Este 2021 continúa siendo un año en el que todo tipo de situaciones siguen golpeando al comercio global.
A la crisis del transporte de mercancías se une ahora el problema de la escasez de chips. Y es que la convergencia de diversas situaciones, como el mayor consumo de electrónica debido a la pandemia y el teletrabajo, la cada vez mayor complejidad tecnológica de los vehículos o el auge del minado de criptomonedas, han provocado que las fábricas de chips no den abasto y les resulte imposible satisfacer toda la demanda entrante.
El problema es más grave de lo que pudiera parecer, ya que literalmente se están perdiendo miles de millones de euros en ventas debido a la imposibilidad de poner en el mercado productos para lo que ahora mismo hay una gran demanda.
China, el mayor consumidor de chips del mundo
Siendo la “fábrica del mundo” era de esperar que el país asiático fuese el mayor consumidor de este tipo de productos, aunque también es cierto que, aunque cueste creerlo, China no es el mayor fabricante de estos chips que tanto escasean.
La compañía holandesa ASML es ahora mismo quien marca el ritmo en el mundo de la fabricación de chips, ya que cuenta con la tecnología más avanzada del mercado con bastante diferencia, dependiendo el resto de empresas del mundo de sus decisiones en cuanto a venderles su tecnología.
Con este panorama, cualquiera podría preguntarse: “¿Por qué no se hacen más fábricas de chips?”, pero la solución no es tan sencilla.
La construcción de este tipo de fábricas no es algo que se pueda llevar a cabo en un corto periodo de tiempo, y si a este aspecto le añadimos la presión que desde los EEUU se realiza para que no se vendan este tipo de máquinas a empresas chinas, la cosa se complica aún más.
Los planes de China
La situación de dependencia que viven las empresas chinas en este apartado es un gran problema en el que el gobierno chino ya está trabajando en solucionar.
Y es que en China ya existen muchas empresas que se dedican a la fabricación de este tipo de componentes, aunque aún no han conseguido alcanzar una madurez tecnológica suficiente como para crear los tipos de chips que demanda la industria actualmente.
Para tratar de poner una solución definitiva a este problema, el gobierno chino ya está creando fondos para ayudar a las empresas en el desarrollo de estas nuevas tecnologías. Todo hace indicar que en los próximos años las empresas chinas pueden ser las que lleven el timón dentro del mundo de los semiconductores, generando así una mayor competencia dentro del sector.
Lo que si es cierto es que, por el momento, no parece que exista una solución a corto plazo y las previsiones apuntan a que habrá que esperar, al menos, hasta el año 2022, para alcanzar un mayor equilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado de los chips.