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La ruta ártica es quizá la menos conocida de todas las estrategias del dominio marítimo chinas. En este episodio vamos analizar por qué le interesa tanto a China esta ruta, cuánto va afectar al comercio mundial, a la geopolítica y, tangencialmente, el impacto que puede tener a nivel ecológico.

En el episodio anterior, os hablé de cómo hemos llegado hasta aquí, de la nueva ruta de la seda y la necesidad permanente de China, desde hace más de 2000 años, de asegurar sus rutas de comercio, en éste me quiero centrar en la ruta ártica o lo que desde China se denomina La ruta de la Seda Polar.

La ruta ártica podemos entenderla de un modo muy sencillo. Es una nueva autopista que hace que los productos lleguen de forma mucho más rápida a Europa. Y se encuentra en ese punto de inflexión donde ya el ártico empieza a ser navegable.

Para situarnos geográficamente, existen 3 rutas posibles a través del ártico:

  1. Una a través de Canadá que es la menos atractiva para los chinos por ser la más larga y con más oposición política
  2. La ruta central, que será navegable cuando el polo norte se deshiele completamente
  3. Y la ruta a través de la costa de Rusia y donde se encuentra Kirkenes, el puerto Europeo más cercano a Asia, en el episodio sobre la estrategia de puertos ya os comenté que China había invertido, a pesar de ser a priori un lugar de tercer nivel en el comercio mundial. Ya veis como aquí nadie da una puntada al aire y todas las piezas van encajando.

¿Pero de qué estamos hablando? ¿Se envían contenedores a través del polo norte? ¿Esto está pasando ya? ¿Desde cuándo sabemos esto? Es lo que vamos a tratar de desgranar.

El problema medioambiental

Empezando porque todo esto, es algo relativamente nuevo,  obviamente relacionado con un problema gigantesco que es el cambio climático. No entro en análisis profundos en este ámbito, ni si es causado o no por el ser humano, para no desviar la conversación, mi opinión es en cualquier caso irrelevante porque el tema escapa de mi ámbito de conocimiento y nos llevaría mucho tiempo, lo que me interesa no es la ideología teórica, la preferencia anunciada, lo mucho que nos preocupa el planeta…  sino los procesos decisorios, la preferencia revelada: Cómo están actuando los gobiernos y sobre todo cómo nos afecta a nivel efectivo… Es decir, como impacta en nuestro día a día.

Para pasar por encima del tema medioambiental de la manera más discreta, aséptica posible: El océano ártico ha ido debilitando desde capas de hielo muy densas, muy gruesas a meras coberturas de hielo estacionales. Y a mediados de siglo se prevé que sea completamente transitable por vía marítima. Capas de hielo de muchos años que desaparecerán.

¿Cómo está reaccionando el mundo ante esto? Bueno, Varios estados han movido ficha desde hace muchos años, los que se consideran países árticos, y se han puesto manos a la obra para reivindicar sus derechos en esta parte del globo. EEUU gracias a Alaska, Canadá, Dinamarca por su posesión de Groenlandia, Islandia, Noruega, Finlandia, Suecia y Rusia han ido uno por uno reclamando su parte del pastel.

Pero, ¿Por qué los países en lugar de cooperar para mantener una región esencial para el planeta y para la vida humana, están iniciando una carrera contra-reloj para dominarla?

Pues, por más motivos de los que pensamos. Hay motivos políticos, enmascarados sobre supuestos objetivos climáticos, hay motivos estratégicos/militares, motivos económicos y motivos comerciales.

Trasfondo político

Empecemos por los motivos políticos, como digo oficialmente objetivos climáticos o de preservación del ártico. En 1991 se creó en consejo Ártico. La idea, oficialmente era proteger el medioambiente polar pero, en la práctica, era un pacto para repartirse en polo norte entre 8 países y asegurarse que nadie más entraría a presentar reclamaciones en esa región del planeta.

En el libro The Oceans and Environmental security se llega a plantear este acuerdo como uno de los mayores logros de la era post guerra fría. Como veis, se firma en 1991, en plena descomposición de la unión soviética, todo hacía pensar que el reparto del ártico, la llamada «zona de paz», se hacía entre países afines con esa única salvedad, la de soviéticos, que en aquel momento parecían mostrar una rendición incondicional y una futura amistad y sumisión hacia occidente.

El acuerdo otorga nominalmente privilegios en la resolución de conflictos climáticos en los que el ártico fuese un escenario de equilibrio medioambiental decisivo, en la práctica lo que se están repartiendo aquí son derechos de propiedad, de uso y de explotación de los recursos. Del latín, jus utendi, jus fruendi, jus abutendi. Derecho de uso, derecho a los frutos, a la explotación y derecho al abuso… Y llegado el caso, claro, a la destrucción. Que para algo somos humanos.

Por eso fue tan importante, más allá de la idea climática romántica, quedarse desde el inicio con una porción de poder de decisión sobre la región.

En algún momento otros países quisieron también un pedacito de la tarta y reclamaron su derecho a formar parte del consejo ártico. El que más nos interesa, China, por la relevancia que tendrá en el futuro, reivindicaba también motivos climáticos (si vamos a mentir, mintamos todos) argumentando que era/es uno de los países que más sufre el cambio climático a nivel mundial y que por tanto lo que se decidiera en el consejo ártico les afectaba y querían tener, si no voto, al menos voz.

No voy a pararme mucho en este tema, en general los miembros del consejo ártico han sido muy recelosos de de dejar entrar a otros estados en el consejo, obviamente, tenían un tesoro y no querían compartirlo, pero como sucede en todo tipo de organismos internacionales en los que se ha intentado retrasar o evitar la entrada de China, los países siempre se encuentran en la disyuntiva de tener que elegir entre mantener a China a raya y provocar su ira en otros organismos, como por ejemplo en la ONU, donde el poder de China es demasiado elevado. Con lo que, se suele optar por el camino de en medio y contentar a China con una cesión que todos puedan vender como un éxito ante sus votantes.

Después de muchas presiones y de que China realizara diferentes viajes por el ártico argumentando también fines científicos, mostrándose como uno de los países más activos en esta región, el consejo ártico decide en 2013 aprobar el ingreso de China como país observador, intentando diluir su importancia aceptando en la misma posición a países como India, Italia, Japón, Corea o Singapur.

Ha habido voces a favor y en contra de la entrada de China en el consejo, incluso EEUU llegó a estar durante un tiempo a favor, un tiempo en el que China llegó a ofrecer inversiones y colaboración con el gobierno de Alaska pero la relación se rompe durante la era Trump en la que el momento cumbre se produce cuando Mike Pompeo, el secretario de estado de Trump realiza unas declaraciones muy agresivas contra China que rompen la paz que había reinado en el consejo ártico.

Literalmente dice Pompeo: «China: se declara Estado próximo al ártico. No, eso no existe. Sólo hay estados árticos y estados no árticos”. La idea era limitar sino anular cualquier tipo de reivindicación China en el ártico. Y de alguna manera se entiende lo que quería decir el secretario de estado. O está embarazada o no está embaraza, no se está ligeramente embarazada.

Con lo que aquí creo que EEUU tiene razón, pero recordemos habla alguien, un país considerado ártico porque le compró Alaska a los rusos, sino no tendrían nada que decir.

Y el argumento estadounidense sigue siendo válido, por lo que sea, pero lo compró, hoy en día eso es parte de EEUU y por tanto el país pasa a ser una estado ártico. Nada que objetar.

¿Qué pasaría si…?

No quiero darle ideas a nadie, yo por mi asesoramiento cobro pero, alguien podría aconsejarle al presidente chino comprar una parcela de 1 km2 a Rusia en el ártico y así ser ya un estado ártico de pleno derecho.

Y si alguien me dice, bueno es que a Rusia no le interesa perder más territorio, se han arrepentido mucho de haber vendido Alaska… sí, vale… A veces nos falta imaginación, podrían cambiárselo por un trocito más grande en la frontera con China, o siendo maquiavélico, cambiárselo por un trocito del Taiwán futuro. No hay nada más fácil para regalar que algo que no es 100% tuyo. De paso, se ganarían un aliado para recuperar la isla cuanto antes ya que Rusia sería una interesada más en hacer efectivos sus derechos de compra.

Y viendo que la fuerza en el consejo, la capacidad de decisión, no discrimina por km2 de territorio o por ninguna otra medida coherente sino por el hecho de tener posesiones o no en el ártico, en caso de querer ganar más votos en el consejo, podrían venderle otro km2 a Bielorrusia, a Cuba, a Venezuela… Y a todo el que vaya a decir sí sí sí a lo que quiera Rusia… En realidad, como veis, las reivindicaciones completamente legítimas de EEUU para formar parte del consejo, haber comprado en el pasado un pedacito del mismo, abren un abanico de posibilidades, en los que sólo es necesario un poquito de creatividad.

Y metiéndome en otro jardín, también le podríamos recordar a los norteamericanos, que de la misma manera que existen estados árticos y no árticos, y no existe tal cosa como estados próximos al ártico, coincido, de la misma forma, podríamos decir sin temor a equivocarnos que existen estados asiáticos y estados no asiáticos y no existe tal cosa como estados próximos a Asia así no entendemos por qué los estadounidenses creen que deben permanecer un segundo más en Asia, sus soldados, sus barcos o sus misiles. Pero en fin, este episodio iba sobre la ruta ártica y no sobre inconsistencias argumentales.

Para acabar de complicarlo todo, desde la óptica occidental claro, Rusia ostenta actualmente la presidencia del consejo ártico y lo hará hasta mediados de 2023. Con lo que se da la paradoja de tener al mando de la “zona de paz” al país más belicista del momento.

Como podemos ver, en esa aproximación a los motivos climáticos, hemos hablado muy poco de clima y mucho de política y de reparto de derechos.

Poder militar

En segundo lugar tendríamos los argumentos estratégico-militares.

Al abrirse una futura ruta marítima en el ártico, esto supone a la vez una nueva vía por la que atacar en caso de una posible guerra y también, claro, de ser atacado.

Y aquí el país más interesado, el más expuesto también, es Rusia. En teoría militar se dice que caso de sufrir una invasión los países acostumbran a sacrificar sus regiones periféricas y concentrar sus tropas en las regiones más estratégicas, habitualmente las más cercanas al centro o a su capital.

Imaginando una contienda en el ártico, EEUU podría sacrificar perfectamente Alaska ya que se encuentra desunida del resto de su territorio, Canadá podría sacrificar su Norte, Dinamarca podría sacrificar Groenlandia, de hecho, ¿Qué país iniciaría una invasión en estas latitudes, para conquistar qué? Tendría un ratio de coste/beneficio realmente alto o relativamente más alto que un ataque en otras franjas.

Rusia, en cambio, aunque también pudiéramos pensar que podría sacrificar su norte, por intrascendente, al ser un país tan horizontal estaría exponiendo todo su territorio, con lo que se entiende que sea el país más interesado en controlar el ártico militarmente.

Por otro lado, si la armada estadounidense siempre ha contando con el hándicap de tener que defender dos costas y no poder trasladar rápidamente sus buques de una a otra, pasa lo mismo con Canadá… Lo de Rusia es mucho peor.

La armada Rusa siempre se ha encontrado en total desventaja por su poca o mala accesibilidad a los mares y su nula logística inter-portuaria.

En el mar Caspio su flota se encuentra bloqueada, en el mar negro tres cuartos de lo mismo, ya que en caso de guerra la única salida posible está en manos de países OTAN, los puertos del mar Báltico se congelan durante el invierno, quizá por eso entendamos el valor estratégico que tiene Kaliningrado, aunque de nuevo es una región aislada del territorio principal ruso que depende muchísimo del corredor de Suwalki y de Bielorusia que aunque es, a día de hoy, un aliado ruso, sería el eslabón más débil en caso de un conflicto militar a gran escala.

Como vemos, no lo tiene nada fácil Rusia para acceder a los mares, mucho menos para controlarlos o para movilizar a su armada de uno a otro puerto. De hecho, los mejores puertos de Rusia los tiene en el Pacífico, la zona menos interesante para Rusia por su lejanía con respecto a Moscú, las regiones como explicaba más sacrificables en caso de invasión y a su vez, las regiones menos interesantes por sus enemigos para atacar Rusia, más allá de reivindicaciones territoriales concretas de países asiáticos como Japón o la propia China.

La ruta ártica permitiría a Rusia convertirse en uno de los países con mayor número de puertos útiles a nivel militar y a su vez conectar su flota del pacífico con sus puertos europeos.

¿Cómo se están preparando los países para la carrera ártica?

Para entender esto tenemos que comprender cuál es el elemento diferenciador, a nivel militar o logístico en un entorno tan distinto al que conocemos en otras partes del globo.

Pensemos que hay tres situaciones climatológicas posibles, tres escenarios. Capas de hielo muy densas, es decir territorio intransitable es lo que ocurre todavía hoy en lo que sería la parte más central del polo norte, coberturas de hielo estacionales que es lo que tenemos en las partes más lejanas del polo, o ya directamente pasos navegables.

En la mayor parte de los casos y de los momentos del año todavía hablamos de coberturas de hielo más o menos compactas. Esto significa que el elemento diferenciador aquí, el arma del momento, es el rompehielos, un barco que como su nombre indica puede navegar por estas aguas y su versión avanzada el rompehielos pesado que puede enfrentarse a capas de hielo más profundas.

Bien, pues en estos momentos EEUU sólo tiene un rompehielos ligero antiguo, relativamente obsoleto. Compró un rompehielos pesado pero no lo tendrá disponible hasta 2024. Y, para que nos hagamos una idea de la importancia que tiene el ártico para Rusia, los rusos tienen 40 rompehielos y están construyendo una flota de otros 40, incluyendo rompehielos nucleares, una versión todavía más avanzada de los que tiene ya varias unidades.

China, pese a no ser un estado ártico, cuenta con dos rompehielos pesados que pueden romper formaciones de hielo de hasta 1,5 metros de espesor, está construyendo un tercero también pesado y se encuentra investigando para poder desarrollar un rompehielos nuclear.

Sólo por aclarar, cuando hablamos de rompehielos nucleares, no se trata de capacidad de carga de armamento nuclear, no son buques de guerra sino que son propulsados por reactores nucleares. Los únicos rompehielos nucleares actuales, los rusos, pueden romper formaciones de hielo de hasta 3 metros de espesor.

En cualquier caso, y aunque escape al objetivo de este episodio no querría dejar de mencionarlo porque será un tema recurrente en el futuro, el desarrollo de un rompehielos nuclear, es un hito necesario, una parada en el camino, para el futuro desarrollo de un portaaviones nuclear, un objetivo chino a largo plazo. De nuevo, muchos temas relacionados entre sí, la geoestratégia no se compone de compartimentos estancos.

Una cuestión de economía

Sigamos por por los motivos económicos. Que para la mayor parte de los países del consejo ártico son más importantes que los militares.

Primero, porque en el polo norte, según diferentes estimaciones podría albergar el 25% de todas las reservas petrolíferas mundiales todavía por descubrir. Pero no sólo petróleo, si hablamos de gas, un tema recurrente desde que Putin nos ha recordado que Rusia existe, podríamos estar hablando de 1/3 de las reservas mundiales.

Además, el ártico está repleto de oro, plata, cobre y sobre todo diamantes.

Rusia se ha puesto manos a la obra para llevarse la mayor parte de ese pastel y está construyendo puertos y bases militares en toda la región, para asegurarse esos recursos. Y les interesa controlar todo lo que allí ocurre no sólo para acceder en primera posición a los recursos en disputa, los situados en zonas reivindicadas por varios países del consejo ártico, sino porque con este inminente deshielo, de repente se le abre todo un universo de recursos dentro de la propia Rusia.

Recursos antes inaccesibles, como gas o petróleo en zonas remotas de Rusia ahora pasan a ser económicamente viables, si de repente son fácilmente transportables. Como sabemos, el precio de un bien no lo marcan sus costes, el precio de un producto lo decide el mercado. Y si no eres capaz de llegar a ese precio, ese producto no es viable.

Bien, pues hasta ahora había una infinidad de materias primas rusas que no eran viables económicamente porque era demasiado costoso trasladarlas pero con la apertura de la ruta ártica todo cambia y Rusia se está preparando para ello. Está construyendo vías férreas para acceder desde toda la geografía rusa, oleoductos y gaseoductos hasta los puertos, incluso ciudades enteras para dar cabida a todos esos constructores y servicios auxiliares que serán precisos en el funcionamiento de esos puertos desde donde se exportarán esas materias primas al mundo.

Dicho de otra manera, lo que para China (y ahora iremos con China) es un nuevo camino de acceso a sus mercados de consumo, para Rusia es una oportunidad de desarrollo de todas las cunetas de ese camino, hasta ahora deshabitadas e ignoradas por su escaso valor o mejor dicho, desarrollar esas zonas árticas tenía un coste relativamente más alto que el beneficio a obtener en ese desarrollo.

Algunos proyectos en marcha

Un ejemplo de esto sería el megapuerto que Rusia está construyendo en la península de Taymir, supone 110.000 millones de $ de inversión, supondrá un crecimiento del 2% del PIB de Rusia cada año. Sólo este puerto. Recordemos, el PIB de Rusia es sólo un poquito más alto que el PIB de España y similar a una provincia mediana de China. Es decir, 110.000 millones es una obra faraónica.

Rosneft, el gigante ruso a cargo, deberá construir 770 km de oleoducto hasta el puerto, varias autopistas, dos aeropuertos, 15 ciudades, 500km de vías férreas, centrales eléctricas, etc. Para albergar a los 400.000 trabajadores que forman parte del proyecto y que creará 100.000 puestos de trabajo permanentes.

Pero hay mucho más detrás, la economía está formada por muchas capas, lo que sucede es que como en un archivo de Photoshop, algunas de esas capas las tenemos ocultas por desinformación o por desinterés. Un ejemplo de empresa que se está frotando las manos con todo lo que os cuento es Alrosa, de control estatal; la mayor compañía de diamantes del mundo: responsable de un tercio de la extracción mundial.

Otro ejemplo de lugares que el ser humano parece estar descubriendo de repente, se estaría dando en el yacimiento de Yamal. Un proyecto de gas licuado, inaccesible para los rusos que ha sido finalmente viable gracias a la financiación China. Esto, cuidado, siempre explico que chinos y rusos no se llevan tan bien como nos cuenta la prensa occidental,  está creando todo tipo de sentimientos enfrentados en Rusia, ya que se sienten de alguna manera una potencia de segundo orden. Tanto sufrimiento para que sus recursos no acabaran en manos americanas y ahora las voces más críticas se auto-perciben como mano de obra barata para las ambiciones chinas.

A pesar de las discusiones internas, el proyecto prospera, Rusia se enriquece y China va consiguiendo su espacio en el ártico. Además, como venimos diciendo, el desarrollo de las regiones más remotas de Rusia, venga de donde venga la financiación, permite nuevos asentamientos, nuevas rutas, nuevas construcciones, nuevos puertos, bases militares y por tanto una posición aventajada para la disputa de los futuros recursos en el ártico.

El argumento del comercio

Bien, y en último lugar tendríamos los motivos comerciales. Y aquí es donde entra de pleno China.

La ruta ártica o como la llaman los chinos la ruta de la seda polar es una extraordinaria alternativa al canal de Suez. Y cambia radicalmente las reglas de juego en algo que comentaba en el anterior episodio:

La debilidad geocomercial de China. Que siempre divido en 3 puntos:

  1. China es más cara que sus rivales comerciales
  2. China está más lejos de Europa que sus principales rivales comerciales
  3. China irremediablemente tiene que transitar por las aguas territoriales de sus rivales comerciales para transportar sus mercancías a Europa

La ruta actual es una tortura, no sólo porque se ve obligado a transitar por aguas de prácticamente todos sus rivales, sino por los problemas que existen periódicamente en el cuerno de África, en el canal de Suez… Sin contar que en ocasiones desde España muchas veces pensamos que el objetivo es llegar al mediterráneo, a puertos griegos, Italianos o españoles, pero no, el mayor puerto de Europa es Rotterdam, por tanto a ese itinerario, al llegar al mediterráneo, todavía le queda casi un tercio del trayecto.

La ruta de la seda polar reduciría el tiempo, aproximadamente de 31 días a 18. Un 40% de ahorro, dinamitando todas las debilidades anteriores. El transporte desde China a Europa sería más barato que el de sus rivales, el transporte desde China sería más rápido que el de sus rivales y ya no sería necesario cruzar por aguas territoriales de ningún rival. Supone un cambio total en las reglas de juego actuales.

De momento la ruta permanece accesible entre los meses de julio y noviembre lo que ya es significativo, aunque no estamos todavía en un punto de explotación de uso comercial sostenible, aún existen muchos riesgos y a día de hoy es todavía es muy costoso cada intento, por los tipos avanzados de barcos requeridos, seguros y las tarifas de escolta de rompehielos.

Pero para entender la evolución y cuanto tiempo nos falta para que la ruta ártica sea viable, dejadme repasar los hitos históricos y cómo se ha ido avanzando en su viabilidad:

  • En 1999 el Xuelong (Dragón de hielo en chino) fue el primer rompehielos chino en realizar un viaje por el ártico. Llegó a Canadá en un programa de investigación.
  • En 2010, un armador noruego consigue transportar por el ártico un cargamento de metales a China en 22 días. ¿Qué es lo crucial de este viaje? Que se trata de buques no rusos con cargamentos no rusos entre puertos no rusos. ¿Y por qué es tan crítico? Porque al no inmiscuir a Rusia, la ruta nórdica se probaba como ruta comercial entre terceros países no necesariamente árticos.
  • En 2012 el Xuelong, llega a Islandia desde China.
  • En 2013 Por primera vez un carguero chino llega a Europa a través del ártico
  • En 2017 por primera vez un petrolero ruso cruzó el ártico sin necesidad de un rompehielos

Como vemos esto escala más rápido de lo que creemos.

¿Qué podría suponer a nivel comercial esto para Rusia? Los objetivos son de un paso de 72 millones de toneladas de transporte para 2035.

¿Esto es mucho? ¿Poco? Bueno, esto es un cuarto de todo lo que pasa por el Canal de Panamá, unas instalaciones que han costado mucho mucho dinero, mucha diplomacia y sobre todo muchos siglos llevar a cabo. Si agregamos transporte de gas y petróleo, la ruta ártica superaría ampliamente el tráfico del canal de Panamá que a fin de cuentas tiene unas limitaciones notables.

Y si decíamos antes, respecto a los recursos naturales, que a Rusia siempre le interesó el desarrollo de esta región pero era más costoso que los beneficios que pudiera obtener de él, que China invierta y desarrolle ese área del planeta al final es un win-win para ambas potencias. Porque a China sí le compensa la inversión cueste lo que cueste por el valor estratégico comercial que supone.

No querría dejar de mencionarlo porque en paralelo al tema principal, se van generando derivadas, y Rusia ha aprovechado también el desarrollo de la ruta ártica para instalar el llamado expreso polar. Que en este caso no es un tren, es un nombre simbólico, es un cable de fibra óptica de 13.000 km, que une todo el norte de Rusia, desde la frontera con Finlandia hasta Vladivostok. De punta punta del país. Como veis va a ser una zona caliente en los próximos años.

Los cambios que están por llegar

Y un poquito como conclusión decir que en mi campo de actuación que es el comercio, suelo comentar que aunque el dominio de los puertos por parte de China, me parece una buena estrategia a corto y medio plazo, la concibo insuficiente a largo plazo, aunque cualquier predicción a 10 años vista es ciencia ficción.

En el comercio, cada vez priorizamos más el tiempo al precio. En el pasado preferíamos pagar la mitad y esperar el doble de días, en el presente preferimos pagar el doble y tenerlo hoy.

Lo mencioné en episodios anteriores, uno de los grandes transformaciones que se avecinan con autoproducción/autoconsumo a través de impresoras 3D pero sobre todo con la robotización, es un cambio estratégico total en la localización de los clústers productivos. Si queréis que lo desarrolle me lo decís en los comentarios, creo que China se va a enfrentar a otras problemáticas para seguir liderando el comercio a nivel mundial pero sin duda la ruta de la seda polar es un golpe en la mesa, un game changer, para retrasar unos cuantos años más su abdicación como fábrica del mundo.

Y no he entrado en las todas las ideas conspiranoicas sobre si China en realidad está montando bases militares en el ártico o sus intenciones ocultas, prefiero hablar sobre datos reales o al menos hechos contrastados, tampoco como decía al principio he entrado en el tema medioambiental por lo confuso, falta de conocimiento en este ámbito, tampoco es que haya encontrado estudios intelectualmente honestos sobre el ahorro de CO2 a nivel mundial que supondría la apertura de esa nueva ruta con lo que el debate sobre el medioambiente lo veo volcado en un hecho, por desgracia, a priori inevitable… En fin.

¿Dónde estamos parados a día de hoy? Cuando pensamos en los posibles terrenos de combate pensamos en tierra, mar y aire. Desde el pentágono, sin embargo, se contemplan a día de hoy 6 dominios de guerra: terrestre, marítimo, aéreo, espacial, cibernético y cognitivo.

Y aunque los que más interesen sean los últimos ya que nos generan muchísima más curiosidad, en algún momento podemos hablar de en qué punto se encuentra china en cada uno de ellos, dejadme en los comentarios de qué queréis que hablemos, decía que aunque lo últimos nos generen mayor curiosidad, los tradicionales tierra, mar y aire todavía tienen su cuota de protagonismo… Y desde esa perspectiva, los grandes conflictos, se dan siempre por zonas indeterminadas, porque permiten todo tipo de reivindicaciones nacionales.

Y zonas indeterminadas tenemos pequeñas, como el este de Ucrania, el mar del sur de la China… O las grandes zonas indeterminadas de la tierra que son la Antártida y el círculo polar ártico, donde todavía, por desgracia, se van a generar muchísimos conflictos de los que vamos a ser testigos.

Ojalá este episodio os haya servido para visualizar el terreno de juego, los jugadores y la partida que se va a disputar.

Desde la visión china que es la que os interesa que os trasmita, me despido hoy con un proverbio que simboliza muy bien como China afronta el futuro: «Cuando soplan vientos de cambio, los hay quienes construyen muros y los hay quienes construyen molinos”

Un proverbio de hace más de 2000 años, estoy seguro que tras el episodio sobre el control de los puertos del mundo, el de la nueva ruta de la seda y tras éste, sabréis extrapolar para entender qué representan los molinos de hace 2000 años en el presente actual.

Nos vemos en un próximo episodio.