Neolix | Vehículos autónomos que YA funcionan en China

 

Hay quien dice que si quieres ver el futuro solo tienes que darte un paseo por algunas ciudades chinas, y desde luego los avances que estamos viendo en el país asiático hacen que esta frase tenga cada vez más sentido.

Llevamos años escuchando acerca de la conducción autónoma de los vehículos, pero parece que no termina de hacerse realidad.

Tanto Tesla como muchas otras empresas no paran de anunciar avances dentro de este campo, pero de momento todos los experimentos que llevan a cabo siguen siendo eso, experimentos.

Aún no sabemos cuando los coches serán capaces de llevarnos de un lado a otro sin tener que hacer ningún tipo de intervención, pero viendo los avances que nos llegan desde China, es bastante probable que sea en dicho país donde se de el pistoletazo de salida a esta funcionalidad.

Existen algunas startups chinas que han logrado grandes avances en el campo de la conducción autónoma, e incluso algunas ya han llevado sus productos a la realidad.

Una de las más interesantes es Neolix, un fabricante de vehículos autónomos cuyos productos ya se están utilizando en todo tipo de industrias.

A pesar de ser una empresa con una corta trayectoria -fue fundada en 2018- ya ha vendido cientos de vehículos a gobiernos y empresas y las previsiones apuntan a que en los próximos años va a dar mucho que hablar.

Pero vayamos al grano. ¿Qué tipo de vehículos vende Neolix? ¿Son acaso coches que nos pueden llevar de un lado a otro sin conductor? Lo cierto es que Neolix se ha centrado en crear otro tipo de productos, aunque habrá que ver si en el futuro se embarcar en el mercado de vehículos de uso personal.

Lo cierto es que Neolix construye vehículos autónomos que son capaces tanto de vender productos como de hacer entregas.

Con una capacidad de carga de hasta 350 kilos y una autonomía de unos 80 kilómetros, estos vehículos se pasean por las ciudades cumpliendo diferentes funciones.

Para empezar, la función que más revuelo está levantando es la de vender productos a demanda. KFC, la archiconocida cadena de comida rápida, vende su comida a través de esta metodología. Cualquier transeúnte puede parar uno de estos vehículos, que están transitando constantemente en zonas estratégicas, seleccionar uno de los productos que el vehículo porte, pagar con el teléfono y obtener su comida de forma inmediata.

Otras empresas de alimentación están también utilizando los coches de Neolix para vender sus productos incluso como si de una máquina expendedora se tratase.

Puede parecer algo anecdótico, pero realmente estamos ante una nueva modalidad de venta que puede transformas las ciudades en la próxima década si el proyecto tiene aceptación por parte del público.

Otra de las áreas donde está siendo de gran utilidad es en la del reparto de productos. Con las ventas online en máximos históricos impulsadas aún más a causa de coronavirus, este modelo de reparto está siendo todo un éxito.

Con un nivel 4 de conducción autónoma -el nivel más alto que se puede lograr hoy en día- los vehículos de Neolix cuentan con una función de conducción por control remoto para aquellos casos en los que se necesite una ayuda extra, ya que hay zonas en las que la ausencia de señales adecuadas o la falta de actualización de mapas pueden hacer que el vehículo no siga su ruta.

Durante la pandemia han demostrado su funcionalidad adaptándose a las exigencias del momento, ya que estos vehículos recorrieron las ciudades desinfectando las calles, así como enviando medicamentos a los hospitales.

Actualmente Neolix ya está vendiendo sus productos a empresas de gran tamaño como Huawei o Alibaba, e incluso ya se está exportando a otros países.

Se estima que para el año 2030 los servicios de movilidad autónoma en China tendrán un valor de alrededor de 500.000 millones de dólares, por lo que si es cierto aquel dicho que reza “quien golpea primero, golpea dos veces”, puede que estemos ante el nacimiento de un nuevo gigante tecnológico.

El tiempo dirá si este particular tipo de vehículos se imponen definitivamente y comienzan a ser comunes en nuestras ciudades.