Este concepto fue creado en 1999 por el biólogo Dickson Despommier, quien había pensado en la posibilidad de construir estas granjas rascacielos. Consisten en un tipo de granja vertical cuyo objetivo es cultivar plantas dentro de edificios de varios pisos o rascacielos- de ahí el nombre de “Farmcrapers” (proveniente de la palabra inglesa “Skycrapers”)- una solución que se había propuesto para poder resolver los problemas de superpoblación generados en los grandes núcleos urbanos.
La FAO estima que para el 2050 el 70% de la humanidad podría estar viviendo en las ciudades y, para China, prevé que en el 2030 sería el 75%, debido al éxodo masivo rural que se está produciendo.
Sin embargo, esta utopía de los “farmcrapers” podría ser viable ya que sus defensores apuntan que la tecnología que se necesita está, a día de hoy, disponible.
Actualmente, está previsto el proyecto “Asian Cairns”, de la mano del arquitecto belga Vincent Callebaut. Un plan urbanístico, encargado por inversores chinos, que combina la industrialización con un medio sostenible y que se situaría en la ciudad de Shenzhen (China).
Estas granjas rascacielos estarían formadas por 6 edificios que funcionarían como invernaderos de grandes dimensiones y ocuparían unos 320.000 m2 de superficie. Su exterior tendría un aspecto de piedras rocosas superpuestas pero con una cubierta transparente que dejaría entrar luz natural.
Tendría un uso mixto ya que habría espacios de cultivo, granjas en la parte inferior, áreas residenciales, zonas de trabajo y también de ocio.
Su sostenibilidad se basa en que produciría más energía de la que consume ya que se aprovecharía de la energía eólica y solar, además de que tendría un bajo consumo de agua debido a que su sistema de reciclaje recogería las aguas fluviales y filtraría y procesaría las aguas grises. Igualmente, aprovecharía los residuos generados para transformarlos en abono que mantendría la vegetación.
En cuanto al aire, estos edificios evitarían las emisiones de Co2 ya que se ahorraría mucho en transporte al estar las granjas emplazadas cerca de los consumidores. Y se instalarían jardines que ayudarían a mejorar el oxígeno.
El único inconveniente de este tipo de edificios sería que no se podrían implementar en zonas carentes de agua o luz natural.