Existe un gran debate para determinar si en el nombre de la capital de China debemos usar Pekín o Beijing.
El nombre de Pekín es la traducción en español de la ciudad, y según la RAE, Real Academia Española de la Lengua, debemos usar este término si se refiere a la capital del país asiático porque se deben utilizar los topónimos de traducción y no oficiales al hablar en castellano. Existen otros ejemplos de traducciones de ciudades en español como London/Londres, Moskva/Moscú, Torino/Turín o New York/Nueva York. Aunque los extranjeros que viven en China utilizan Beijing porque es el nombre oficial, muestra más respeto hacia los habitantes de China y les suena raro utilizar el nombre de Pekín, pero si alguien sigue utilizando Pekín suele ser turista que está de vacaciones o lleva muy poco tiempo viviendo aquí.
Sin embargo, Beijing es el nombre oficial utilizado en la República Popular China. Su significado es “Capital del Norte”.
A lo largo de su historia la ciudad ha tenido diferentes nombres hasta llegar al actual nombre de Beijing: La ciudad empezó llamándose Ji o Ki; posteriormente una tribu del norte llamada Khitan, convirtió la ciudad en su capital, llamándola Yangjing (aún se conserva en el nombre de la cerveza local y en una universidad de la ciudad fusionada con la Universidad de Pekín). Cuando se trasladó a la ciudad la dinastía Ming, ésta pasó a llamarse Beiping que significa “Paz del norte”. El nombre de Beijing se recuperó durante la ocupación japonesa y, en 1949, la República Popular China otorgó Beijing como nombre oficial de la capital del régimen.
Sigue habiendo un debate de cual es el nombre que se debe utilizar, algunos medios de comunicación en español utilizan Beijing nombre oficial que es utilizado por el gobierno chino, pero otros medios siguen utilizando la traducción en español de Pekín.
Pekín podría proceder del chino cantonés por similitudes fonéticas pero el resultado es que la trascripción oficial china del sistema Pinyin es Beijing y Pekín es el nombre traducido a nivel internacional.
Una reflexión: Las olimpiadas se denominaron Beijing 2012, y de ese modo China intentó explicarle al mundo sus preferencias, seguimos insistiendo en traducir y cambiar nombres que para muchas personas suponen parte de su historia, en cambio respetamos marcas y logotipos con registros oficiales…