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¿Es fácil diferenciar a los asiáticos entre ellos?

Muchas veces hemos escuchado  lo sencillo que resulta para algunas personas diferenciar entre chinos y japoneses.

Nuestra opinión, basada en decenas de estudios y muchos años de experiencia en Asia, nos dice lo contrario. Podríamos afirmar que absolutamente nadie es capaz de diferenciar entre algunas de las razas asiáticas, pero probablemente exageraríamos y estaríamos argumentando sin datos, ya que no podemos hacer un estudio del 100% de la población mundial.

Quedémonos con que entre gran mayoría de los seres humanos (incluidos asiáticos) es realmente difícil llegar a una diferenciación efectiva. Es posible que científicamente existan diferencias que sean estudiables pero desde luego no son las que nosotros usamos cuando pensamos que sí los diferenciamos.

Nuestros argumentos de diferenciación están más ligados al desconocimiento y sobretodo a fenómenos sociológicos como la inmigración, política, economía, etc.

Y vamos a explicar el porqué:

Diferentes argumentos de porqué pensamos que sí sabemos diferenciar entre los diferentes pueblos asiáticos:

1. El origen de la afirmación (chinos emigrantes vs japoneses turistas)
Una gran parte de la afirmación de la fácil diferenciación entre chinos y japoneses se basa en la realidad que se vivió en occidente en la segunda mitad del S.XX en la que grandes cantidades de ciudadanos chinos emigraron a países desarrollados en busca de oportunidades.

Este momento histórico coincidió con el apogeo de la economía japonesa justo antes de la mal llamada “década perdida”. Curiosamente, a medida que la economía de Japón ha ido estancándose y la economía china ha ido creciendo, hemos ido dejando de diferenciar a chinos y japoneses tan fácilmente. En efecto, jamás hemos sabido diferenciar entre chinos y japoneses, hemos sabido diferenciar entre asiáticos ricos y asiáticos pobres, entre empresarios trajeados y pinches de cocina, entre turistas con cámaras de última generación y comerciantes sin cultura, entre gente educada y silenciosa y mano de obra barata y necesitada. En cuanto vemos a un hombre de negocios chino, con traje, educación y estilo, se nos acaba la magia y esas supuestas habilidades de diferenciación. De hecho, cuando hablamos con chinos “ricos” acostumbrados a viajar por todo el mundo, una de las cosas que más les ofende es llegar a un hotel y ser recibidos con un “konnichiwa” pues no hay nada más ofensivo para un chino, que llamarlo japonés.

¿Por qué sucede esto? Porque hasta hace 20 años, la mayoría de asiáticos que podían permitirse un hotel de 5 estrellas eran japoneses. Y con esta experiencia de varias décadas, los hoteles no han sabido diferenciar la nacionalidad? Pues no. Obviamente, la nueva generación de chinos ricos provoca que los hoteles pregunten antes de saludar o que directamente contraten asiáticos, que esperan a escuchar el idioma en el que se comunican los clientes para hablar con ellos en su idioma.

2. El origen de los emigrantes chinos.
Es curioso como pese a la gran inmigración china que ha habido en occidente tenemos un conocimiento limitadísimo sobre ellos y jamás nos hemos sentido interesados en aprender nada sobre ellos. De ahí que para nosotros, los chinos sean básicamente iguales. Por qué sucede esto? Tomemos como ejemplo mi país, España:

Oficialmente, el 70% de los ciudadanos chinos que viven en España, son de la misma provincia, Zhejiang, una provincia de unos 50 millones de habitantes. Si comparamos toda China (>1400 millones) con esta provincia, veremos que la “muestra” que estamos tomando es realmente escasa. Pero aún hay más, de ese 70%, prácticamente el 100% de estos inmigrantes vienen “sólo” de dos municipalidades: Qingtian y Wenzhou, que están prácticamente unidas. Es difícil poner ejemplos cuando se habla de China, pero se imaginan a los Nigerianos diciendo que podrían diferenciar muy fácilmente a europeos, una Unión Europea que fuera 3 veces más grande de lo que ahora es, si los únicos Europeos que hubieran visto fueran italianos y ni siquiera de toda Italia sino de una zona más pequeña que la que separa Milán de Genova? Esa es la suposición que hacemos. He puesto el ejemplo de España, pero en todo el planeta se repiten los patrones de inmigración chinos aunque con diferente procedencia. Para rizar el rizo, nos faltaría añadir que pese a esa estadística del 70% de emigrantes de Zhejiang, el porcentaje es todavía mayor y supera el 90% si tenemos el cuenta la población china ilegal que proviene mayoritariamente de la misma zona.

3. Las razas chinas
La diversidad racial China es simplemente increíble. Pese al desconocimiento de occidente, existen chinos que podrían parecernos amerindios, zonas con chinos rubios con ojos azules, zonas donde podríamos asociar las razas a la fisionomía gitana, razas que asociamos a una mezcla chino-rusa y otras donde adivinaríamos rasgos musulmanes. Sí, los Han (la raza que más nos suena) son el 90% de China pero en el otro 10% hablamos de casi 150 millones de personas, bastante más que población de Japón, precisamente el país del que pretendemos insinuar que sabemos diferenciar a sus habitantes. En ese 90% de Han, también podríamos hacer diferenciaciones por provincias, pero entraríamos en un terreno más técnico.

4. El origen de las razas y la cultura asiática
No pretendo entrar demasiado en este tema del que podríamos escribir enciclopedias y además tocaría temas sensibles o polémicos en conflictos históricos. Sólo explicar que infinidad de razas que ahora pueblan países vecinos a los chinos, son en realidad descendientes de éstos o mezclas entre ellos. De igual modo sucede con los idiomas y/o cultura de algunos países asiáticos. Un ejemplo serían los tailandeses (Thailand= Thai (hombres libres) + land, tierra de los Thai > tierra de los hombres libres). Los Thai son una raza que vivía en lo que ahora es la provincia China de Yunnan (muy recomendable para visitar) y se desplazó al sur ocupando lo que ahora conocemos como Tailandia. Es decir, igual que muchas razas que hoy existen en China, las consideramos chinas, una raza que en su día se desplazó geográficamente, pasamos a considerarla completamente diferente, no por una cuestión de fisionomía, sino por una cuestión política.

5. Las pruebas empíricas
En lugar de aburriros con más argumentos, vamos a las pruebas empíricas. Los chinos NO se diferencian entre ellos ni con los japoneses. He vivido con japoneses que jamás eran diferenciados en China, hasta que hablaban y descubrían su acento, otros japoneses que ya hablaban un chino perfecto viven desde hace años en China sin que nadie sea capaz de adivinar su procedencia. Esto pasa también al contrario. Hemos viajado a Korea y Japón con amigos que los locales no eran capaces de distinguir. De igual manera ha pasado en Indonesia, Tailandia o Singapur.

Una mención especial para mi actriz favorita, Zhang ziyi. Protagonista de “Memorias de una Geisha” donde clava el papel con una actuación memorable junto a otras actrices chinas que fueron escogidas por delante de actrices japoneses lo cual creó una gran polémica por temas políticos entre estos países que siempre eran rebatidos con el argumento de la imposibilidad de la diferenciación de ambas razas y la posibilidad de elección de actores y actrices de uno u otro lugar indistintamente en historias de ambos países.

 

*Este estudio se realiza con el máximo respeto a las diferentes razas asiáticas, intentando desmitificar tópicos y afirmaciones, en algunos casos ofensivas, acerca de los parecidos o diferenciaciones que se hacen de estas razas.