Cada vez son más las empresas que, viendo las oportunidades que ofrece el mercado chino, deciden expandirse y establecerse en el país asiático.
Ante esta situación, muchas empresas piensan en enviar a alguno de sus empleados directamente a vivir y trabajar a China, sin tener en cuenta todas las consecuencias que esta decisión podría acarrear.
Si te estás planteando esta opción, te dejamos algunas consideraciones que deberías tener en cuenta antes de tomar una decisión final.
Expat en China y todo lo que no te contaron
Supongamos que finalmente has decidido enviar a un trabajador de tu empresa a China para comenzar a desarrollar todo tipo de proyectos.
Lo primero que deberíamos tener en cuenta es la ciudad donde va a vivir. La mayoría de trabajadores seguramente van a preferir vivir en ciudades “top”, como Shanghái, donde se respira un aire más internacional y las opciones de ocio y diversión son infinitas.
Esto es un problema visto desde muchos puntos de vista.
Para empezar, el hecho de vivir en Shanghái va a suponer que nuestro trabajador no se empape de la verdadera cultura china. Vivirá en un ambiente bastante artificial, rodeado de muchos otros expats, y esto será un problema para la correcta integración de nuestro trabajador en la cultura china.
Otro problema que suele ocurrir viviendo en Shanghái o en otro tipo de grandes ciudades es el de los desplazamientos. Nuestro trabajador debería estar disponible para acudir a las distintas fábricas y realizar los procesos por los que está allí trabajando, pero hay que tener en cuenta que los costes de desplazamiento pueden ser bastante grandes. Las fábricas se sitúan fuera de los grandes núcleos urbanos, y los tiempos de desplazamiento desde estas grandes ciudades a esos entornos pueden costar bastantes horas. ¿Estamos dispuestos a realizar esa inversión en recursos?
Un problema que cada año se vuelve más y más difícil de solucionar es el asunto de la burocracia. Ya no solo es el hecho de poder conseguir implantar a nuestro trabajador en China de forma legal, sino más bien el hecho de poder mantenerlo allí año tras año. Los requisitos cada vez son más estrictos y cambiantes, y aunque consigamos enviar a nuestro trabajador a China, es probable que antes o después se nos exija algún requisito que no podamos cumplir, lo que supondría la vuelta de nuestro trabajador y la pérdida de todo el trabajo realizado.
Igualmente, resulta muy complicado cubrir las expectativas de un trabajador al que enviamos a una de estas grandes ciudades.
En muchas ocasiones exigirán poder optar a ciertos beneficios: Seguro privado, colegio para sus hijos, gastos de alquiler de viviendo… y teniendo en cuenta que el coste de la vida en este tipo de ciudades es bastante elevado, este tipo de extras pueden suponer un gasto mayor que el propio salario de nuestro trabajador.
Un riesgo adicional que muchas empresas ni se plantean es la posibilidad de que otra compañía nos robe a nuestro empleado. Hay que tener en cuenta que nuestro trabajador se va a relacionar con otros expats de muchos otros lugares del mundo, y probablemente muchos de ellos cobren un sueldo mayor, ya sea porque pertenecen a empresas de mayor tamaño o simplemente por su experiencia. Es normal que en este tipo de situaciones nuestro trabajador se vea tentado a abandonarnos para intentar alcanzar un puesto mejor remunerado, y si eso ocurriese, toda nuestra inversión en recursos y formación se perdería de la noche a la mañana.
Aún con todo, y suponiendo que pudiésemos superar los problemas que acabamos de mencionar, otro asunto al que deberíamos prestar atención es el de la mentalidad de nuestro trabajador respecto a la nueva situación. Son muchos los trabajadores que en principio se muestran encantados ante este tipo de ofertas internacionales, pero en muchas ocasiones solo piensan en la parte más “aventurera”, terminando cansándose pronto del trabajo y empezando a desear conocer otros destinos.
Al mismo tiempo es muy normal que muchos trabajadores no encajen en esta nueva situación y pidan volver a sus países de origen, habiendo desperdiciado así numerosos recursos.
Alternativas a un trabajador en China
Para evitar tener que enfrentarnos a todas las problemáticas que acabamos de ver, hay varias opciones sobre la mesa.
La primera opción sería contratar a un trabajador chino, aunque para satisfacer nuestras necesidades, tendría que cumplir ciertas características.
Salvar la barrera del idioma sería la primera de ellas, ya que salvo que hablemos su idioma, no podremos entendernos. Y encontrar un trabajador chino que hable inglés no es una tarea tan sencilla ni barata.
Sería interesante que trabajase con nosotros en exclusividad, y esto es algo igualmente complicado, ya que el trabajador chino normalmente va a querer ganar más dinero aunque sea trabajando en varios proyectos al mismo tiempo.
Otra opción sería contratar a un extranjero que ya viva en China. El problema de esta opción es que, si ya está allí, probablemente ya trabaje para otra empresa y tenga cierto caché en base a su experiencia. ¿Podemos permitirnos desembolsar cierta cantidad de dinero para ficharlo?
La tercera opción sería la de contratar una empresa que haga las veces de nuestro departamento de compras en China. Con esta propuesta lograríamos solventar muchos de los problemas que hemos visto a lo largo del artículo, ya que, si cuentan con perfiles tanto orientales como occidentales y tienen experiencia ayudando a desarrollar negocios a empresas en China, realmente cumplirían la mayoría de requisitos mínimos sin tener que arriesgar ni invertir cantidades desorbitadas.
En cualquier caso, la opción perfecta no existe. Al final todo se reduce a una cuestión de decisiones que dependerá del riesgo que queramos asumir en cada caso.