Buscar

En un episodio anterior hablé sobre este tipo de YouTubers que ponen miniaturas, lo que YouTube llama a miniaturas, las portadas de los episodios completamente falsas, manipuladas, repletas de mentiras. Yo concretamente me fijé en lo que me afecta que es esto de hablar del fin de China, que China va a quebrar y todas estas cosas en las que llevo tantos años exponiendo a la prensa… Ahora los youtubers hacen lo mismo, aunque no sólo ocurre con este tema…. y en algunos casos incluso tienen la caradura de decirte esto lo hago para saltarme al algoritmo de YouTube.

No, esto no lo haces para saltarte el algoritmo de YouTube, todos hacemos todo tipo de cosas para saltarnos la el algoritmo de YouTube. Esto lo haces para engañar a la gente estafándoles con un cebo para que lleguen a tu contenido. Eso no tiene nada que ver con el algoritmo de YouTube, a quien estás hackeando es al público que clica estafado por esa imagen.  Y en este episodio querría hablar de las externalidades porque es un concepto muy interesante en la economización de los recursos.

Cada ser humano tiene unos fines, unos objetivos a corto, medio y largo plazo, y para llegar a ellos cuenta con unos medios que debemos administrar muy bien para que idealmente nos provean del máximo número de fines posibles. Para hacer fuego necesito leña, para ir al trabajo necesito un medio de transporte y esta gestión de los recursos me produce costes, más allá de la extinción de esos recursos. Costes que en ocasiones no contabilizamos de la misma manera que hacemos con esos recursos.

Costes, por ejemplo, para educarme y utilizar mejor los recursos a mi alcance en el futuro, costes energéticos, costes temporales -estos quizá son los más importantes y los menos contabilizados…- porque nuestro tiempo es el activo más valioso que tenemos.

Costes a veces con respecto a nuestra felicidad o salud mental cuando estamos en un trabajo tóxico, es decir muchas veces solo pensamos en la economía, en la economización de los recursos reduciéndolo todo a costes monetarios y pensamos que para comprarme un coche esto me ha costado 20.000 €. No, te ha costado muchísimas cosas más que su precio, quizá te ha costado una enfermedad que se ha generado en ti mientras trabajabas para conseguir esos 20.000 €.

En realidad pensamos que el precio de algo es lo que pagamos por él y no, el precio de algo es lo que renunciamos para poder obtener ese algo y dentro de esos costes, en nuestra toma de decisiones hay costes internos y hay costes externos. Dicho de otra manera, hay costes que sufrimos nosotros y hay costes que no sufrimos nosotros que sufre el medio ambiente, que sufren el resto de personas, que sufren animales, etc.

Intuitivamente es común dar por sentado que los costes internos son todos los costes, y al calcular decimos: para producir pan se necesita un horno, por tanto voy a contabilizar el coste del horno o la amortización de de ese horno. Para producir ese pan también necesito la harina, quizá necesito compensar un trabajador porque me doy cuenta que hay un coste externo que es el coste de ese trabajador para venir a mi panadería a trabajar para mí por tanto internalizo ese coste externo y lo contabilizo,  porque voy a pagar por él no me queda otra, pero a veces hay costes externos que no contabilizo, que me puedo librar de ellos o en ocasiones que ignoro.

Por ejemplo, quizá esa panadería genera mucho humo, ese horno no tiene una buena chimenea y el humo sale por un patio interior y molesta a los vecinos. Eso sería un coste externo que están pagando los vecinos en la producción de mi pan. Las normativas sirven, o deberían servir para obligarnos a interiorizar a internalizar esos costes. Por ejemplo si tomamos agua de un río para fabricar detergente y los residuos que generamos en ese río son contaminantes, las normativas nos deberían obligar a crear junto a nuestra fábrica una planta depuradora que limpie esos residuos y no los envía directamente al río.

Esa es la teoría y con las grandes multinacionales, funciona o en el peor de los casos sus acciones son visibles con lo que podemos protestar contra ellas para que internalicen los costes de sus acciones.

Una de las cosas que más me sorprendió cuando llegué a China fue la desregulación existente, el escaso poder real que tenía el estado sobre las empresas y cómo éstas explotaban y contaminaban maximizando sus beneficios… Todavía hoy pasa infinitamente más que nuestros países… Pero, más allá de las grandes empresas, en realidad es muy difícil obligar a las personas no solo a los empresarios, a las personas, a interiorizar, a internalizar todos esos costes.

Para daros un ejemplo llevado al ámbito personal y no de empresa. Cuando yo escucho música y la pongo a todo volumen, porque eso me provee de mucho placer, mi acción me genera mucho beneficio.  En realidad allí hay una serie de costes, por ejemplo, el coste de que mis oídos puedan estallar, pero en mi cálculo de coste-beneficio decido que ese coste tiene sentido asumirlo porque el placer que me supone escuchar música a todo volumen es superior al coste que incluso a veces puedo ignorar o puedo infravalorar de que me pueda estar originando una lesión en mis oídos. Ese es mi cálculo de costes.

Pero la realidad, lo que de verdad ocurre es que hay costes  que estoy compartiendo con mis vecinos en el momento en el que ellos también están escuchando esa música sin haberlo pedido quizá una música que no les gusta o que directamente odian.

En este caso lo que estamos haciendo es ignorar una parte del coste de mi acción, es decir, no solo yo era el que cubría esos costes, hay más personas sufriendo un perjuicio pero en mi caso obtengo un beneficio mayor que mi perjuicio, pero en el caso de mis vecinos pues directamente no les he preguntado y muy probablemente si el sonido supera ciertas cuotas no estén de acuerdo en sufrir ese perjuicio a cambio de ningún beneficio.

Todos hemos visto estas personas que entran en el metro con un altavoz y comparten muy altruistamente su música con el resto. Les produce placer escucharlo a todo volumen, quizá llamar la atención, que los miren, pero al resto nos están incomodando, están produciéndonos un coste sin pagar por él.

Más ejemplos a nivel personal. Cuando tosemos sin taparnos la boca o cuando no recogemos la caca de nuestro perro en la acera. Mucha gente dice: eso es una falta de educación. Bueno, yo prefiero verlo como un cálculo erróneo, interesado, de costes. Intentando obtener un beneficio máximo, el de disfrutar de su mascota, compartiendo los perjuicios, en este caso externalizando el coste de ver, respirar o directamente pisar sus heces con toda la comunidad. Lo que habitualmente se define como socializar costes.

¿Qué ocurre por ejemplo cuando un camión lo vemos con un tubo de escape generando un gas completamente negro? Es perfectamente visible que ese coche no está cumpliendo la normativa pero en cambio sigue circulando. Que ese conductor está dispuesto a incurrir en ese coste en el coste de contaminar el aire, incluso está dispuesto a incurrir en el riesgo de ser multado a cambio de un beneficio que es el de transportar su mercancía y conseguir un salario o conseguir facturar a sus clientes.

De nuevo no solo hay un coste ahí y en ese cálculo no solo está el coste del conductor o el coste de la empresa, hay un coste también de todos los que vemos pasar por delante de nosotros ese camión y por tanto respiramos ese aire pero ese coste no está considerado, no está internalizado en los costes de operación de esa empresa; si lo hicieran probablemente deberían reparar ese camión o sustituirlo por otro y claro, sus precios aumentarían considerablemente. En lugar de pagar, prefieren externalizar ese coste.

Volviendo al tema del ruido, una discoteca que hace muchísimo ruido y que molesta a los vecinos lo que está haciendo es incurrir en unos costes y obtener unos beneficios pero no entiende que hay otros costes no internalizados que están pagando una serie de personas que no obtienen ningún beneficio por ellos.

En un mundo ideal esa discoteca debería llegar a un acuerdo con todos los vecinos y compartir parte de su beneficio hasta que cada uno de los vecinos estuviera dispuesto a vender ese coste a cambio de un beneficio concreto. Obviamente, esto es imposible y lo que se hace habitualmnte, cómo el ser humano ha resuelto esto en comunidad es a través de normativas o de tasas. Si cumples la normativa, no sé, aislar tu local o lo que sea puedes operar, o si quieres utilizar el agua de este río debes pagar una tasa y con esa tasa lo que haremos es mantener limpio el río. Estoy simplificando.

El problema del ser humano es que tiende y esta es el Takeaway fundamental de este vídeo: el ser humano tiende a maximizar los negocios o las acciones donde hay más costes externos que internos.

Os pongo un ejemplo muy evidente. el Spam: cuando enviamos 100.000 e-mails nuestro coste publicitario es muy bajo; nuestro coste ha sido el mismo enviemos uno o enviemos 100.000 y nuestro beneficio es más alto cuanto más e-mails enviemos porque hay más posibilidades de vender nuestro producto o de obtener una respuesta sea cual sea nuestro objetivo en esa campaña.

¿Qué ocurre? estamos internalizando todos los costes de la campaña cuando escribimos un Mail en un minuto y se lo enviamos a 100.000 personas y quizá podamos obtener resultados aunque sea de solo un 0,01 % de las personas que abren ese e-mail? no no estamos internalizando todos los costes. hay un coste que no estamos sabiendo o queriendo ver que es el de el otro 99,99 % de las personas que van a recibir ese e-mail a quien les estamos ocupando su tiempo sin ellos haberlo pedido, en algo que no les interesa y probablemente en algo donde nunca nos dieron su permiso para poder contactarles. Muchas veces pensamos que el Spam existe porque tiene un coste muy bajo y en partes así pero si entendemos esta idea de los costes internos y externos no es que tenga un coste muy bajo, en realidad tiene un coste muy alto, el problema es que ese coste muy egoístamente no lo internalizamos en nuestro cálculo.

Y debido a este tipo de comportamiento, en el pasado se talaban bosques enteros, se contaminaban ríos, se tiraba todo tipo de residuos al mar porque era mucho más barato obviamente tirar los productos al mar qué gestionarlos y como solo estoy pensando en mis costes internos prefiero maximizar la acción donde externalizo la mayor parte de mis costes.

Cuando un bebé grita en un restaurante lo que hace el crío sin saberlo es jugar con un coste muy bajo para él buscando un beneficio que quizá es la atención de su mamá o de su papá a costa de externalizar el coste en los otros comensales. Él cree, sin saberlo, sin razonarlo pero a base de aprendizaje y de repetición, ha logrado un conocimiento tácito de la situación: el grito incomoda a sus padres y le ayuda a culminar sus objetivos.

Como cualquier animal o cualquier ser con un conocimiento limitado lo único que hace es maximizar su beneficio aunque sea a costa de provocar costes provocar perjuicios en los otros seres vivos. Claro, esto que lo haga un bebé es disculpable porque no es consciente de lo que está haciendo, pero fijaos que de nuevo muchos padres también hacen lo mismo que su bebé. Deciden no atender al niño cuando grita en el restaurante para educarlo, para darle una lección, porque para los padres es más importante educar a su hijo que las externalidades que están produciendo en el resto de comensales y si algún comensal y si algún otro cliente del restaurante les pide explicaciones los padres les dirán, «disculpa, no puedo hacerle caso al niño porque entonces se acostumbra a que siempre que grita vamos a estar allí y para obligarle a no usar esta arma contra nosotros me veo obligado a no prestarle atención en este momento, voy a dejar que chille y que moleste a todo el mundo».

Los padres nos están dando cuenta que están externalizando el coste de la educación de su hijo en todo el resto de clientes y eso no es justo para el resto. La educación de su hijo, cuando no hay que contestar a ese niño cuando llora reclamando atención quizá la deberían hacer en sus casas donde el coste de escuchar al niño gritando solo los tienen que soportar ellos. Por tanto ahí sí todos los costes, si idealmente los tabiques de su casa son suficientemente gruesos, los están sufriendo únicamente su padre y su madre, no los están compartiendo con el resto de personas.

Quedaos con esta idea, el ser humano en todas sus decisiones vitales tiende, no digo que siempre sea así, ahí está la ética de cada uno, su educación, sus valores, su empatía, pero sí podemos decir que tiende a maximizar a todas las acciones donde su coste interno es menor independientemente de los costes externos que pueda estar generando.

Aparcar en doble fila es un ejemplo de maximización de beneficios externalizando costes en todos los demás. Igual que aquel que bebe dos copas de más y decide volver a casa conduciendo porque “el controla”. Quizá tú estés dispuesto a asumir los costes, en este caso el riesgo, pero hay personas con las que vas a compartir ese coste, que ignoran el riesgo al que van a verse sometidas. Transeúntes que pensaban que cruzar con el semáforo en verde era seguro.

Más ejemplos… Las cosas gratis generan inmediatamente externalidades. Vamos el triple de veces al médico si este es gratis colapsando quizá el servicio y provocando una externalidad en los demás, pedimos postre, café chupito y no sé qué más cuando hemos decidido compartir la cuenta pensando que así estamos trasladando parte de nuestro coste al grupo… y si eso pasa con en comunidad cercana de amigos o familiares donde  hay un coste extra social para nosotros, de imagen, de vergüenza, imaginad cuando ni siquiera conocemos a los que pagan y podemos actuar desde el anonimato. Se maximizan brutalmente este tipo de acciones.

Las tiendas intentan ocupar más trozo de acera aunque esto supongan un coste para los transeúntes, maximizan su beneficio y externalizan es coste.

Hoy estaba en mi casa del pueblo, y han pasado varios vendedores ambulantes de estos que venden cosas a través de un altavoz, muy desagradable, porque su negocio así es muy rentable. Su campaña de publicidad la pagamos entre todos. Anunciar sus productos a todo volumen no supone coste, porque no entienden… Y en China ésta sería una discusión de otro planeta, que están externalizando en mí, en mi siesta, en mi tranquilidad, en mi paz, los costes de su campaña publicitaria. Y al tercero, he querido grabar este video, para compartir con vosotros el sonido y mostraros en tiempo real, ejemplo perfecto de negocio que no internaliza sus externalidades.

Del uso del claxon en China, como sustituto de los intermitentes como instrumento para avisar a todo el mundo: “cuidado que voy», de eso prefiero mejor no hablar porque me caliento.

Acabo ya, tal como decíamos con los emails, las empresas de telefonía sólo calculan su coste interno y no las externalidades que producen en los demás. En algún momento, todos como sociedad hemos aceptado y normalizado que alguien que no conoces, te llame a un número que no le has dado para venderte un producto que no has pedido y lo peor de todo es que parece que tengas que excusarte  para poder colgarle el teléfono porque si no eres un maleducado.

Es el mundo al revés, resulta indignante. Tan indignante como colocar una imagen en un video que nada tiene que ver con el interior y presumir de hacerlo para hackear el algoritmo de YouTube. No caballeros, las empresas de telefonía no están hackeando el algoritmo del mercado, están hackeando nuestra paciencia, cuando aparcamos en doble fila no estamos hackeando a la policía de tráfico, hackeamos la convivencia externalizando los costes de nuestra acción y presumir de colocar portadas sensacionalistas al mas puro estilo prensa amarilla no hackea ningún algoritmo de YouTube, nos hackea a nosotros, vanagloriándose de ello, externalizando en todos aquellos que no queremos ver su video los costes de su campaña de publicidad.

Lo que deberíamos hacer es denunciar a este tipo de canales para que sean sancionados por YouTube por estafarnos y así por una vez que internalice el coste de todos esos usuarios decepcionados que no querían ver ese vídeo y han caído fruto de la estafa, a ver si así  se plantean muy mucho seguir con esas acciones.

Os dejo con un proverbio chino que habla de cómo una sociedad debe ir evolucionando y solucionando problemas como los que he planteado en este episodio. Porque en ocasiones con normativas no vamos a conseguir regularlo todo… Quizá es mejor que profundicemos en otros aspectos como en la educación.

Siembra un pensamiento y cosecharás una acción; siembra una ac­ción, y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter; siembra un carácter y cosecharás un destino