Poner en duda algo o a alguien no significa necesariamente atacar, criticar destructivamente ni mucho menos odiar. Puede ser algo saludable para reforzar nuestros argumentos. Quitar algo de la mesa de debate, establecer líneas rojas o decretar temas tabús, muestra miedo, incapacidad argumental o en el peor de los casos intolerancia.
Por ello, cuando me hablan de los temas que los chinos son incapaces de poner en duda, lo acepto pero creo que se hace desde el desconocimiento de que nosotros también tenemos temas tabús, a otro nivel sí pero los tenemos y son bastantes más de los que creemos. Somos incapaces de poner en duda la monarquía, que sí se hace, todo el día, en la calle. Si es así… si en la calle la pone en duda ¿Por qué nuestros representantes en las cortes no proponen un referéndum sobre ello? Porque en realidad no se pone en duda.
En la calle quizá hay discusiones en negro, como una factura sin IVA, pero en blanco, no se puede poner en duda. ¿Os imagináis a alguien poniendo en duda la democracia? Sería tildado de “x”,”y” y “z”. Yo soy partidario de ponerlo todo en duda. Y como seguramente es el mejor sistema posible… La discusión, los argumentos, reforzarán nuestra convicción y la democracia saldrá consolidada de ese debate.
Pero no, la democracia es el mejor sistema posible, no hay otros, todo lo que no es democracia es dictadura (qué pena contar con una mente binaria) y todo el que ponga en duda esto atenta contra mí. Me niego a poner en duda esto. Bien. ¿Podemos entender que otra persona en algún otro lugar del planeta crezca pensando que su sistema es el mejor, sea este la Sharia, o el sistema político chino, porque los han adoctrinado tanto como a nosotros y no están dispuestos a ponerlo en duda tal como hacemos nosotros?
Dedicarnos a poner en duda las contradicciones de los demás, es un deporte interesante. Todos las tenemos pero en las de los demás son más visibles, más ridiculizables y por supuesto encontraremos más afinidad en nuestra audiencia si los que nos leen son los nuestros. Y esto es lo que hacen muchos periodistas españoles en China, poner en duda a su gobierno, su sistema, sus leyes… Si es así y si se hiciera desde una óptica constructiva me parecería muy respetable pero la sensación de un buen número de extranjeros (en este caso españoles) en China es que el periodismo no nos representa, nos habla de un país muy distinto al que vivimos y aparentemente cuenta con una agenda propia que poco o nada tiene que ver con la realidad que vivimos cuando salimos a la calle.
Y de la misma manera de que el periodismo pone en duda a China, nosotros podemos poner en duda ese tipo de periodismo y para ello entrevisto a Zigor Aldama, corresponsal de referencia en China durante 20 años y ha tenido la generosidad de prestarse a responder a mis preguntas.