Uno de los grandes errores que cometen las empresas a la hora de realizar controles de calidad es enviar a los controladores sin una ficha de producto completa basada siempre en criterios objetivos.
La mayoría de empresas, ya sea mediante controladores internos u externos, pecan de falta de información respecto a los puntos críticos de los productos a controlar, dando como resultado controles poco minuciosos que pueden suponer que se pasen por alto múltiples errores.
Hay que tener en cuenta que el controlador va a estar presencialmente en la fábrica al menos varias horas (dependerá de cada situación) por lo que debemos crear una ficha de producto basada en criterios objetivos que ayude a nuestro controlador a realizar una buena inspección.
Algunas empresas, sobre todo las primerizas en el mundo de los controles de calidad, crean listados de criterios con muy pocos puntos a testear, y esto puede suponer tanto un derroche de recursos como una inspección de baja calidad.
El listado de criterios objetivos ideal
Veamos algunas de las características clave a la hora de realizar una ficha de producto para que nuestro control de calidad sea lo más satisfactorio posible:
Más es mejor: A la hora de hacer el listado de criterios objetivos resulta preferible que éste sea todo lo extenso y detallado posible. Además de que de esta manera tendremos un control de mayor calidad, servirá para que las empresas conozcan mejor sus productos y las características más criticas de los mismos. Aunque pueda parecer sorprendente, muchas empresas desconocen los puntos clave de sus productos, y el simple hecho de realizar este ejercicio tendrá como posible consecuencia una mejora en los propios productos.
Facilita la vida a tu controlador: Suponiendo que ya tenemos un amplio listado de criterios objetivos, ahora toca ponerlos en orden y destacar, dentro de cada apartado, aquellos puntos que son realmente clave. Imagina que en tu producto tienes un listado con 100 puntos a testear, de los cuales 15 son críticos y deben ser inspeccionados a toda costa. Quizá la opción lógica podría ser poner directamente en la documentación estos 15 puntos como los primeros a revisar, pero sería un error.
Hay que tener en cuenta que, seguramente, el producto será fabricado en diferentes secciones. Es más que probable que esos puntos clave pertenezcan a diferentes secciones, por lo que pedir al controlador que inspeccione dichos puntos podría suponer un derroche de tiempo.
Imaginemos que estamos fabricando teléfonos móviles. Quizá en la fábrica exista una sección para la pantalla, otra para las baterías, otra más para las carcasas, etc.
Probablemente nuestros 15 puntos clave se distribuirán entre varias secciones, por lo que la mejor solución sería crear un listado con nuestros 100 puntos, distribuidos por secciones, y en cada sección es donde habría que destacar cada uno de esos puntos clave. Así, dependiendo del tiempo con el que cuente el controlador, podrá inspeccionar todos los puntos o solo los más importantes, pero siempre siguiendo un orden para que él mismo pueda ir decidiendo, siguiendo un camino más eficiente.
Calcula los tiempos del control de calidad: Una de las cuestiones en las que más suelen dudar las empresas a la hora de realizar controles de calidad es el tiempo en el que se van a realizar.
Aunque tengamos clara nuestra ficha de productos con sus puntos clave, es difícil acertar (sobre todo las primeras veces) el tiempo que va a consumir dicho control.
Si has contratado un controlador externo, evidentemente habrás pactado previamente el número de horas que deberá permanecer en la fábrica para el control. De ahí la importancia de tener un listado de criterios objetivos ordenados, ya que en el caso de que el tiempo sea insuficiente para testear el 100% de los puntos, al menos pueda cumplir con el testeo de los puntos clave.
Normalmente los controles se realizan en un mismo día, aunque siempre dependerá de cada caso.
En resumen, si queremos realizar un control de calidad satisfactorio, debemos detallar al máximo posible los criterios objetivos con una buena ficha de producto.
Aunque para muchas empresas supone un quebradero de cabeza, los ahorros tanto en tiempo como en dinero compensan más que de sobra dicho esfuerzo.