Buscar

 

En este episodio vamos a hablar de ahorro, y más concretamente por qué China está considerada la sociedad más ahorrativa del mundo, cómo es la lógica de pensamiento que lleva al pueblo chino a ello y lo más interesante: por qué el gobierno chino necesita romper con este aspecto cultural de cara a satisfacer sus objetivos, su estrategia económica.

Bien, empecemos observando que a pesar de la evolución económica del país, del incremento sideral de los salarios, del aumento de la calidad de vida del ciudadano medio, existe un factor cultural que no se ha visto afectado durante el convulso siglo XX en la vida de los chinos y es la cultura del ahorro.

La cultura del ahorro

A pesar de convertirse en una de las primeras economías del mundo, no varía. De hecho, aunque entráramos en que per cápita todavía están lejos de los primeros países del mundo, si desagregamos los deciles más ricos, el 10% de la población más rica, el segundo 10%, el tercer 10%, lo que serían clases altas, clases medias altas, o clases medias, seguimos observando los mismos niveles de ahorro que las clases bajas.

De hecho, hay un libro que recomiendo mucho, no sé si lo conocéis, es «El hombre más rico de Babilonia», son enseñanzas muy básicas de economía que le sirven a un niño y también a un adulto. Cosas que sabemos y no practicamos… Como por ejemplo aprender a ahorrar.

Y le preguntan al hombre más rico de Babilonia cómo se puede llegar a ser rico y lo que explica es que ahorres un 10% de tu renta. No que ahorres lo que te sobre de tu sueldo, sino que separes un 10% de tu sueldo, lo ahorres, y configures tus gastos sobre el otro 90%. Bien, otros episodios te enseñan que cuando lleves 10 meses ahorrando, no habrás acumulado un sueldo completo, 10 veces un 10% de tu sueldo, sino que tendrás mucho más porque habrás puesto ese capital a trabajar. A trabajar por ti.

La idea de trabajo, ahorro y acumulación de capital, es sobre lo que está basado el capitalismo. Pues bien, yo no recomendaría ese libro a ningún chino, están varias pantallas más allá.

El ciudadano chino ahorra mucho más que el diez por ciento. En general son capaces de ahorrar entre un 20% y un 40% de su salario. De hecho alguien que sólo ahorre el 10% sería alguien extremadamente consumista.

En cualquier caso, es difícil saber si la cultura del ahorro en China es una cuestión histórica o cultural. Como siempre, seguramente no es una cuestión de blanco o negro sino de escala de grises.

Mis abuelos, ahorraban por miedo. Habían vivido una guerra y la miseria se les quedó grabada en la memoria para siempre. Pero en cambio mi generación ha sido mucho más consumista. En nuestro caso podríamos decir que no hay un componente cultural sino coyuntural.

Las culturas orientales han sido históricamente más ahorradoras, lo vemos hoy analizando diferentes países de Asia, ricos y pobres y podemos encontrar similitudes en este aspecto.

Ahorro según las distintas etapas históricas

Obviamente, la miseria que vivió China en la segunda mitad del siglo XX ha debido potenciar mucho el sentimiento de escasez y el cerebro inevitablemente pide sobre-acumulación porque somos rehenes de nuestras experiencias.

Pero para entender bien de qué hablamos es importante definir qué es el ahorro:

El ahorro: Es la restricción del consumo presente. Ese ahorro se puede consumir en el futuro o se puede capitalizar, invertir.

En una situación de miseria extrema, como la que atravesó la población China durante su época comunista, el ahorro carecía de sentido.

Primero, el ahorro no era monetizable, aunque lo hubiera sido, esa monetización no hubiera podido capitalizarse. En un estado 100% comunista no puedes comprar bienes de capital para aumentar la productividad, no puedes emplear a otros con ese capital, no tiene sentido el ahorro desde el punto de vista de la capitalización en un estado fuera del marco capitalista, pero lo más importante… Si decimos que el ahorro es la restricción del consumo presente… ¿Qué sentido tiene esa restricción en un momento de pobreza extrema, de consumo de subsistencia?

En la época actual, tiene sentido el ahorro para capitalizar, abrir algún día tu propia empresa, comprar acciones en la bolsa que trabajen por ti… Pero también tiene sentido posponer el consumo presente para aumentar mi consumo futuro. Es decir, quizá yo no ahorro para invertir en ninguna empresa, ni la bolsa, ni un máster, lo que sería invertir en capital humano…

Simplemente pospongo mi consumo presente para agregar más consumo futuro. Por ejemplo, ahorro un 10% de mi salario para irme de vacaciones en agosto… O para comprarme un coche nuevo.

¿Qué sentido tiene en esa economía de consumo de subsistencia donde ya hemos dicho que no había posibilidad de inversión, restringir el consumo presente para multiplicar el consumo futuro? No se iban a ir a Hainan de vacaciones, eso no existía ni siquiera como concepto… Cuando tu sueldo es una cartilla de racionamiento que apenas llega para completar el consumo calórico diario, no tiene sentido dejar de comer hoy para comer el doble mañana. Hablamos de miseria absoluta, de hambrunas como no se han conocido en ningún otro lugar en ningún otro momento de la historia de la humanidad. La cultura del ahorro fue simplemente extirpada de la sociedad china.

¿Qué sucede? Que aunque a veces lo olvidemos, vale la pena aclarar que el sistema comunista que duró 30 años es apenas un instante en la vida de un país con 4.000 años de historia.

Mentalidad china

Si de un pueblo tenemos documentación histórica incuestionable de su tendencia al ahorro, a la inversión, al comercio es sin duda del pueblo chino. En su día de hecho dediqué un episodio del podcast a la invención del papel moneda en China.

Esta mentalidad emprendedora en el ADN chino, que conocemos, la vemos todos los días en nuestra realidad vivamos en Nueva York, en Buenos Aires o en Guangzhou…

Incomprensiblemente descartamos esa información cuando pensamos que el chino es un individuo gregario, que trabaja en equipo por un bien común… Un perfil que describe a un ser que simplemente no existe… Y éste es uno de los tópicos que trato de refutar, es difícil encontrar un pueblo más individualista, ambicioso, trabajador, emprendedor, meritocrático, pero esto rompe con el discurso oficial que nos llega tanto desde dentro como desde fuera de China…

Y quizá éste es el tema que genera más controversia con los seguidores del canal, es tan distinta es la sociedad a los valores comunistas que quizás haya sido éste el aspecto por el cual un modelo de 30 años de antigüedad nunca alcanzó el lugar esperado por sus ideólogos.

En cualquier caso, es mi experiencia vital, no es la verdad absoluta, me encantaría escuchar vuestra opinión, leeros, si tenéis otra que explique la mentalidad emprendedora china o meritocrática y su encaje en un sistema comunista. Me lo dejáis en los comentarios… Y os invito a suscribiros si creéis que este tipo de contenido enriquece el debate o como mínimo os aporta en vuestra curiosidad por el pueblo chino y su éxito económico.

El juego en China

De hecho, dejadme que aborde un contraargumento que me suelen mencionar cuando hablo de la cultura del ahorro china y es justo una cualidad o un atributo opuesto. El consumismo extremo, diríamos enfermizo de algunos chinos. ¿Cómo es posible que encontremos habitualmente a chinos jugando en las máquinas tragaperras o tragamonedas… O tengamos esa imagen del chino jugando en los casinos?

Recuerdo la primera vez que visité Macao, parecía una industria aún por explotar… Poco después leí que Macao había igualado a Las Vegas en volumen de negocio, al poco tiempo, había duplicado a Las Vegas, al poco había triplicado a las Vegas… Tengo muchísimas anécdotas en este campo porque algunas personas de mi familia se dedicaban a prestar dinero a los apostantes, todo un mundo que pude ir observando en diferentes viajes, pero esto lo dejo para un próximo episodio… Centrándonos en el tema, ¿No resulta antitético ese consumismo extremo a todo lo que os he contado hasta ahora?

Bien, la respuesta es que no. Porque, y aquí viene un tema controvertido, de choque cultural, para los chinos, el juego no es ocio. Suelo resumirlo con una frase muy sencilla pero muy profunda: Los chinos creen en la suerte.

Y alguno dirá, «bueno, todos creemos en la suerte en mayor o medida». Bien, pues ellos son los de mayor medida. Creen en la suerte de manera exacerbada. Son extremadamente supersticiosos. Y cuando crees en la suerte, desvinculas la posibilidad de éxito de un cálculo numérico, estadístico y entran en juego otros factores menos cuantificables. O menos cuantificables por nosotros, ellos tienen sus herramientas.

Si habéis jugado a Majiang, habréis visto que un chino después de perder repetidas veces… pedirá cambiar su silla, su posición en la mesa por otra persona. Curiosamente, el que ocupa su lugar no piensa que está invadiendo un lugar maldito. Lo que intenta es de alguna manera resetear la suerte, barajar un poco las cartas.

Bien, no entro en supersticiones porque esto daría para una serie entera, la idea que quiero que transmitiros es: si desvinculo la estadística de mis posibilidades de éxito, si hay un método para ganar, jugar ya no es una actividad de recreo sino una posible fuente de ingresos válida. Exactamente igual que los jugadores profesionales de póker, que cuentan con técnicas concretas y estudiables para ganar.

Por cierto, en mi tiempo en Tailandia conocí a comunidades relativamente grandes de españoles que vivían allí algunos desde hacía una década cuyo oficio era ese, jugadores de póker. Como los chinos, no ven el juego como un pasatiempo sino como una fuente de ingresos. Pero a estos, al contrario que a los chinos, sí les iba bien.

En cualquier caso, hay otra razón fundamental para entender por qué los chinos, algunos chinos pueden llegar a perder auténticas fortunas en un casino.

Cambios radicales en poco tiempo

Recordemos lo que decíamos antes: una gran cantidad de chinos que hoy tienen entre 60 y 80 años, han vivido uno de los momentos de pobreza más terribles en la historia de la humanidad.

Ahora imaginad a esa misma persona viéndose a sí misma conduciendo el deportivo más caro que os podáis imaginar… Eso es literal, China en un par de décadas pasó de 0 a ser uno de los mayores demandantes de coches de lujo del mundo. Teniendo en cuenta que por un coche importado se paga un 100% de impuestos. Es decir, pagan casi el doble de lo que se paga en Europa o EEUU por el mismo coche.

Cuando has pasado de la nada al todo, existe quien jamás tendrá bastante, y aunque se convierta en billonario seguirá levantándose a las 5 de la mañana como el primer día, este es el empresario más común, pero… Por otro lado, depende de cómo se procese la información en el cerebro puedes irte al extremo opuesto: Es decir, esto que no me ha costado nada ganar tiene para mí un valor muy bajo. En episodios anteriores os he hablado de que el trabajo es un bien abundante y por tanto tiene un valor muy bajo, por eso existe una volatilidad laboral altísima. Bien, este es el mismo fenómeno.

Si he sido capaz de hacer una fortuna en uno o dos años, y los que vivimos en China conocemos infinidad de casos así… Entonces, el dinero no tiene tanto valor. Esto, unido a un endiosamiento por parte de tu entorno en una sociedad desmedidamente resultadista, puede provocar que el tipo se crea que si en algún momento pierde su fortuna, será capaz de recuperarla de nuevo.

Un ejemplo que tengo de primera persona con un amigo de un pueblo de 300.000 habitantes donde viví un año: Un hombre que en aquel momento tenía 60 años, había vivido los peores años de China, limpiaba zapatos en la calle, tras la apertura de China, montó varias empresas hasta que consiguió hacer crecer su propia fábrica de zapatos, se hizo de oro, a un nivel de tener un helicóptero propio a principios de siglo, cuando no había tantos y tras ello se arruinó por culpa del juego. Fue humillado por sus conocidos, su mujer le abandonó… Y acabó vendiendo comida callejera con un carrito… de esos ambulantes. Y lo sorprendente es que decía “algún día volveré y seré el de antes”.

Pues volvió a subir, a enriquecerse, y acabó poniendo un hotel, el primer cinco estrellas, además en un sector que no era el suyo, y cuando hablaba con él me decía… Fue una manera de decir en el pueblo, «estoy de vuelta». Un mensaje a todos aquellos que le habían abandonado en el peor momento.

Es un ejemplo sólo, una experiencia personal, pero algo que todos los que hemos vivido en China hemos conocido en diferentes ocasiones.

Y sinceramente a mi lo que me rompió la cabeza no es que eso suceda, es decir, que puedas hacerte rico, caer, y volver a hacerte rico. Lo que me sorprendió es que la gente tenga tan en claro esta posibilidad, la anuncien y sean capaces de hacerla realidad.

Otro ejemplo de ese desapego hacia lo material es cuando el objeto en cuestión crees que lo has obtenido sin esfuerzo y piensas que si te esfuerzas, puedes replicar tu éxito tantas veces como quieras.

La primera vez que llegué al pueblo de mi mujer, observé un hotel en la calle principal que estaba cerrado, abandonado. Y al preguntar por él me dijeron que el dueño de ese hotel era un ludópata que en algún momento cuando se quedó sin dinero apostó su hotel y lo perdió. Y el tipo que lo ganó era tan rico que ni siquiera vino nunca a ver qué era lo que había ganado.

Estas anécdotas, me podría pasar todo el día explicando más…  Me volvían loco porque me hablaban de un mundo muy diferente al que encontraba en libros o en documentales. Anécdotas que son muy gráficas pero no olvidemos, son las excepciones y pese a ese consumismo exacerbado, la media, nos da una de las sociedades más ahorradoras del mundo.

Tarea del gobierno

Bien, no quería terminar el episodio sin explicaros algo que he comentado al principio. Cómo encaja este nivel de ahorro en los planes económicos del gobierno chino.

China como potencia económica es una excepción a las grandes economías focalizadas en su mercado interno como EEUU o Reino Unido. En éstos países no resalta el ahorro como característica, sino lo opuesto.

Y es que mientras en los países exportadores, pensemos en Alemania, Japón, se incentiva el ahorro, porque ese ahorro desemboca en la inversión que financia proyectos que se exportan al mundo, países como EEUU incentivan un consumismo extremo para supuestamente mantener vivas sus empresas.

Resumiéndolo mucho, o ahorras e inviertes para que más empresas nazcan y crezcan o incentivas el consumo para que tus empresas actuales tengan un volumen de ventas suficiente. ¿Qué es mejor? Bueno, pues dependerá de tu tendencia ideológica. Es la eterna discusión entre Keynesianos y liberales.

¿Y qué está haciendo China? Intentar virar de un sistema a otro. Quedaos con esto: China no ha inventado ningún sistema económico pero los ha probado todos. Y vive en un momento de cambio. Ha sido, es, un país exportador, el mundo compra los productos chinos, pero desde hace una década y algo, básicamente desde la crisis de 2008, ciertas voces dentro del partido piensan que el mundo ya no es suficiente y que se tiene que incentivar el consumo interno. Traducción: El gobierno quiere que el ciudadano chino destine cada vez una porción menor de sus ingresos a ahorro y gaste ese dinero fomentando la economía local.

Estado de bienestar y su relación con el ahorro

Y ésta, es una de las grandes razones por las que el gobierno chino está creando una especie de estado de bienestar. Recordemos, a principios de este siglo, el estado de bienestar chino era prácticamente 0. Lo que vemos ahora, asistencialismo mínimo, infinitamente menor que en las socialdemocracias europeas es de reciente creación, tiene una década. Justamente coincide en el tiempo con la crisis de 2008 y con esas voces que reclaman más consumo y menos ahorro por parte de las familias. ¿Y qué tiene que ver la creación de un estado de bienestar con generar estímulos para aumentar el consumo o dicho de otra manera, disminuir el ahorro?

Pues mucho. Sociológicamente, las sociedades con un estado de bienestar pesado, son sociedades menos ahorradoras. La teoría económica dice que proveyendo a tu población cierta seguridad y estabilidad sanitaria, jubilatoria, etc. Las personas tienden, en agregado, a consumir más ya que tienen, entre comillas su espalda cubierta.

En sociedades donde no existe ningún tipo de prestación cuando las personas envejecen, se acostumbra a ahorrar y a capitalizar en la medida de lo posible durante la etapa laboral, ya que llegará un momento en el que no puedas valerte por ti mismo.

Esa capitalización se hace de muchas maneras, la más común en países pobres, especialmente en países pobres asiáticos no es ni el inmobiliario, ni por supuesto la bolsa… No, es inversión en capital humano. Muchas familias han trabajado toda su vida, ahorrando como decía al principio mucho más de un 10%, para poder pagarle una educación a su hijo como inversión esperando un retorno en ese momento en el que el padre, el abuelo eventualmente, no se valga por sí mismo.

En sociedades algo más ricas, se invierte en paralelo en inmobiliario, más recientemente bolsa, planes privados o lo que sea. Una vida de restricciones, recordemos, ahorro es restricción de consumo presente, pensando en el futuro. Es el concepto de preferencia temporal.

Irresponsabilidad adquirida

De hecho, los defensores de esta teoría nos dicen que el estado de bienestar nos vuelve irresponsables, en el sentido estricto del término. Es decir, si sabemos que pase lo que pase, el estado estará allí cuando nos jubilemos, nuestra aversión al riesgo disminuye y quizá no planeemos alternativas o complementos a esa prestación jubilatoria… viviendo más al día o, yéndonos al extremo, viviendo al límite. Si el estado de bienestar provee de un subsidio por desempleo, es más probable que abandonemos un empleo que conservaríamos en otra circunstancia.

Esto está muy estudiado en el tema de los seguros por ejemplo. Un conductor con un seguro a todo riesgo tenderá a ser más temerario que un conductor con un seguro a terceros.

Bien, podemos estar de acuerdo o no, es difícil que desde la perspectiva de alguien que vive dentro de un estado de bienestar profundo pueda entender los incentivos a ahorrar o a consumir que tiene alguien que vive en un territorio sin estado de bienestar y viceversa. El caso es que China, el gobierno chino tiene la necesidad de cambiar este hábito, cultural, tan asentado en el pueblo chino como es el hábito del ahorro, veremos si lo consigue, yo tengo mis dudas.

Los chinos han sufrido mucho, no se fían de los malos tiempos, no se fían del sistema bancario, no sé si diría que no se fían ni de su propio gobierno, hay de todo, pero sobre todo, viniendo de donde vienen, no se fían del futuro. Hay un reto por delante para todo aquel que quiera disminuir la aversión al riesgo china.

Hoy os voy a dejar, con una frase que escucharéis mucho en los próximos días, llega el año nuevo chino y oiréis lo de «Xīn Nián Kuài Lè!» pero lo que quiero que os quedéis es con la frase que viene detrás, después de decirse feliz año nuevo, viene una frase que ejemplifica el pensamiento economista chino a la perfección después de ese «Xīn Nián Kuài Lè!» vendrá un «Gōng Xǐ Fā Cái»: «Que la fortuna esté contigo», que se podría traducir coloquialmente como «ojalá ganes muchísimo dinero».

Nos vemos en un próximo episodio.