Le dediqué varios episodios al RCEP, el tratado del pacífico con el que China aplicaba a hegemón en Asia… Tuve la fortuna de entregaros una pieza de oro días antes de su firma donde os avanzaba muchas cosas que han ido sucediendo a posteriori.
También os lloré un poquito cuando me mostrabais columnas periodísticas fusilando mis artículos y haciendo fortuna con ellos… Pero nada, ya sabéis lo que pienso de los derechos de propiedad intelectual: las ideas desde que flotan son de quien las agarra.
Lo importante es que la información llegue y al menos hemos ido consiguiendo que estos periodistas que pagan el alquiler jugando a ser más anti-chinos que Trump, cambien el foco. Que no vean siempre mal todo lo que hace China y se den cuenta al final que no se trata de ser pro-chino, sino de observar lo que pasa en el mundo de manera más o menos aséptica y cuando alguien lo hace bien, pues lo hace bien, por muy mal que te caiga.
Desde entonces han pasado muchas cosas… No he ido actualizando la narración con minuto y resultado cada vez que alguien anotaba un gol… Pero uno de los puntos que me causó mayor sorpresa fue el intento de China de incorporarse al TPP.
La historia del TTP
Para los que no conozcáis toda la historia os la explico en un par de minutos. El TPP (Tras-Pacific Partnership) era el tratado (como dice el nombre) del pacífico en el que EEUU pretendía mantener su posición hegemónica en este lado del globo. Puede que os acordáis del TTIP: era lo mismo (entre comillas) en el atlántico entre EEUU y Europa.
Con estos acuerdos se reducían aranceles, se liberalizaban mercados… era un win-win que consolidaba a EEUU como primer socio comercial en zonas donde o bien China había avanzado considerablemente o bien ya había adelantado a EEUU en intercambios comerciales.
Y centrándonos en Asia, el TPP dejaba intencionadamente fuera a China.
Si no sabéis por qué se firman estos tratados, pensad en la Unión Europea. Las marcas de coches alemanas tenían un espacio muy pequeñito sin aranceles: únicamente Alemania. Y fuera de su país salen a competir en igualdad con sus rivales en todos los mercados del mundo. Las marcas americanas sin embargo, les ocurre lo mismo pero su mercado base, EEUU, es muchísimo mayor.
La idea aquí es, si tu mercado base, el terreno de cultivo donde puedes ganar una cuota considerable casi sin esfuerzo es mayor, esto te permite alcanzar una economía de escala notable y abaratar precios.
Lo estoy resumiendo mucho porque no es el objetivo del episodio, y cuando hablo de aranceles hablo también de regulaciones; lo simplifico para que lo entendáis pero si hay una marca de productos coreana que vende 1000 unidades en Corea, y quiere pelear por el mercado uruguayo… El precio de salida es el que me otorga mi producción actual que son esas 1000 unidades. Es decir, voy a intentar vender el 1001 en Uruguay. Si yo soy americano y vendo 10.000.000 de unidades en EEUU, cuando entre al mercado uruguayo a vender la 10.000.001 me va a ser mucho más sencillo porque mi coste de producción es mucho más bajo… Incluso puedo empezar regalando el producto para reventar a mis competidores ya que 1 unidad con respecto a 10.000.000 es insignificante mientras que 1 unidad respecto a 1000 tiene comparativamente más importancia.
Al producir 10.000.000 tengo acceso a una maquinaria muchísimo más competitiva, compro mayor cantidad de materias primas y por tanto me proveo a mejor precio con lo que mis costes bajan, estoy mucho más adelantado en la curva de aprendizaje, he pulido muchísimos detalles, tengo acceso a más financiación; es a priori muy difícil competir contra mí…
En la UE pensamos que queríamos auto-beneficiarnos de esa economía de escala, cuando vimos que los coches japoneses desafiaban a la industria alemana, el este de Europa o incluso Turquía amenazaban la posición del turismo español y cada país de Europa tenía productos que le quería vender al resto de los europeos compitiendo en mejores condiciones que países de fuera de la Unión Europea.
EEUU en algún momento pensó que su mercado interior no era lo suficientemente grande y que si todos los países estaban creando estructuras supranacionales para agigantar su mercado ellos debían hacer lo mismo.
China se había pasado 20 años firmando acuerdos de libre comercio (sí sí, libre comercio, lo más anti-socialista y anti-proteccionista que existe a nivel de comercio internacional) y adelantando a EEUU por donde más le dolía: intercambios libres y desregulados.
Distintos puntos de vista en oriente y occidente
EEUU en algún momento debió entender que su liderazgo tenía fecha de caducidad y se postuló como adalid del capitalismo en estos dos acuerdos a su derecha y a su izquierda: el TTIP y el TPP.
El TTIP tuvo mala pinta desde el principio: la derecha empresarial europea en seguida vio sus privilegios en peligro y pensó que las empresas americanas les robarían cuota de mercado y estos empresarios decimonónicos que viven más de la teta del Estado y tienen miedo a competir rápidamente llenaron la prensa de peligros, injusticias y riesgos para la “estable» Europa. La izquierda Europea hizo el resto movilizando a sus masas con argumentos anti-americanos. Otro ejemplo más de derechas e izquierdas jugando el partido con la misma camiseta.
En el pacífico la cosa fue distinta. Países mucho menos intervencionistas vieron rápidamente las virtudes y firmaron. El acuerdo eran un win-win en el que se dejaba fuera a China y colocaba a Vietnam (enemigo íntimo chino) entre otros como gran país productor en la región. Si ya son más baratos de serie, imaginad si le quitamos los aranceles para que pueda competir sin problemas con los productos chinos en un mercado que supone el 40% del PIB mundial.
China podía incorporarse después, pero las normas las habían puesto otros. Es decir, en lugar de decidir entre todos qué película vamos a ver al cine, la decidimos nosotros antes y luego tú si quieres te unes. Claro, China no quería quedarse sin ver la película. Estaba contra la espada y la pared: o aceptaba llegar como un invitado de última hora al acuerdo, sin influencia y con voz y voto devaluados o se quedaba fuera de la fiesta.
Entonces llegó Trump e hizo lo que sólo Trump sabe hacer: volcar el tablero de juego. El enviado de la derecha americana (ojo de nuevo con las etiquetas) subió aranceles, aumentó la deuda como nunca y lo más significativo, inició una cruzada contra el libre comercio que le llevó a sacar a EEUU del TPP y… con el TTIP muerto, los estadounidenses volvía a centrarse en su patio trasero (América del Norte) y fiar el resto del mundo a su influencia militar. Mala jugada a mi juicio pero el tiempo dirá.
El RCEP fue la respuesta de China. La actitud era de “no voy a entrar en vuestro acuerdo como un personaje prescindible a quien nadie le importa, creo mi propio pacto». No me extiendo en él porque ya lo he tratado con anterioridad pero el golpe en la mesa fue majestuoso.
Hasta aquí tengo que decir que todo más o menos era previsible y los seguidores más fieles del podcast teníais análisis previos a cualquier medio internacional, pero para ser justo os voy a contar dos goles por toda la escuadra que no vi venir.
Rescatando rivales y cambio de paradigma
El primero ha sido la intención de China de entrar en el TPP. ¿Para qué? Si con el acuerdo que ha creado China y la salida de EEUU del TPP ese pacto ya estaba muerto. ¿Qué sentido tiene? Sólo a un chino con su pragmatismo se le ocurriría revivirlo para aprovecharse de él. Cualquiera de nosotros bailaría sobre la tumba de nuestro rival pero los chinos no. Ya te he ganado, te tengo arrodillado, ahora en lugar de ejecutarte te incorporo a mis filas.
Los que hayáis visto series históricas chinas (por desgracia la mayoría no han llegado a Europa y hay que verlas en chino), habréis visto esta situación miles de veces. El general vencido que pide ser ejecutado para salvar su honor y el vencedor, sin embargo, le propone unirse a él y liderar su ejército en el frente ¿Quién puede ser más fiel a ti que un tipo a quien le salvaste la vida? El choque cultural que nos propone China a veces es sensacional.
Cierto es que los pactos tienen objetivos diferentes y una gran parte de los miembros cambia. Mientras en TPP se centraba en el pacífico e incluía varios países de Latinoamérica y Canadá, el RCEP incluye se centra en Asia e incluye países como Tailandia, Filipinas, Camboya, Myanmar, etc. ¿Qué países se solapan en los dos acuerdos? Japón, Australia, Nueva Zelanda, Singapur… algunos de los pesos pesados de la región, entre otros.
El segundo gol por la escuadra que os confesaba que no vi venir fue la firma de un acuerdo con la UE mientras se contaban y se recontaban los votos en Arizona. No sé como convencieron a los europeos pero claramente aprovecharon ese momento de desconcierto en nuestro insuperable sistema que se da cada cuatro años donde, por unas semanas, nadie responde al teléfono.
China entra en escena
Esta era la intro del episodio, poneros en situación y ahora vamos al tema porque habrá quien lleve unos minutos leyendo el título y pensando… ¿Qué tiene que ver Messi con China, con el Acuerdo del pacífico o con que los chinos tengan ya robots haciendo barranquismo en Marte?
Estamos viviendo un cambio de paradigma a nivel mundial. Cuando en 2017 por primera vez veíamos a un presidente chino llegar al foro de Davos y hacerlo para promover la globalización y el libre comercio mientras Trump tartamudeaba aranceles, el mundo occidental que sigue pensando en blanco y negro no supo leer el mensaje.
Además, no había que ser experto en lectura de labios o en comunicación no verbal… No fue necesario leer entre líneas, Xi Jinping no pudo ser más explicito: «Globalización y libre comercio». Ese discurso, se lo podía haber escrito cualquiera que lea mis artículos desde hace 15 años. Pero no sólo iba una década tarde quien se enterara entonces, es que la mayoría no lo tomó en serio.
Pensaban que era un brindis al sol de un peligroso estalinista con una agenda oculta. Claro, te dice esto gente que jamás ha pisado China y piensa que ciudades como Shenzhen están llenas de empleados públicos y han crecido gracias al intervencionismo estatal.
__________
En estos años en los que hemos ido viendo como China superaba a Japón y se ponían segundos o como superaban a EEUU en PIB (ajustado a paridad de compra) y se colocaban primeros… Y como en algún momento superarán en PIB o más difícilmente en PIB per cápita, hay algo que me ha hecho pensar y le he dado muchas vueltas en mis análisis: ¿Se puede liderar el mundo sin ser un líder? ¿Qué tan importante resulta la habilidad de liderazgo en geoestrategia? Parafraseando a Unamuno, entre otros: ¿Basta con vencer o además hay que convencer?
Una cuestión de liderazgo
El liderazgo es algo que a EEUU se lo otorgamos por descontado pero… ¿Es algo que se posee de forma orgánica por el simple hecho de ser el mejor? ¿O es algo en lo que hay que trabajar? ¿Cuántas veces proyectos con grandes profesionales han embarrado porque ese número uno en su sector no tenía madera de líder? Lo comenté hace dos años en una reunión con mi instituto en Beijing. Lo llamé «síndrome Messi” para poder plasmarlo y que supieran extrapolarlo… Porque no quería malinterpretaciones y que se pudieran sentir ofendidos.
EEUU cuenta con un liderazgo natural (o trabajado me da igual) impresionante. No sólo consigue que los demás le sigan, consigue que se sientan cómodos haciéndolo incluso que lleguen a presumir de ello. Países como Reino Unido, que justamente le pasó el trono a los americanos en algún momento, podía sentirse menospreciado y, ¡para nada! Sorprende como además siendo una ex-colonia suya, cedió la corona sin jugar la final.
Países como Francia o Alemania (muy orgullosos ellos) viven muy cómodos siendo tutelados. Corea o Taiwán son países felices de vivir a la sombra del tío Sam. Qué decir de Japón, un caso único en la historia.
No me extiendo con ejemplos en el resto del planeta porque si entramos ya en el mundo islámico y cómo la mitad de éste vive feliz de ser el amigo del país que extermina a la otra mitad… Es sensacional lo complejas que son las relaciones internacionales y cómo EEUU vive en su salsa.
Y Cuidado, EEUU van primeros pero ir primero -ser el mejor – no implica ser un líder. Y China puede llegar a ser el mejor -si no lo es ya- pero (a mi juicio) carece de liderazgo. Sólo hay que ver el prestigio de la moneda de unos y otros, un tema en el que no quiero entrar mucho porque lo toco muy a menudo en el podcast.
Cuando alguien en Georgia o en Camboya me dice que se fía más de China que de EEUU le pregunto cuál es el color predominante en su caja fuerte. No me interesan sus intenciones anunciadas sino su preferencia revelada y ahí, los billetes verdes le dan 20.000 vueltas al resto de la paleta de colores (incluyendo el yuan chino). Obviamente el liderazgo no es «sólo» que se desvivan por los papelitos que imprimes, pero también es que se desvivan por los papelitos que imprimes.
Más allá del papel-moneda que por suerte no es todo lo que importa en el universo… Hablemos de relaciones internacionales. China ha crecido muchísimo en el mundo a base de pactos, comercio, intercambios, pero la sensación es que China tiene socios, no amigos. Y algo que aprendí cuando me inicié en el mundo de los negocios es que todos los clientes que ganes por precio los perderás por precio. Siempre hay alguien que vende más barato.
China, EEUU y el marketing
Más allá de esos socios, démonos una vuelta por el vecindario. Si bajamos a la calle, miramos lo que tenemos en frente y prestamos atención a lo que se opina de China en Asia, el paisaje resulta desolador. Siempre explico que me sorprende que tras las bombas atómicas de EEUU en Japón, el enemigo principal de los nipones sea China. Que las atrocidades que realizaron los japoneses en países como Filipinas, el país más odiado allí no sean los japoneses sino los chinos. Que tras el colonialismo holandés, británico o francés en países como Indonesia, Camboya, etc. El enemigo número 1 sean los chinos.
Y dices, bueno, pero eso pasó hace mucho tiempo… Quizá se hayan olvidado. ¿Y qué hay de Vietnam? Su guerra con los EEUU acabó ayer por la tarde. No hay que echar mano de los libros de historia, hay testimonios vivos de lo que allí se hizo. No sé ahora mismo pero hasta hace muy poquito, varias décadas después de terminar la guerra todavía nacían bebés con malformaciones por culpa de las armas químicas con las que los americanos regaron Vietnam y no sólo Vietnam (os sonará el agente naranja… Buscad en Google imágenes y descubriréis cosas que no se le ocurriría a un director de películas de terror por muy retorcido que sea).
Pero si le preguntáis a los vietnamitas, a quien más odian es a los chinos. Que tuvieron una mini-guerra después, sí, que son vecinos y ya sabemos que los vecinos siempre se llevan mal… Compartía en Twitter el otro día una foto de campesinos vietnamitas obligados a caminar por un campo de minas… Siendo usados por los marines americanos como detectores humanos. ¿Ha hecho algo de todo eso China? No, pero como siempre digo, en marketing a los americanos no hay quien les gane. Es alucinante lo bienvenidos que son en lugares donde han inmortalizado prácticas que asociaríamos a lo peor del comunismo o del nazismo.
Sea como fuere, China no ha sabido venderse. No son bienvenidos, son habitualmente acusados de enriquecerse en países donde la población local parece no saber hacerlo y cual mercader de Venecia, se les escupe, se les vilipendia y en los peores casos… Se los expulsa. Hay mucho trabajo comunicativo -de marketing- ahí para realizar.
Pero claro ¿Cómo lideras el mundo cuando no tienes el respeto de tu interlocutor? Siempre que discuto con mis socios chinos sobre todo en cómo tratamos al personal suelo explicarles que el respeto se obtiene únicamente por dos vías: miedo y admiración. Y no quiero que los miembros de nuestro equipo nos tengan miedo, quiero que nos admiren.
Jugando la carta del miedo
Aterrorizar a alguien para que te respete va en contra de todo lo que yo defiendo… Pocas cosas me provocan más rechazo. Pero entiendo que para algunas personas, de forma a veces inconsciente resulta muy atractivo, porque cuando te sientes poderoso y te acostumbras a someter al resto porque descubres que el miedo es la puerta más accesible a nuestro cerebro… Te vuelves más poderoso, y cuanto más poderoso más miedo infundes y entras en un círculo vicioso del que es difícil salir.
Me da pánico pensar que China como país empiece en algún momento a jugar la carta del miedo. Y algunos dirán: ya lo hacen. No, honestamente no. Están a años luz de lo que hace EEUU, de lo que hizo la Unión Soviética o de lo que hicieron las potencias coloniales europeas. Pero a veces es cierto, temo que les entre la tentación porque el poder tienta. Y confieso que a veces pienso que esto no ha pasado todavía pero le quedan cinco minutos.
Y me fastidia, porque hay un montón de periodistas que llevan anunciándolo desde hace varios siglos y cuando ocurra -si ocurre- dirán: “ves”. Si ya dicen “ves” inventándose pruebas contra China, imaginad cuando ocurra de verdad. Es tan macabro pensar que están deseando que ocurra, que todo vaya mal… El “cuanto peor mejor”. Como dice Gustavo Lazzari: «hay quien entre el Titanic y el Iceberg hincha por el Iceberg”.
Pero bueno, con estos bueyes hay que arar y, lo que tenemos es un aspirante a hegemón mundial que no tiene el marketing de América, no tiene un Hollywood regando el mundo de películas donde nos emocionamos cuando el héroe chino después de recibir 20 balazos de torturadores americanos sin escrúpulos ve la bandera china, saca fuerzas de flaqueza y consiga matarlos a todos y salvar a los niños. Si os parece exagerado, revisad las películas con las que hemos crecido en el «mundo libre”.
Alternativas
¿Cuál es/fue mi sugerencia para combatir esa a priori falta de liderazgo? Que sean magnánimos, para empezar. Si ceden, si regalan, pueden ganar muchos aliados. Hay muchísimos conflictos en los que China podría ceder perfectamente, perder a corto plazo y ganar un prestigio considerable a largo plazo. Estoy pensando en las islas del pacífico, norte y el sur (con diferentes vecinos implicados), estoy pensando en la frontera con India, con Nepal, en cositas con Tailandia o con Korea… Todo junto no es ni 1% de los combates que tiene China sobre la mesa y que sí le conviene pelear.
Si no tienes esa capacidad de liderazgo innata, tienes que esforzarte el doble para caer bien. No todos nacimos guapos, algunos tenemos que trabajar para parecer encantadores. Porque si además de feo eres insoportable, va a ser muy difícil que alguien se te acerque.
Volviendo a China, la clave es no caer en el síndrome Messi. Puedes ser el mejor del mundo, el mejor de tu época o incluso el mejor de la historia y paralelamente puedes ser un pésimo líder incapaz de empujar al equipo cuando vengan mal dadas.
No lo sabemos, quizá China tenga una habilidad innata para dirigir equipos y me esté equivocando. Con mi experiencia sobre el terreno, tengo mis dudas. China tenía/tiene un plan para ser el número 1, pero no tengo tan claro que tenga un plan para liderar equipos de trabajo y que acuerdos como el RCEP no se conviertan en un nido de víboras.
Otro input que me hace reafirmarme en mi teoría es la nueva ruta de la seda. Era un proyecto que debía agrupar países y lo que voy observando es que China funciona mucho mejor en reuniones bilaterales, pactos uno a uno especialmente con países con economías muy desiguales a la suya donde tienen mucho que ofrecer y le cuesta relativamente poco convencer a su contraparte que por el contrario en eventos multilaterales donde todavía no consiguen levantar la voz y que el resto coincida sin peros; ahí China no juega cómoda.
Liderar no es sencillo. También pensad, y esto lo entenderéis desde la política en vuestros países… Es muy cómodo vivir en la oposición. A veces siento pena por los que ganan las elecciones.
Criticar, prometer… Proponer planes imposibles, pero llegas al gobierno y ahí las balas son de verdad. No se vive con la misma comodidad conspirando desde el segundo lugar que liderando. El brazalete de capitán hace que todas las miradas se focalicen en ti. Hay quien lo lleva bien y ese brazalete le da energía extra, se crece, dirige a sus compañeros, pega un grito y todo el mundo obedece feliz… Y hay quien es más tímido, quien no disfruta las entrevistas ni la vida pública, quien no sabe pegar un golpe en la mesa para variar el curso de los acontecimientos, quien le siente mucho mejor hablando en el campo que en la sala de prensa.
Y China, como Messi habla mucho mejor en el campo. Es capaz de meter tres goles y ganar el partido jugando con 10 cojos al lado, pero cuando tienes un mal día miras a derecha e izquierda no hay nadie más para tirar del carro y en lugar de agitar a los demás con energía, agachas la cabeza y te derrumbas.
Ausencia de ego
Otro atributo del “síndrome Messi” que le otorgo a China en su defensa es que nunca han pedido estar en ese altar donde los elevan.
Él no había pedido nada, el nunca presumió de ser el mejor, nunca reclamó los halagos, pero los mismos que lo encumbraron después lo criticaban por no ser infinitamente mejor que los adjetivos que le regalaban.
Con China pasa un poco igual: nunca alardean ni se vanaglorian de nada, somos los demás los que especulamos sobre su liderazgo a nivel mundial, ellos nunca han presumido de nada más que de mejorar todos los días, salir de la pobreza, etc. No compiten en adjetivos. Hablan de EEUU con respeto (esto está cambiando, lo trataré en un episodio porque se han cansado de ofrecer la otra mejilla) pero hasta ahora siempre han mirado con admiración al mundo occidental; nada de ego, ni muchísimo menos sentimiento de superioridad.
Es interesante como en ese símil con Messi, los engrandecemos con adjetivos desproporcionados y después les echamos en cara las lagunas que se desprenden, no de su comportamiento sino de nuestro análisis.
En fin, antes de terminar decir que el liderazgo no es algo binario… O se tiene o no se tiene… No. Tampoco es algo que venga en la genética, aquí dudo, no soy un experto en este campo pero he trabajado con personas que a priori no tenían esas capacidades de liderazgo y a base de darles oportunidades, empoderarlos y confiar en ellos se han convertido en grandes líderes.
No sé si lo llevaron siempre dentro y era algo que simplemente había que dejar volar… Tampoco sé cuál es el caso de China, como siempre, a su favor decir que es un país que a pesar de sus renombrados 5.000 años de historia… prácticamente nació de nuevo hace cuatro décadas. No podemos pedir que tengan sus habilidades desarrolladas al mismo nivel que países como llevan un siglo perfeccionándolas. El liderazgo también tiene su curva de aprendizaje.
Os dejo con un proverbio del mismísimo Lao Zi: «el que conquista a otros es fuerte; el que se conquista a sí mismo es poderoso»