La guerra tarifaria entre China y EEUU está alterando todo el conocimiento que teníamos sobre el transporte de mercancías a nivel mundial. Parece un mal momento para hacer pruebas porque todo se encuentra en un constante cambio y, lo que es peor, todo lo que está cambiando ahora, cambiará de nuevo en cuanto desalojen a Trump de la Casa Blanca y todo vuelva a su sitio. De momento, tenemos el Euro a casi 8 RMB y un montón de expatriados que negociaron su sueldo en yuanes bastante irritados.
La ciencia de la interacción humana
Como el comercio es la ciencia de la interacción humana y la interacción humana entre millones de individuos evoluciona de forma más rápida que la cabeza de un dirigente en su despacho, la guerra tarifaria entre Estados Unidos y China está provocando un montón de consecuencias no deseadas que convierten el comercio internacional de una autopista de 4 carriles, donde circular era relativamente cómodo, a una jungla vietnamita donde todas las certezas de hoy son incertezas mañana y el comercio se vuelve una mesa de trileros donde nunca sabemos si somos de verdad leones o gacelas.
Hoy os quiero hablar de algo que nos está llegando a través de nuestra oficina en Camboya.
Os preguntaréis, ¿qué tiene que ver Camboya en la guerra tarifaria entre China y EEUU?
Pues efectivamente parece no tener relación, pero en unos minutos le encontraréis lógica a todo. Tiene que ver con lo que decíamos antes, la ciencia de la interacción humana.
Como sabéis, los chinos dominan las economías del sureste asiático. No porque hayan llenado a estos países de espías, militares o se hayan dedicado a quitar y poner presidentes a base de promover golpes de estado; los chinos son influyentes a base de comercio. Es decir, el capitalismo más puro.
¿Pero de dónde salen estas empresas chinas? ¿Cómo han llegado los chinos a ser tan influyentes en el Pacífico?
Históricamente las migraciones chinas fueron muy marcadas. Y no hablo de los antiguos thai que eran básicamente habitantes del sur de China que fueron desplazados por otras tribus hasta que encontraron su lugar en Thailand que no deja de ser la tierra de los Thai… de ahí su parecido con los chinos. Pero no, hablo de migraciones que se han dado en el último siglo, tan recientes que los descendientes de estos inmigrantes todavía se llaman a sí mismos chinos.
Singapur, el ejemplo más paradigmático
Con más de un 70% de ascendencia china siendo uno de los países más ricos del mundo. En Malasia e Indonesia pese a ser minoría los chinos dominan las economías. De nuevo, no son chinos de China sino indonesios, nacidos en Indonesia, de padres indonesios que se consideran a si mismo chinos, que hablan alguno de los dialectos chinos en casa, tienen familia en China y cuando hablas con ellos tienen como un anhelo dentro de volver algún día a China. Volver, cuando jamás han estado allí y ni siquiera saben a ciencia cierta de que aldea salieron sus antepasados. Es muy interesante hablar con ellos y poder intercambiar esta información porque te das cuenta de que ese anhelo es un poco extraño cuando no se sienten tampoco parte de China y ni siquiera tienen datos precisos sobre su procedencia.
Podría entenderse que en Malasia, los chinos (el cuarto de la población), dominen la economía. Y, ¿por qué ese 25% es más listo? En indonesios de ascendencia china son apenas el 1% y es tal el nivel de control de empresas, tierra, etc. Que tuvieron que evitar por ley que los indonesios chinos pudieran optar a puestos de poder. Por ejemplo, un indonesio de raza china no puede optar a presidente de Indonesia.
Vietnam sería uno de los lugares donde los chinos tuvieron menos influencia histórica y hay una rivalidad más evidente. Da igual, incluso siendo el país de la región donde los descendientes de chinos lo promocionan menos, es cierto que es un país desarrollado con muchísimo capital chino sobre todo en la última década cuando China pasaba a ser muy cara y muchas fábricas de Guangdong, el sur de China, se movieron hacia Vietnam.
Desde Camboya
Volvamos a Camboya, que es el lugar donde tenemos nuestra base de operaciones en la región y paradigma del dominio chino en el pacífico. A pesar de que oficialmente los chinos en Camboya son una minoría, esto no es del todo así. Una gran cantidad de jemeres son en realidad descendientes de chinos y de hecho puedes encontrar con relativa frecuencia camboyanos que hablen chino. Independientemente de los datos demográficos, la influencia china sobre Camboya en los últimos años ha sido enorme.
El actual presidente, que acaba de renovar su mandato es socio preferente de China y ha convertido Camboya en parte crucial de la estrategia de expansión China a cambio de financiación permanente en las necesidades de modernización del país. Os podéis imaginar la cantidad de empresas chinas en la zona.
Influencia china
Es realmente difícil analizar el boom de la economía camboyana sin entender la influencia que las empresas chinas tienen en este país. Es difícil analizar el tráfico de mercancías en el puerto de Sihanoukville sin saber que prácticamente la totalidad de las mercancías que pasan por allí vienen de China. Los otros dos grandes socios de Camboya que serían Tailandia y Vietnam mandan sus mercancías de forma terrestre.
Y aquí es donde cierro el paréntesis geográfico y vuelvo al tema inicial. Si la industria china ha generado varias economías satélite y de repente Trump ha convertido los productos chinos en poco menos que inaccesibles, ¿qué es lo que pensáis que el mercado, que siempre va un paso por delante, ha pensado como solución? Pues con nuestra mente occidental probablemente pensaríamos en usar todos estos países para producir lo que queremos seguirle vendiendo a los norteamericanos, pero como los chinos piensan de manera distinta, muchas veces más rápida y crear una fábrica nueva es algo demasiado lento. Lo que está sucediendo por momentos es una cantidad colosal de servicios de re-etiquetado de los productos en estos países satélites. Es decir, si no me dejas entrar como producto chino, lo muevo a Taiwán y lo re-etiqueto como producto Made in Taiwan y te lo sigo vendiendo.
Las zonas francas de media Asia ya están haciendo su agosto, sobre todo aquellas que cuentan con gran influencia China. El guanxi chino funcionando a pleno rendimiento.
Las aduanas en USA
Pese a que algunos consultores americanos están advirtiendo de que esto es un delito flagrante y puede acarrear incluso penas de cárcel, la realidad es que el transbordo y re-etiquetado es una práctica tan antigua como el propio comercio que lleva mucho tiempo realizándose no sólo hacia Estados Unidos y no sólo desde China. Con el estallido de la guerra comercial, esto se va a multiplicar exponencialmente porque todo lo que toca China, dado su peso en la economía mundial, lo agiganta.
Modificar el origen de un producto concreto es obviamente un delito y no se debería hacer. El problema es que demostrar quién comete delito y quién no es realmente complejo pese a que las aduanas americanas presuman de buen ojo. Hay que pensar que estos países asiáticos tienen productos muy similares a los chinos ya que, de alguna manera, son competidores naturales. ¿Cómo dilucidar si un producto es vietnamita o chino re-etiquetado? Probablemente sospecharán del aumento repentino de las importaciones americanas originarias de todos estos países, pero ¿no es acaso normal que, tras el veto a productos chinos, una parte de los importadores americanos redirijan su mirada a países ofertantes similares pero exentos de la tasa?
Además del aumento natural de ventas los productos fabricados en estos otros países, muchas fábricas chinas tienen una segunda fábrica en Vietnam o Camboya, por poner dos ejemplos, por una cuestión de costes. Será normal entonces que estas empresas chinas sirvan más producto a partir de ahora desde su sede en Vietnam y reduzcan temporalmente sus ventas desde China hasta que se calmen las aguas.
¿A quiénes afectan?
Empresas como Zara, que producen en China, Vietnam o Marruecos, …, entre muchos otros. ¿No tiene sentido que, si de repente Europa sube las tasas a los productos de origen asiático, la estrategia de Zara virara a enviar a Europa más productos de los producidos en Marruecos y recolocar los productos asiáticos en países sin tasas?
Obviamente. Lo mismo harán Wal-Mart o Apple. Recordemos que la guerra tarifaria no afecta sólo a empresas chinas afecta también y sobre todo a empresas americanas que producen en China.
Tenemos productos que habitualmente se modifican o se ensamblan en estos países y lo hacían ya antes de que tomara forma esta guerra tarifaria. ¿Se mirarán con lupa a partir de ahora? Ensamblar productos prefabricados en otros países es una práctica habitual cuyo objetivo es ahorrar costes ya que la fabricación de las partes se automatiza en países más tecnificados y el ensamblaje se resuelve en países con una mano de obra más económica. ¿Cómo distinguimos lo que es verdad de lo que no? Si afinamos mucho, podemos perjudicar seriamente a países como Bangladesh.
También tenemos productos formados por otros, que no requieren sólo un ensamblaje sino un trabajo mucho más elaborado. China es un gran explorador de textil a prácticamente todos los países que he ido nombrando y muchos otros productores y competidores como India o Pakistán. Fabricar una chaqueta no es un ensamblaje básico, pero sí la tela, los botones, la cremallera y el forro vienen de China, no tiene mucho sentido poner una tarifa especial a los productos chinos y no ponérsela a Pakistán.
Estas son las incongruencias a las que llega un político que no tiene ni idea de cómo funciona el comercio internacional.
En resumen…
Tenemos productos autóctonos que aumentarán sus ventas de forma natural por ser, de repente más competitivos que los chinos. Fábricas secundarias de productos chinos o extranjeros que empezarán a usar más esas fábricas secundarias, empresas nuevas que se moverán de forma natural a esos países por la lógica de mercado, productos que se ensamblaban o se modificaban, productos creados a partir de componentes chinos… y en medio de toda esa maraña aparecen estos productos chinos re-etiquetados. ¿Realmente se puede pelear contra ello?
Como decía, en Estados Unidos ya se está hablando del tema y se presume de un sistema de detección muy eficiente. El mismo sistema, entiendo, que deja pasar millones de copias, productos sin declarar y que no tiene ningún control sobre lo que hacían los chinos ya, antes de esta guerra tarifaria.
Es tan cómica la ineficiencia o transigencia americana en su control sobre las mercancías chinas que el puerto de Houston ha sido tradicionalmente usado para pasar productos de Estados Unidos a México ya que las tasas mejicanas solían ser mucho más altas que las americanas en productos donde México y China compiten, como el textil. Es decir, hasta antes de ayer, a los americanos no sólo les importaba mucho tasar los productos chinos. Les importaba todavía menos si esos productos chinos se re-etiquetaban o se reenviaban de forma ilegal a México desde suelo americano.
En fin, en cualquier caso, mi obligación es advertir sobre la ilegalidad que supone re-etiquetar o manipular el origen de los productos sea para evitar tarifas más altas o por cualquier otra razón y, sobre todo, advertir del riesgo de fiarnos de nuestro proveedor en sus soluciones creativas en este ámbito, porque seremos nosotros, como empresa importadora, los que respondamos ante la ley.
Controles de calidad sí o sí
Por otro lado, recomiendo encarecidamente hacer controles de calidad para asegurarnos de que el producto se esté produciendo en el lugar que realmente se dice. Es decir, si un proveedor nuestro nos soluciona el problema tarifario sirviéndonos producto fabricado en su otra fábrica de Vietnam, verifiquemos que la fábrica existe, que el producto ha sido fabricado allí y asegurémonos que todo esté en regla porque ese reporte del control de calidad, las fotos de la producción, empaquetado, carga y el sello de la empresa que nos ofrezca el control, pueden librarnos de un disgusto, sino algo peor.
En nuestro caso, en nuestra delegación en Camboya, nos estamos encontrando producto re-etiquetado incluso en producto que se envía hacia Europa, es decir, es tal ya el volumen de carga manipulada que ya se están utilizando estos países de hubs y de almacenes de stocks independientemente de si el producto se reenvía a Estados Unidos a Europa, a Latinoamérica o a donde sea. Y, aunque esto pueda no tener incidencia a nivel tarifario, como decíamos, manipular el origen de una mercancía es ilegal y se castiga con penas hasta de cárcel. Imaginemos un producto alimenticio, por ejemplo. No tiene ningún sentido arriesgarse, más aún cuando ni lo hemos pedido ni nos supone ningún beneficio.
Por último y por dar una nota positiva a todo este sinsentido de la guerra tarifaria. Tenemos el Euro a casi 8 RMB y estamos a camino de los 7 RMB por dólar. Es sin duda y más que nunca el momento de importar porque esta guerra tarifaria no va a durar para siempre.
Os dejo con un proverbio malayo:
“La barca pasa, pero el río queda”.
No hay verdades absolutas que perduren, lo único perpetuo e inamovible es el cambio continuo. No debemos obcecarnos con soluciones extremadamente complejas a problemas puntuales que no tienen por qué mantenerse en el tiempo.
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