Von Clausewitz decía que la guerra era la continuación de la política por otros medios. Puede parecer temeraria la frase, pero en aquel momento histórico, la guerra no era un acontecimiento penoso, bárbaro, muestra lo peor del ser humano… sino todo lo contrario. Por muchos era considerado el acto más honorable al que podía enfrentarse un hombre.
De alguna manera resolvía lo que la política no era capaz de resolver. Si no podemos llegar a un acuerdo, luchemos. Dios le dará la razón al vencedor. Caer en combate fue en algún momento la mejor muerte posible.
Y bueno, el “todo por la patria” llegó hasta nuestros días. Y quizá ahora lo vemos de manera un tanto simbólica pero en su día era literal. Todo. No era “todo, menos tu casa” o “bueno, todo menos tu familia” o «bueno, todo, menos tu vida”, no. Especialmente tu vida. Por suerte o por desgracia, los millennials, la generación Z, ya están en otra cosa.
El último medio siglo, por suerte no han sido tan belicoso como el anterior pero sí observo cada vez más globalmente un aumento de nacionalismo, especialmente nacionalismo, supremacista y excluyente.
Nuevas formas de ser un patriota
Y antes eran los americanos, que nos enseñaban 3 docenas de banderitas en momentos críticos de la película, pero ahora es ya prácticamente todo el planeta. El que más y el que menos, todo el mundo tiene un trapito de colores del que estar orgulloso y lo luce en cuanto puede.
Y esto va por todos. Por tu país también. Porque en cuanto nos hablan de nacionalismo, siempre pensamos en el vecino. Nacionalista es todo aquel que piensa más en su bandera que en la mía. Lo mío, lo mío es patriotismo, que es mucho más sano. Todo muy defendible, por supuesto.
Pues bien, a la vez que hemos ido aprendiendo que la guerra no es una solución tan divertida para resolver lo que la política no quiere, no sabe o no le es rentable resolver, hemos ido descubriendo otro fenómeno para poder medírnosla sin apenas muertes de por medio. El deporte. Y parecía la solución perfecta. Pero, a falta de guerras para resolver litigios, cada vez orientamos más nuestra testosterona a algo que a mi juicio debería ser mucho más sano.
Vaya por delante que no me gustan las olimpiadas, respeto a quien sí, por supuesto pero, no van conmigo. Y no van conmigo por un tema completamente ajeno al deporte. Suelo definirlas, junto a los mundiales de fútbol como el mayor momento cumbre de exaltación nacionalista.
Esas personas que oyen un himno y se ponen a llorar, ven una bandera y se cuadran con la mano en el corazón. Puedes decirle a un conocido que su bebé es bastante feo pero no te metas con su bandera, eso es sagrado. Yo, lo entiendo, formé parte durante mucho tiempo de esa entelequia que son los países, ahora me lo miro desde la barrera.
Los países los veo como entes imaginarios que convenimos entre todos que existen y entonces existen. Pero al final, las rayitas en los mapas las hemos pintado nosotros. Pienso que yo no me gané en una vida anterior haber nacido en la península ibérica, fue un accidente de la naturaleza y me hace gracia que los que han nacido este trozo de tierra, hasta ese árbol, son de los míos y dos árboles más para allá son el enemigo. Y de los míos significa que les debo algo, que tenemos un destino común como pueblo, que es básicamente la idea del fascismo y yo es que miro a uno y otro lado del árbol o de la valla -que es lo que se usa en sociedades avanzadas- y no encuentro la diferencia entre esos especímenes.
Pero, en el bolsillo llevan un papelito que te dice lo que son por si no lo habías visto, a quién debes proteger y a quién debes disparar si se acerca demasiado.
Pues bien, a mí esto de llenar el deporte de banderas, de himnos y de monarcas en los palcos… No me gusta. De nuevo, respeto mucho a quien sí yo le explico mi punto de vista al que lo valore.
Ensuciando el deporte
En las olimpiadas todavía es bastante más sano, pero en las mundiales de fútbol, no sé si fue en la Eurocopa de Francia que se organizaban los aficionados de Rusia e Inglaterra para pegarse por las calles, destrozar el mobiliario, etc. No me gusta la rivalidad entre algunos países que va más allá de lo que es o debería ser el deporte… Estoy pensando en China y Japón, por ejemplo.
Hemos llevado el deporte a una suerte de juez resolutor de rencillas políticas. Si te gano te humillo, como si esa victoria en el partido de fútbol o esa medalla de oro aclarara algo nuestro conflicto fronterizo o el genocidio que cometiste hace 80 años. Eso sí, si hacen algún gesto para reivindicar alguna injusticia o visibilizar a alguna minoría se enfrentan a una posible sanción. No se puede. El espacio está reservado para la publicidad de tu país, tu bandera, tu himno… El paquete completo.
Después se nos llena la boca hablando de fair play, de valores, del ejemplo vital que suponen esos deportistas para nuestros hijos. Pues yo quiero que mi hijo siga a ese deportista por su técnica, su concentración, la constancia en el trabajo durante años para llegar hasta ahí… Me interesa 0 su pasaporte.
El caso es que los países cada vez apuestan más por las olimpiadas como un programa de marketing, de blanqueamiento, de lavado de cara para enseñarle al mundo que somos los mejores, que aquí no se vive tan mal o lo que sea. Que podríamos pensar «bueno, es positivo ¿no?» Si eso hace que inviertan en deporte, mejor en eso que en aviones de guerra.
Si claro, y mejor en tabaco que en aviones de guerra, pero si analizamos caso a caso como funcionan los deportes dentro de los países, la presión que existe en algunos de ellos, los escándalos que hay en las elecciones, que en algunos lugares ser sede de unas olimpiadas es la excusa perfecta para pegar un pelotazo urbanístico… De nuevo, el deporte queda a un lado y todo se embrutece a un nivel que dan ganas de apagar la tele y salir a correr con tus amigos de siempre.
La polémica de las medallas
¿Qué ha pasado esta vez¿ ¿Cuál ha sido el desencadenante que me ha hecho pensar en grabar este episodio? El conteo de las medallas por parte de EEUU. Sí, después de que Rusia no haya podido participar como Rusia por un escándalo de dopaje y le hayan hecho un apaño a última hora, de que tengamos a un deportista bielorrusa pidiendo asilo en la embajada polaca -así está el patio- de repente, en EEUU se les ha ocurrido que el sistema de clasificación de las medallas de siempre, no les gusta, y que ellos tienen otro.
Ya veis, lo han vuelto hacer y esta vez en unas olimpiadas. Después le echábamos la culpa a Trump. No sé si es que a los americanos les fallaron algunos cálculos, el caso es que China superaba en medallas de oro a EEUU, pero en medallas totales EEUU tenía bastantes más.
Esto os lo estoy contando hoy sábado, en riguroso diferido, mañana acaba esto, quizá gana EEUU, ¿eh? No lo sé. El caso es que según sus cálculos, ganaba de calle, ya cuando tenían 5 o 6 oros menos.
Por si no lo sabéis, el medallero no se ordena por número de medallas sino por número de oros, en caso de empate número de platas y en caso de empate, número de bronces. Es decir, aparece más arriba un país con 1 sola medalla de plata que otro que cuente con 15 bronces. Puede ser más o menos injusto pero es la manera en la que se ha hecho siempre.
El caso es que desde EEUU se ha encontrado una fórmula diferente, otorgándole un peso específico a cada medalla. Probablemente, se ha buscado un nuevo sistema de conteo más justo y no hay que pensar mal. Pero, da la casualidad que con éste conteo alternativo, gana EEUU… Una coincidencia que no debería cegarnos.
El let’s make America Great Again, era esto… Cuando ya no podamos competir, cambiemos las normas. Si lo hicieron boicoteando el comercio internacional, ¿Cómo no se iban a atrever con unas simples olimpiadas?
Os imagináis que fuese China quien llevara una cuenta alternativa colocándose primeros ellos? Serían ridiculizados a nivel mundial. Pero, EEUU es aquel niño repetidor en el patio del colegio que era el dueño de la pelota y, o le reías las gracias o al día siguiente no jugabas. China no tiene ese poder, aún.
En búsqueda de un sistema justo
No sé si el sistema actual es el más justo, un país podría tener 10 veces más medallas que otro y quedar segundo por culpa de un oro, tampoco sé por qué le damos tanta importancia al tema del medallero… Esto no debería ser lo importante, de nuevo se trata de deporte, no de cuentas pendientes entre países… De aplastar al rival para colocar nuestra bandera encima de la suya.
Y si alguien no está de acuerdo con el sistema actual, pasan 4 años entre unos juegos y otros, creo que da tiempo a cambiar las reglas para que no parezca que te fabricas una a medida para ganar tú. No sé si hay que darle tanta importancia al subcampeón, en la mayoría de deportes del mundo el campeón se lleva la gloria y no hay demasiada diferencia entre quedar segundo, tercero o cuarto… Puestos a cambiar las normas en un sistema de pesos ¿Por qué un oro no vale más que 10 platas, pero un sólo bronce vale más que ser cuarto cien veces? También parece injusto.
Qué haremos si en los próximos juegos si China gana en oros pero también gana en el total de medallas, ¿empezar a ponderar a los 10 primeros? Claro, EEUU trae el doble de deportistas que China a los juegos, tiene más posibilidades de sumar si le damos puntos a los 10 primeros.
¿Y si los chinos crearan una clasificación alternativa ponderando medallas en función a deportistas compitiendo en los juegos? Ahí arrasarían. Y los Neozelandeses podrían entonces proponer otra clasificación, medallas per cápita. Así, reventamos a los chinos, aunque no interesa, porque si empezáramos a clasificarlo todo per cápita, a lo mejor los lectores occidentales descubrirían que cada chino, contamina bastante menos que cada americano, por ejemplo. Mejor mantener la agregación por países que así les podemos culpar de casi todo.
En fin, decidamos las reglas antes de empezar el partido, lo que se ha hecho desde la prensa americana… Ha estado feo. Además, si como decía nos pasamos el día hablando de valores, fair play y de que estas cosas deben ser un ejemplo para nuestros niños.
En realidad les estamos enseñando a hacer trampas, a engañar al árbitro, a fingir, a doparse… Y ahora también, a cambiar las normas cuando no nos convienen para seguir siendo el mejor. No sé, hace tiempo que el deporte más sano no es el que sale por la tele.
Os dejo con un proverbio chino, de aceptación, de cordura y de dignidad en la derrota.
胜败乃兵家常事
Victoria y derrota son moneda corriente en la guerra
De necios es pensar en monedas de una sola cara.
Gracias y hasta pronto.