Las ventajas del “Made in China”

Aunque algunas compañías han anunciado que están buscando desplazarse a otros lugares, hay pocas evidencias de un aumento real y sistemático en el número de empresas que están desplazando su producción de China a otros lugares a raíz de las disputas comerciales existentes.

Las multinacionales con fábricas en China se muestran bastante preocupadas por el posible aumento de los aranceles a la importación en Estados Unidos pero las evidencias muestran que la mayoría de fabricantes no se plantean alejar su producción del continente asiático.

Lo que sí es cierto es que algunas empresas han anunciado que piensan reconfigurar su estructura productiva. El fabricante de chips de memoria surcoreano, SK Hynix, afirma que tiene la intención de mover parte de su producción a su tierra natal. Foxxcon, con sede en Taiwan y famosa por ensamblar el iPhone, ha comentado la posibilidad de expandir su producción a Vietnam. También desde Toshiba Machine Co y Komatsu se han realizado filtraciones de que piensan mover parte de su capacidad productiva a otros lugares fuera de China. Los fabricantes de productos en masa y de bajo margen comercial han ido rotando por Asia durante años en busca de mano de obra más económica, por lo que es difícil determinar hasta qué punto estos cambios políticos recientes son parte de una tendencia para diversificar la producción hacia lugares más ventajosos o no. Sea cual sea el motivo, hay poca evidencia de un aumento masivo de empresas que relocalizan sus fábricas a raíz de las disputas comerciales actuales. Como muestra, el déficit comercial entre Estados Unidos y China en 2018 fue de 419 mil millones de dólares, alcanzando un máximo de 10 años y a pesar de todas las amenazas arancelarias que rondan los mercados.

Si bien podría haber quien pensase que estos datos son el resultado precisamente de un aprovisionamiento previo por lo que pudiera pasar, no parece ser así ya que, por ejemplo, los niveles de inversión en capital en el resto de Asia son más bajos en 2019 en comparación con el mismo periodo de 2018. Si las empresas estuvieran preocupadas se esperaría que estas inversiones aumentasen para hacer acopio antes de cualquier posible imposición. De hecho, los pedidos a los constructores de maquinaria japoneses, un indicador muy útil que mide la inversión en nuevas capacidades de fabricación, también se han reducido en el mismo periodo.

Todos estos datos son indicadores de que las preocupaciones iniciales ante un posible éxodo masivo de China en respuesta a las tensiones comerciales son exageradas.

A pesar de que ciertos fabricantes vean el problema arancelario como un signo de alarma, para la mayoría de ellos los beneficios de quedarse en China son mayores que los posibles inconvenientes.

Algunos factores como el creciente proteccionismo y el aumento de los salarios de los trabajadores chinos son cuestiones a tener en cuenta, pero incluso este aumento de los salarios tiene su lado positivo para las empresas. La clase media china ya se cifra en unos 400 millones y se espera que crezca hasta los 850 millones para el año 2030. Los trabajadores chinos tienen cada vez más dinero disponible. Y aún hay más factores que reclaman su protagonismo en cuanto a los beneficios de seguir fabricando en China. La parte continental tiene un ecosistema en su cadena de suministro sin rival en ningún otro lugar del mundo. Los clusters creados basados en producción de piezas que han crecido alrededor de centros como Shenzhen y Chongqing tardarían años de trabajo y miles de millones de dólares en reproducirse en otros lugares de la región. China está a años de ventaja del resto de Asia en infraestructuras. Los enlaces ferroviarios y aéreos permiten localizaciones más económicas para los fabricantes.

Su sistema educativo está generando millones de nuevos graduados universitarios año tras año, las nuevas leyes de propiedad intelectual han otorgado una protección adicional a la tecnología patentada, y las autoridades están trabajando intensamente para hacer que la vida de los exportadores sea más fácil: por ejemplo, la ciudad central de Chongqing, que fabrica un tercio de los ordenadores portátiles del mundo, redujo los tiempos de despacho de exportación en un 98% en 2018.

Para la mayoría de los fabricantes, parece que las ventajas del «Made in China» superan la
amenaza de los nuevos aranceles estadounidenses.

Fuente:

https://www.scmp.com/

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