte y muy difícil de aprender, pero con la practica incluso los extranjeros podemos olvidar al tenedor y al cuchillo.
Pero no todo es malo, hay que reconocer que es una cultura muy diferente a la que los extranjeros están acostumbrados, tienen otra manera de pensar, otra forma de ver la vida, otra forma de trabajar… Somos totalmente distintos pero se puede convivir perfectamente. Los chinos son gente muy educada y cercana, a pesar de los estereotipos, si pueden ayudarte en algo, no solo te ayudan sino que te buscan la solución que más necesitas, y también te aconsejan porque ellos conocen este país muy bien. En mi apartamento, convivo con dos chicas chinas, Moira y Lyn, aunque se tenga diferente visión del mundo y un pensamiento diferente sobre la vida, se puede llegar a ser grandes compañeras y amigas, sin tener ningún problema en la convivencia cotidiana. Además, esta experiencia te enriquece personalmente, y ayuda a mantener una mente abierta hacia el resto de culturas.