China siempre se ha caracterizado por tener una mano de obra barata, convirtiéndose en un lugar rentable para las empresas que quieran trasladar su producción en el gigante asiático. Sin embargo, estudios del FMI (Fondo Monetario Internacional) demuestran que China está pasando por un cambio en su panorama laboral.
El país debe su crecimiento acelerado -en gran parte- por la mayor participación de los trabajadores en la producción, pero en los últimos años, debido al aumento de los salarios y a las exigencias de mejores condiciones laborales, esta idea de que China dispone de mano de obra barata, está a punto de desaparecer.
Este cambio tiene sus consecuencias positivas que inciden en los precios, los ingresos y los beneficios empresariales en China, provocando la evolución del comercio, el empleo y los precios además de reducir las brechas económicas entre la sociedad.
Aunque, por otra parte, en la actualidad, la mano de obra del litoral es mucho más cara provocando el traslado de la producción de la zona costera al interior (donde reside la mano de obra rural).
Si se facilitara la migración del campo a la ciudad mejoraría la situación ya que la escasez de mano de obra se podría evitar si se produjeran reformas en el sistema hukou o la política del hijo único, puesto que, otra de las causas es el inevitable envejecimiento de la población y la baja fecundidad, reduciendo así la población activa (15-64 años) en menos de 10 años.
En 2010, China ya alcanzó sus máximos de excedente de mano de obra (manteniendo este hecho durante 20 años desde 1992), con 151 millones, aunque esta cantidad cada vez va disminuyendo. Una de las causas que ha contribuido también este descenso ha sido, en parte, por la crisis financiera del 2008 que se redujo la demanda de la mano de obra.
Se prevé que para el 2015 serán 57 millones y 33 millones para el 2020 (cuando se espera que alcance el punto de inflexión de Lewis, entre el 2020-2025).