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La pobreza en China, por Adrián Díaz

Tras la entrevista que me realizó Mònica Terribas en «Els Matins” de Catalunya Radio, algunas personas me pidieron que aclarara mi afirmación sobre si los pobres de China viven mejor que los ciudadanos pobres de España, que pese a estar algo descontextualizada, fue portada en diferentes medios y fueron muy interesantes los debates que se crearon, también entre la comunidad de expatriados de China.

Aprovechando la polémica, haré hincapié en lo que significa ser pobre y, sobre todo, en lo que significa ser pobre en China.

¿Qué es la pobreza?

China es un continente; demasiado grande para generalizar. Cada extranjero vive su propia experiencia en China. Es posible hablar con dos extranjeros que te cuenten experiencias opuestas y las dos sean ciertas.

También, obviamente, es posible que ninguna lo sea. De la misma manera que en la era de internet todos creemos ser unos expertos en nutrición, política o medicina, la economía no se salva y todos tenemos opinión.

Yendo al tema de la pobreza, en primer lugar, deberíamos ser muy cautos con este término. Suele utilizarse muy a la ligera sin que todos los participantes de una discusión tengan una misma definición sobre el mismo.

Si nos vamos a la RAE, la palabra pobreza nos remite a pobre y en pobre encontramos que es el necesitado y, aclara, el que no tiene lo necesario para vivir.

De nuevo, esta definición deja muy abierto el término. Podría, desde no incluir a nadie, ya que todo el que no tiene lo necesario para vivir, por el mismo significado del término, ya habría muerto. De estar vivo, tendría lo necesario para vivir y, por tanto, no sería pobre.

Como digo, desde no incluir a nadie a incluirnos a todos. Porque, ¿a quién no le falta algo para vivir? Un coche, un móvil nuevo, una pareja, salud, trabajo, etc.

De hecho, es tan difícil definir qué es ser pobre, que se producen convenios para poder etiquetarnos y así decidir lo pobres que somos.

Existen como mínimo 3 formas de medir la riqueza desde un punto de vista material. Por nivel de rentas (ingresos), por nivel de patrimonio y por capacidad de consumo. Son tan diferentes estas mediciones, que en términos de desigualdad vemos como si en ingresos España es uno de los países más desiguales de Europa, en riqueza es en cambio uno de los países más igualitarios por encima de países como Alemania o Dinamarca, mucho más desiguales. Aunque intuitivamente, tendamos a pensar lo contrario.

Medir la pobreza es mucho más complejo y hay muchos más convenios de medición. En función al país o la organización que la mida, podemos hablar de pobrezas relativas o absolutas, el Banco Mundial mide la pobreza extrema y algunos países se rigen por un sistema de líneas de pobreza, pobreza multidimensional y pobreza combinada. Además, hay métricas de riesgo de pobreza y riesgo de exclusión social que complican todavía más las comparativas.

El más común, cuando en las noticias nos intentan impresionar con un dato: el de pobreza extrema. Suele asociarse a las personas que viven con menos de 1$ estadounidense al día. Pero no es del todo así. También habremos escuchado 1,25, 2$ y otras cifras. Esto es porque necesitamos asociarlo al precio del dinero en cada momento. Ya que 1$ tenía diferente valor hace 100 años que ahora.  Así, cuando hablamos de 1$ al día, nos referimos a 1$ de la economía americana de 1995. Y cuando lo hacemos en 1,25$ nos referimos a 2005.

Bien, hablemos de China. La pobreza extrema en China es menor del 1%. En Estados Unidos es del 5,4%.

Los sistemas de medición

Lo que intenté explicar el día de la entrevista es que los occidentales nos dedicamos a crear sistemas de medición, conceptos, métricas, que funcionan razonablemente bien en nuestras economías y son relativamente aplicables a países vecinos. De esta manera podemos ver si España crece más que Francia, si el nivel de desempleo en Chile mejora con respecto a Argentina, etc.

El fallo sucede cuando intentamos extrapolar estos conceptos a China, es imposible. Ya no porque los conceptos muchas veces no tengan sentido, sino porque la toma de datos de esos conceptos es muchas veces distinta o incluso imposible.

Y tras años de experiencia en China, viviendo en diferentes provincias y, sobre todo, en el interior del país. Te das cuenta de que estos sistemas que menciono patinan y patinan considerablemente.

No es algo que me invente yo basándome en información de campo y experiencias diarias en casi una década y media de inmersión. Es que el propio primer ministro chino sustenta mi tesis. En un artículo que escribí hace 2 años donde destaco cómo el actual primer ministro Li Keqiang a través de unos mails filtrados por Wikileaks pone en duda que el sistema de medición de PIB en China sea efectivo y arroja unos datos exagerados. Esta filtración, bajo mi punto de vista, es una de las noticias más relevantes de la última década y apenas pasa desapercibida en la prensa mundial por el escándalo que podría suponer pensar que China crece al 3 y pico% en lugar del 6,5 o el 7 según las métricas convencionales.

No quiero entrar ahora en todo lo que supone esa disonancia de datos. Lo que pretendo es que entendamos que no es sólo el PIB (GDP en inglés) que posiblemente sea una de las métricas más estudiadas y analizadas del planeta lo que se está midiendo mal en China, sino todo. Y de ahí mi discrepancia a asociar a “pobre famélico” todo lo que nos dice la prensa que es pobre en China.

Pero es que no es la pobreza que es algo, como hemos visto, relativo, opinable y por tanto manipulable a nuestro gusto. Es que la población de Shanghai o Beijing, es una según las cifras oficiales y otra, un 30 o 40% mayor según las oficiosas. Y es que la ley del hijo único tan estricta y ordenada por el férreo sistema comunista resulta una broma en provincias del interior donde las familias han tenido 5, 6, 7 o los hijos que han querido durante todo el periodo de vigencia de la ley. Cada vez que leo un medio internacional hablar de un 20% de desempleo en China me pregunto qué China conocen, cuando hablamos de un país con desempleo negativo.

Es tan paradigmática la limitación de nuestro lenguaje cuando lo usamos de herramienta de análisis en China que nos bloqueamos cuando intentamos definir si Hong Kong es o no es un país. Cuántas veces habremos conversado sobre ello.

Un PIB de humo

Esto no sucede únicamente con China, pasa en muchos países. Por ejemplo, según el sistema de medición actual, la destrucción de recursos naturales incrementa el PIB de un país. Esto, en el primer mundo donde ya se han agotado la mayoría de los recursos naturales y se vive principalmente de la industria secundaria, terciaria o de agotar los recursos naturales de otros países no es sólo una medida errónea, sino que además es muy tramposa. De alguna manera estas mediciones incentivan a que los países subdesarrollados consuman sus recursos naturales (nos los vendan) para poder mostrar unos números positivos de su gestión.

De esta manera, talar bosques, contaminar ríos, destruir costas realizando pesca intensiva,…, todo esto genera producto interior bruto sin que importe el futuro. Y, ¿por qué pasan por el aro de estas mediciones? Pues porque las ayudas al subdesarrollo van habitualmente unidas a estas métricas creadas por países donde, de nuevo, sí tienen sentido.

Decía Keynes en la Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero, que «era mejor hacer un pozo y volverlo a tapar que tener gente desocupada” y desgraciadamente algo que podía tener sentido en la Inglaterra de los años 30 es una aberración que se sigue practicando a día de hoy en todo el planeta, porque, como he mencionado antes, cavar un agujero y rellenarlo genera PIB.

El PIB es igual a creación más destrucción en lugar de creación menos destrucción como cualquier niño podría razonar. Y por qué el PIB es igual a creación más destrucción: porque en el primer mundo híper-regulado y «adulto» no se suelen realizar acciones destructivas con la única intención de generar PIB.

Esto, de nuevo, si lo extrapolamos al tercer mundo, no siempre es así. Si para obtener un crédito necesito crecer, talaré un bosque entero y te venderé la madera, si además obtengo una subvención para descontaminar un río, mi motivación será contaminar más y más ríos para obtener más y más subvenciones algo que en economía se llama ley de consecuencias no deseadas.

¿Por qué sucede esto? De nuevo, porque los sistemas de medición de occidente no son extrapolables a según qué países.

Esto no pasa sólo en China, pasa en muchísimos países, pero en China se acentúa. Y si no entendemos esto nos sucederá lo que ocurre en lugares como Camboya, donde para una población realmente pequeña, de unos 15 millones de habitantes, hay 3500 ONG. De nuevo, otro ejemplo de personas del primer mundo con muy buenas intenciones aplicando recetas del primer mundo en el tercer mundo con resultados nefastos.

Precisamente por esto, seamos muy cautos cuando hablamos de la pobreza en China.

Os voy a poner otro ejemplo. La traducción de la palabra tenedor y cuchillo en chino no son palillos. Es un ejemplo que a veces utilizo y nos sirve porque es muy visual. Si buscamos en el diccionario tenedor y cuchillo nos equivocaremos porque en China se come de otra manera.  Pensamos que el chino es un idioma complejo pero la barrera cultural es muchísimo mayor que la idiomática. 

Y aquí fallamos. Adaptamos tenedor a chopsticks y pensamos que ya nos hemos adaptado a la comida china sin entender que los palillos son mucho más que una traducción del utensilio occidental. Los palillos son capaces de cortar cualquier tipo de comida que ponemos en nuestro bol; y eso ocurre porque la comida se cocina durante más tiempo, se hierve principalmente y eso provoca que nuestro estómago trabaje menos; el palillo no es el origen sino la consecuencia de un modo de cocinar. De la misma manera, la comida que entra en porciones menores en nuestro estómago y es más fácilmente digerible no requiere agua como acompañamiento como si lo hace en ese entrecot occidental.

Cómo funciona la economía china

Volviendo a la sociedad china y sus niveles de pobreza, para entender la realidad china y cuantificar su nivel de pobreza, tenemos que reflexionar sobre cómo es la toma de datos que nos da como resultado ese nivel de pobreza.

Cómo funciona la economía china, cómo funciona la emprendeduría en este país, cómo funciona la economía sumergida, cómo funciona la vejez, cómo funcionan las familias y todavía más, cómo funcionan las jerarquías familiares.

En la entrevista de radio no contaba con el tiempo que tengo ahora para expresarme y comenté, como ejemplo, el caso de los jubilados chinos. En China hay 200 millones de personas por encima de los 60 años. Estas personas, que en su gran mayoría están retiradas, trabajan en el campo o ayudan en el cuidado de sus nietos. Oficialmente no tienen ningún tipo de ingresos. Estas personas son oficialmente pobres. Y probablemente la mayoría, pobres miserables. Es decir, si definíamos la pobreza extrema como personas con menos de 1$ al día con las salvedades que ya hemos comentado, sí, ellos son parte de esa pobreza extrema.

Sin embargo, si nos acercamos a la China rural la situación cambia. Ojo: no hablo de esas ciudades de 1 millón y medio de habitantes que ni salen en los mapas y que consideramos aldeas en China. Hablo de aldeas reales, con 300 habitantes. Estuve viviendo en una de ellas algo más de un año, un ejercicio que recomiendo hacer encarecidamente. Perdernos conduciendo por China y pararnos en una aldea aleatoria de la China interior, ver cómo viven estos jubilados con, oficialmente, menos de un dólar al día. Nos llevaríamos una sorpresa cuando veamos su tele de plasma, su móvil, la nevera llena de productos de muchísima mejor calidad que los que obtenemos en un supermercado en Shanghai y será difícil que nos escapemos de ser invitados a tomar un té o, en el mejor de los casos, a unirnos a sus partidas de majiang.

Llegará el momento en el que nos estalle la cabeza, entenderemos que si ese anciano cobra menos de 1$ al día alguien más está pagando esos gastos.

Aquí entra el tema que comentaba de las jerarquías familiares, el respeto por los mayores, que por la herencia comunista todos esos ancianos tengan casa propia, etc.

Con respecto a la gente joven la explicación es todavía más fácil. Si como decimos el nivel desempleo en China es negativo, todo el que quiera trabajar tiene opciones de hacerlo. Hay una dificultad extrema para empresarios en todo tipo de sectores para mantener su plantilla estable, teniendo en cuenta que un trabajador despedido encuentra trabajo al instante.

En las entrevistas de trabajo que realizamos, debes confirmar al entrevistado el trabajo en el mismo día o lo pierdes. Se dan situaciones rocambolescas difícilmente explicables y, desgraciadamente, son habitualmente explicadas por personas con muy poca experiencia en China.

La tasa de volatilidad de empleo es la mayor del mundo. Los trabajadores se van porque saben que tienen trabajo donde quieran.

Cuando un bien es escaso tiende a subir su valor y la reacción natural del ser humano es conservarlo. En China, el trabajo es un bien abundante y por tanto tiene un valor muy bajo. Existe una generación de jóvenes, que cada vez que han perdido su trabajo, ha encontrado otro en el mismo día y han visto como varias empresas se peleaban por él o ella. Esto explica también por qué los chinos son tan proclives a emprender. Colocándonos en su lugar, el back up lo tenemos gracias a este nivel de desempleo negativo. Es decir, siempre pueden volver y accederán rápidamente a un nuevo empleo.

Volviendo al tema de la pobreza: donde el trabajo sobra, no hay pobreza. Donde el empresario no tiene ningún poder sobre el trabajador porque este puede irse y encontrar trabajo justo en frente en unos minutos, no es un país pobre.

Siempre digo que el problema de Europa es que, como no ha pasado nada en los últimos 30 años, pensamos que tampoco ha ocurrido nada en el resto del mundo y la gente todavía piensa que China son fábricas de niños cosiendo balones 16 horas al día cuando la realidad es que en China los trabajadores tienen muchísimos derechos, como mínimo muchísimos más de los que pensamos, ya que los derechos no se los dicta ningún convenio colectivo sino que se los ganan ellos mismos en una negociación empresario trabajador donde la oferta de empleo supera con creces la demanda.

La imagen de China como un lugar con una gran clase alta y una clase baja que vive en la miseria es una imagen completamente distorsionada, ignorante y ofensiva.

Es lo que yo llamo la triple falacia de desinformación sobre China, que se basa en confundir la China subdesarrollada con la China interior. La China interior con la China rural y la China rural con la China pobre. 

Obviamente en China hay pobres miserables y esos pobres miserables viven de forma angustiosa. La mayoría de las veces esa pobreza está asociada a problemas de salud. Es decir, si como ya he argumentado en China hay un nivel de desempleo negativo y, bajo mi punto de vista, pobreza es ausencia de trabajo, los pobres que existen en China lo son porque no pueden trabajar. Sean niños, ancianos o personas con problemas de salud. No voy a entrar en este episodio en el sistema de salud chino, que es básicamente desastroso.

Mi tesis es que no todos los pobres que nosotros englobamos en esos 1000 millones de pobres, 700 millones de pobres o x cientos millones de pobres son realmente pobres. De todos esos pobres hay una parte mayoritaria en la que la toma de datos se hizo de una forma errónea. Es decir, si esos son los pobres que consideramos que hay en China, entonces ya no es que esté bien contextualizada la frase donde digo que los pobres de China viven mejor que los pobres de España, es que entonces la clase media española vive peor que un pobre chino.

Esto no sólo lo defendería en cualquier foro porque es mi percepción, sino principalmente porque es la realidad que vivo todos los días. Alrededor de mí viven personas que figuran como pobres según las estadísticas. Familiares directos, amigos personales, que viven tan bien o mejor que yo teniendo absolutamente ningún ingreso mensual.

Lo que intento, cuando critico estas estadísticas, cuando realizo publicaciones donde pongo en duda informes de analistas sobre China realizados desde un hotel de 5 estrellas de Shanghai es que tienen 0 información de campo.

Lección a aprender y a recordar, estéis o no de acuerdo con lo que digo de la pobreza, es que los conceptos que creamos en occidente para medir realidades sociales que funcionan de forma efectiva en nuestros países, muchas veces no son extrapolables a China.

Os dejo con un proverbio hindú:

«Hay que desconfiar siete veces del cálculo y setenta veces del calculador».

(Los cálculos no fallan, si falla el ser humano por su egoísmo, sus ambiciones, por lo tanto debemos ser cautos y no depositar jamás toda nuestra confianza en ellos).

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