En China, la tasa de desempleo es residual y el gran problema con el que cuentan las empresas es la dificultad tanto para encontrar como para mantener a los trabajadores en sus plantillas.
De hecho, la situación es tal, que incluso muchos trabajadores abandonan sus empleos en fechas previas al Año Nuevo Chino para poder así disfrutar de unas vacaciones más largas. La cuestión es que es tan sencillo encontrar un nuevo empleo que pueden permitirse hacer cosas así.
Para intentar evitar este tipo de situaciones las empresas no han dejado de subir los salarios, haciendo que la mano de obra china se encarezca a pasos agigantados.
Sin embargo, los tiempos están cambiando, y ahora el trabajador chino demanda otros beneficios más allá de un buen salario, como podría ser una mayor flexibilidad horaria o un mejor entorno de trabajo.
Igualmente, el hecho de que China externalice cada vez más muchos procesos de fabricación en países vecinos ha provocado que la demanda laboral sea cada vez más especializada y de un mayor valor añadido.
Habrá que ver cómo afecta el progresivo envejecimiento de su población y las cada vez mayores regulaciones e impuestos, pero lo cierto es que a día de hoy el mercado laboral chino goza de una salud excelente.