Desde las reformas económicas en 1978, China ha pasado de una economía de planificación centralizada a una de mercado. Experimentando en el camino un rápido desarrollo económico y social.
Según el Banco mundial el PIB de China ha tenido un crecimiento promedio de casi el 10% cada año. Consiguiendo así la expansión económica sostenida más rápida de la historia y sacando a casi 800 millones de personas de la pobreza.
China es la segunda economía más grande con una población de más de 1.400 millones de habitantes y desempeña un papel importante e influyente en el desarrollo y en la economía mundial, por no mencionar que ha sido el mayor contribuyente individual al crecimiento global desde la crisis financiera de 2008.
A pesar de que China alcanzó todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en 2015 y realizó una importante contribución al logro de estos a nivel mundial, seguían existiendo 55 millones de pobres[1] dentro de sus fronteras.
En 2017, China sacó a 12.89 millones de personas de la pobreza, lo que situó esta tasa en el 3,1% en comparación con su 4,5% por ciento del año anterior.
A esto se le suma que su tasa de volatilidad de empleo es la mayor del mundo, factor que ayuda mucho al crecimiento económico del país.
¿Qué hace China para erradicar la pobreza?
China es consciente y quiere erradicar la pobreza en su país. Ello quedó demostrado en el 13º Plan quinquenal de China (2016-2020). En él se destacó el desarrollo de servicios y medidas para abordar los desequilibrios ambientales y sociales, estableciendo objetivos para reducir la contaminación, aumentar la eficiencia energética, mejorar el acceso a la educación y la atención médica y ampliar la protección social.
El objetivo de crecimiento anual en el 13º Plan quinquenal es del 6,5 por ciento, lo que refleja el enfoque en la calidad del crecimiento, al tiempo que mantiene el objetivo de lograr una «sociedad moderadamente próspera» para 2020.
[1] En cuanto a este tema hay que ser precavidos ya que el término “pobreza” es muy subjetivo. A eso tenemos que sumarle que intentamos extrapolar los sistemas de medición y conceptos que creamos para nuestras economías a China. Esto conlleva no que solo no tenga sentido la mayoría de las veces, sino que la toma de datos de esos conceptos sea distinta o incluso imposible de hacer.
De hecho, el propio primer ministro Li Keqiang, a través de mails filtrados por Wikileaks, pone en duda que el sistema de medición de PIB en China sea efectivo.