El mito de la calidad en China

Uno de los mitos sobre China que más fuertemente ha arraigado en la mentalidad occidental es la supuesta baja calidad de los productos “Made in China”.

Es una idea que está presente a todos los niveles: Muchas empresas tratan de ocultar a toda costa que sus productos se fabrican en China y los consumidores miran con recelo los productos que incluyen un “Made in China” en sus etiquetas.

¿Qué tiene de cierto toda esta leyenda?

China, la fábrica del mundo

Si de algo no hay duda es que en China se fabrican la mayoría de productos. Mira a tu alrededor y compruébalo por ti mismo. Seguramente tu teléfono esté fabricado en China, o como mínimo, muchos de sus componentes, al igual que tu ordenador, tus gadgets o incluso gran parte de tu ropa. ¿Y son productos de mala calidad? Puede que si o puede que no.

La cuestión es que en China se fabrican tanto los mejores como los peores productos del mundo: Todo se reduce a una cuestión de precios.

Para muestra un botón, o mejor, un smartphone. Y es que uno de los teléfonos más aclamados y con mayores avances del mundo, el iPhone, se fabrica en China, concretamente en la ciudad de Zhengzhou.

La mayoría de marcas “top” en cualquier ámbito fabrica en China y sus productos tienen una gran calidad. Evidentemente, estas marcas pagan para sus productos tengan una calidad requerida, por lo que al final dependerá de lo que el productor exija y esté dispuesto a pagar.

Mitos sobre la calidad en China

Hora de poner sobre la mesa todos los mitos sobre la supuesta mala calidad de los productos de China para rebatirlos con razones objetivas:

Las fábricas chinas no son capaces de producir productos de calidad: A estas alturas ya te habrás dado cuenta de que esta afirmación no tiene ningún sentido, pero la creencia popular sigue arrastrando este mito desde hace décadas. Lo cierto es que China, más allá de producir productos de calidad para marcas occidentales, cada vez está más involucrada en crear productos de gran calidad para sus propias marcas. Los productos de Xiaomi o DJI, conocidos mundialmente, son un claro ejemplo.

Las condiciones en las fábricas chinas son horribles: En todo el mundo habrá fábricas donde las condiciones de trabajo serán mejores o peores, pero desde luego, la realidad está muy alejada de lo que el imaginario colectivo supone sobre este tema. Las evoluciones tecnológicas de las fábricas chinas hoy en día han creado una situación en la que prácticamente han puesto al país asiático en la cabeza mundial en lo que a ciertos desarrollos se refiere. Las instalaciones se miman cada vez más, ya que al final los propios fabricantes son los primeros interesados en crear mejores productos.

Los trabajadores de las fábricas chinas son prácticamente esclavos: Otro gran mito que poco tiene que ver con la realidad. Mucha gente cree que el trabajador de una fábrica china prácticamente tiene que mendigar por obtener un puesto de trabajo. La realidad muestra que son las fábricas precisamente las que deben estar mejorando las condiciones de sus trabajadores continuamente para que no se vayan a la competencia. El bajo nivel de desempleo y la alta demanda de trabajadores han puesto en una situación privilegiada al trabajador chino, y los salarios no han parado de aumentar en los últimos años.

Se fabrica en China porque la mano de obra es barata: Tal como acabamos de comentar, los salarios bajos en China es una situación que ha cambiado de forma radical. Si las empresas buscasen ganar en competitividad en este aspecto irían a otros países a fabricar sus productos, pero lo cierto es que en China existe una mano de obra altamente cualificada, unas infraestructuras difícilmente replicables, un know-how obtenido en base a años de experiencia y toda una serie de factores que hacen del país asiático la mejor opción, más allá de los costes laborales.

 

 

¿Por qué sigue habiendo productos de mala calidad hechos en China?

El comprador exige productos con precios extremadamente bajos que terminan convirtiéndose en productos de baja calidad: En los negocios hay situaciones que resultan altamente improbables de acontecer, y una de ellas sería la de obtener un producto de alta calidad habiendo pagado previamente unos precios ridículamente bajos. Los fabricantes chinos tienen que obtener beneficios por fabricar sus productos, y si un comprador insiste en obtener el precio más bajo posible, evidentemente este tendrá que poder obtenerse con recortes en la calidad de los componentes, en el proceso de fabricación y en todo tipo de detalles.

Falta de controles de calidad: Una de las razones más comunes para recibir productos de mala calidad es simplemente que el importador no verifica la calidad del producto antes del envío.

Un segundo error que suelen cometer los importadores es confiar únicamente en el personal de control de calidad de la fábrica para esta inspección previa al envío. Los importadores más experimentados rara vez confían en el personal de control de calidad de la fábrica debido a:

  • Sesgo de autoevaluación inherente a la identificación de problemas de calidad en sus propios productos
  • Informe limitado de resultados de inspección
  • Falta de responsabilidad para abordar cualquier problema de calidad encontrado

Una verificación de confianza de la calidad del producto antes del envío es una parte clave para obtener productos de China con la calidad que deseamos.

Hay fábricas de todo tipo: Si hay algo que abunda en China es la variedad, sea el ámbito que sea al que nos refiramos. Con las fábricas ocurre exactamente lo mismo, ya que podremos encontrarnos fábricas especializadas en producir artículos de la más alta calidad empleando los mejores componentes y la última tecnología al igual que existirán fábricas que solo compitan en precio ofreciendo productos de baja calidad. Al final es una cuestión de sentido común, ya que cuando vamos a comprar a un bazar chino un artículo de 1 € sabemos a lo que nos atenemos, de la misma forma que cuando compramos un iPhone esperamos una calidad totalmente distinta.