Camboya, enigma eterno
Tengo la sensación de que Camboya sigue siendo un país totalmente desconocido para la mayoría de personas. Admito que para mí, hasta hace apenas unos meses, también lo era. Cuando desde SedeenChina me ofrecieron la posibilidad de pasar una temporada en un país como Camboya, al principio tuve mis dudas. No conocía apenas nada, y cuando les comenté a mis familiares la posibilidad de ir a un país tan lejano y desconocido, pude comprobar que estaban aún más confundidos que yo. -¿Allí no están en guerra? – me decían.
Viviendo en la era de la información no me costó encontrar rápidamente todo tipo de datos sobre el país. Para comenzar, el primer dato que tuve en cuenta es que Camboya se encuentra a casi 11.000 km de mi hogar, lo que suponía todo un reto para alguien como yo, que apenas ha salido tanto de su casa como de su zona de confort.
Como cualquier otro país, también ha vivido una época oscura, es su caso en los años 70, cuando Pol Pot llevó a cabo un terrible genocidio basándose en una supuesta purificación del país que acabó con aproximadamente un cuarto de su población en unos pocos años. Una auténtica locura.
Volviendo a nuestros días, ahí estaba yo, maleta en mano y dispuesto a aventurarme en el viaje más largo que he hecho nunca. Tras un tren, tres aviones y muchas horas sin dormir, al fin llegué a la capital del reino, Phnom Penh.
Tras algunos problemas en el aeropuerto, al fin pude encontrarme con Adrián cara a cara, desvirtualizandonos así tras meses de intercambio de emails y conversaciones por Skype.
Si me dicen que aquel correo que le envié hace meses iba a terminar conmigo en Camboya, desde luego no me lo hubiera creído ni por asomo, pero ha sido la mejor decisión que pude tomar y por ello debo estar siempre agradecido a todo lo que SedeenChina me está proporcionando, tanto a nivel personal como profesional.
Camboya es uno de los muchos países donde SedeenChina desarrolla sus actividades, y aprovechando que Adrián iba a pasar un mes allí, era la ocasión ideal para ponernos cara y poder comenzar a trabajar juntos.
Experiencias a pié de calle
Mi primera experiencia con algo genuinamente característico de Camboya fue montarme en un tuk tuk. El tuk tuk es una especie de triciclo motorizado utilizado a modo de taxi que inunda las calles de la capital camboyana. Con una digitalización cada vez más extendida en la vida de todo camboyano, pedir un tuk tuk es realmente fácil y económico. Con una simple App puedes pedir un tuk tuk, indicar tu destino y saber aproximadamente el coste del viaje. Además, la rapidez del servicio es impresionante. Nunca esperé más de dos minutos para tener mi tuk tuk allá donde estuviese.
Si vas a pasar en Camboya una estancia más o menos corta, el tuk tuk será tu pan de cada día y se convertirá en algo totalmente imprescindible. Y lo digo así porque caminar en Camboya es algo bastante complicado. Para empezar, el calor constante (las temperaturas oscilan casi siempre entre los 25 y los 35 grados) hace que caminar sea toda una odisea. Si eres poco amigo del sol, ya ni hablamos del tema.
Después está el asunto de las aceras. Si, en Phnom Penh hay aceras, solo que en la mayoría de ocasiones están ocupadas por puestos de comida ambulante, coches aparcados o incluso son utilizadas por las motos para adelantar cuando hay mucho tráfico. Moverse entre el tráfico puede ser una aventura en tus primeros días, pero cuando le coges el truco, aprendes y te acostumbras. Recuerdo en mis comienzos como iba en modo paranoico mirando a todos lados con miedo a que me atropellaran, o como, iluso de mí, esperaba en uno de los pocos pasos de cebra que encontré en la ciudad a que los coches parasen para dejarme pasar. Aquí el funcionamiento del tráfico no es ni mejor ni peor que en occidente, simplemente diferente. No puedes pretender cambiarlo ni que Camboya se adapte a tí, por lo que debes aprender a moverte como si fueras un camboyano más y te aseguro que no tendrás mayores problemas.
En cuanto a la ciudad y su distribución, Phnom Penh es puro contraste. Las situaciones que puedes vivir allí dudo que se puedan ver en muchas otras ciudades. Recuerdo callejear por un barrio que era la autenticidad camboyana en estado puro, donde las casas y sus gentes parecían sacados de otra época, y en apenas a un par de calles de distancia, encontrarme rodeado de enormes edificios modernos que parecían seguir la norma occidental de toda gran ciudad.
El crecimiento desbocado de Camboya
Phnom Penh crece a un ritmo frenético, y temo que este crecimiento acabe con estos barrios tradicionales que conservan ese espíritu tan genuino. El tiempo dirá.
Una de las causas de este crecimiento acelerado que se vive en Camboya es la inversión china. De hecho, China es el mayor benefactor de Camboya, proporcionándole casi un tercio de su inversión extranjera. La presencia china es algo que se palpa en las calles, donde los comercios rotulados en chino son cada vez más numerosos. Si China muestra tanto interés por este país será por algo, por lo habrá que prestar especial atención a los futuros movimientos que se produzcan en torno a las relaciones entre ambos países. Las oportunidades de negocio e inversión no tardarán en llegar.
Si estás en Camboya, obviamente tendrás que comer, y al menos en Phnom Penh la cantidad y variedad de lugares para hacerlo es infinita. Desde innumerables puestos callejeros aptos para los estómagos más valientes, pasando por pequeños restaurantes enfocados en todo tipo de cocinas del mundo hasta llegar a las típicas franquicias que podemos encontrar en occidente. Los precios de los restaurantes son bastante asequibles, y de hecho, creo que hasta sale más rentable comer fuera de casa que prepararte tu mismo la comida, ya que los precios de los supermercados son más elevados que los que estoy acostumbrado a pagar en España. Eso sí, ten en cuenta que aquí el azúcar gusta mucho, demasiado diría yo, y es costumbre que toda comida lleve su buena dosis de este dulce ingrediente.
Otro tema interesante en Camboya es el asunto del dinero. Tendrás que aprender a manejar dos monedas a la vez, el devaluado Riel y el dólar americano. Un dólar equivale a 4.000 rieles, para que te hagas a la idea. Resulta curioso recibir el cambio de tus compras en dos monedas diferentes. Un poco lioso al principio, pero te acabas acostumbrando. A pesar de que el efectivo sigue mandando hoy en día en cualquier tipo de transacción, por lo que he visto, de aquí a muy poco tiempo seguramente el pago mediante aplicaciones móviles se acabará imponiendo, lo que sin duda facilitará las transacciones; algo necesario sobre todo al pagar los viajes en tuk tuk, ya que sus conductores no suelen disponer de cambio y tienes que estar pendiente de llevar encima billetes de bajo valor para facilitar las cosas. Eso si, los precios de muchos bienes de consumo y servicios se están incrementando al mismo ritmo que crece el país. Veremos si los bolsillos pueden aguantar el ritmo.
Camboya, tan seguro como atractivo
Ya hemos hablado de las calles, comercios, transporte…¿pero qué hay de los camboyanos? Creo que lo mejor de Camboya son precisamente ellos. Los camboyanos siempre se muestran sonrientes y dispuestos a ayudar. Parece mentira que después de todo por lo que han pasado se muestren siempre tan amables y con una sonrisa de oreja a oreja. Todos los camboyanos que he conocido eran excelentes personas, siempre preocupados por tu bienestar. Incluso cuando les des como respuesta un “no”, como te ocurrirá con los numerosos conductores de tuk tuk que te ofrecerán en cada calle sus servicios de transporte, la sonrisa seguirá ahí, siempre presente.
Basándome en mi experiencia, Camboya y sus habitantes ofrecen un entorno muy seguro. Más allá de lo que digan las malas lenguas, te puedo asegurar que durante toda mi estancia sentí plena seguridad en todo tipo de barrios y situaciones. Si a algo, o mejor dicho, a alguien tienes que temer, es al occidental que se pasa con la bebida a altas horas de la madrugada, pero vamos, como en cualquier otro país en la misma situación.
Mi estancia en Camboya fue corta y solo pude vivir la experiencia de la capital, pero Camboya es mucho más que Phnom Penh, de hecho, solo es la punta del iceberg.
Los templos de Angkor, las impresionantes playas de Sihanoukville, la isla paradisiaca de Koh Rong… demasiados paraísos escondidos esperando a ser descubiertos por tí, si te animas.
Tras un mes con Adrián trabajando codo con codo, se podría decir que me traigo más que un máster bajo el brazo. Los aprendizajes que he obtenido son más valiosos que los de cualquier titulación que haya cursado, y desde luego mucho más accionables.
Me ha resultado curioso comprobar lo bien que se compenetra el equipo trabajando desde lugares tan lejanos entre sí y con diferente huso horario. Ya voy descubriendo las bondades que ofrecen aplicaciones como WeChat frente al uso de email en cuanto a la inmediatez de la comunicación, tal como explicaba Adrián en este episodio de Lejano Este.
SedeenChina tiene presencia en muchos países de todo el mundo, y estoy deseando conocerlos para poder ir poniendo cara al resto del amplio equipo y seguir aprendiendo a la vez que vivo nuevas aventuras en mi cada vez más amplia zona de confort.
En cuanto a Camboya, creo que va a dar mucho que hablar en los próximos años, tanto por su crecimiento y oportunidades de negocio como de sus parajes ideales para hacer turismo, ¿te lo vas a perder?
En fin Camboya, fue un placer conocerte. Me has dejado con la miel en los labios y algo me dice que volveremos a encontrarnos muy pronto. Dicen que quien va a Camboya repite…¿te animas a comprobar si es verdad?