Llueve en Madrid, llueve en España

Torres del Obispo, es un pequeño pueblo de Huesca donde solía veranear de pequeño. Una vez, contaban los lugareños como, huyendo del calor de las 3 de la tarde (las 4, hora de Franco¹), camino del dominó, buscaban en aquel cielo azul las tormentas que anunciaba la radio. Ni rastro!

Llueve en Madrid, llueve en España.

España vivía la época del “Una, Grande y Libre”. Centrándonos en el “Una”, la probable falta de información, llevaba a extrapolar realidades de la capital a todos los rincones del país, provocando situaciones absurdas.

Hace unos días leía un artículo que decía así:

«Hu Xiao no es un trabajador común y corriente en China. No cultiva tierras, ni cumple turnos en una manufacturera o en una fábrica electrónica»

Es difícil analizar una frase más cargada de tópicos, anacrónica e incluso ofensiva. Pero como ya lo hemos hecho en distintas ocasiones, lo dejo en recomendar al autor visitar China. Sigue sorprendiendo leer análisis de los ’90 en la segunda década del siglo XXI.

Imaginen una entrevista a un español en un periódico alemán que empezara diciendo: “Luis Fernandez no es un trabajador común y corriente de España. No es camarero de un chiringuito de la playa ni un jornalero sin estudios”.

¿Qué ha conocido ese buen hombre de España? ¿Y en qué época dejó de informarse? Ahora piensen que China es 30 veces más grande que España. Piensen también que en China los datos envejecen a una velocidad muy superior de lo que lo hacen en Europa. En 25 años, China ha vivido lo equivalente 75 de Europa. Es decir, han pasado de una pobreza muy superior a la que se vivía en la posguerra Europea a unos indices de crecimiento sin parangón en la historia de la humanidad. Con estas dos variables tan poco asemejables a nuestros estándares (tamaño del país y velocidad de cambio), unidas a nuestra total desinformación, deberíamos revisar la forma con la que nuestras verdades absolutas describen al país.

Pero casi 80 años después del “Llueve en Madrid, llueve en España”, con los medios actuales, seguimos cometiendo los mismos errores. Adoro a los blogueros de Shanghai o Beijing que nos cuentan sus andanzas en China pero, valdría la pena puntualizar, casi a diario, que sus andanzas se producen ahí, en Shanghai, Beijing o donde vivan. China tiene la población de 2 Europas, y es tan injusto extrapolar lo que ocurre en un pueblecito de Almería a la población de España o incluso de Europa, como asociar tu experiencia en tu ciudad a todo un país de estas dimensiones.

Nos encantaría ver más información sobre los Uigures, la raza musulmana mayoritaria en la provincia de Xinjiang, la vida y costumbres tibetanas, más allá de los tópicos del conflicto político, las relaciones de la «Mongolia interior» con Mongolia, o de las regiones de “dongbei» con Rusia, las similitudes culturales de Fujian y Taiwan, regiones riquísimas culturalmente como Qinghai o Ningxia prácticamente ignoradas, y un largo etc. Así China dejaría de ser Shanghai, y pasaría a ser China.

En el año 2015 ya sabemos que cuando llueve en Beijing, quizá no lo haga en Kunming² . Ahora, nos falta descubrir que quizá, las sociedades de uno y otro lugar, separadas por 2700 Km, sean más diferentes de lo que tendemos a asegurar cuando generalizamos.

1. Durante la dictadura franquista, se cambió la hora de España, asemejándola al centro de Europa y huyendo de su posición natural definida por el Meridiano de Greenwich.

2. Kunming, capital de la provincia de Yunnan, con gran diversidad racial y cultural.
 
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