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Los mitos del “Made in China”

 

Aún hoy en día hay muchas empresas que, fabricando en China, evitan a toda costa hacer cualquier tipo de referencia a este hecho.

Pero, ¿Qué hay detrás de esta supuesta mala fama que tiene fabricar en China?

Y es que en la mentalidad de muchos consumidores aún perdura una imagen del producto chino que poco tiene que ver con la realidad.

Hay quien piensa que en China solo se fabrican productos de mala calidad y baratos, ensamblados en fábricas donde los trabajadores son poco menos que esclavos.

La realidad es radicalmente diferente, y vamos a tratar de argumentarlo con algunas premisas para desmontar esta leyenda urbana.

1. ¿Los productos fabricados en China son de mala calidad?

Hay que tener en cuenta que China es la fábrica del mundo, por lo que allí se fabrican productos que abarcan todos los rangos de calidad.

Las grandes empresas tecnológicas, como puede ser el caso de Apple, fabrican allí sus productos, por lo que dependiendo de lo que estemos dispuestos a gastar podremos obtener la calidad que deseemos.

Hay quien dirá que son las marcas chinas las que representan esa cuota de productos baratos y de dudosa calidad, pero muchos han cambiado las cosas en los últimos años.

El país asiático se ha esforzado en crear un marco de actuación en el que sus marcas, de hecho, son punteras en cuanto a tecnología y avances se refiere. Tenemos el caso de marcas como Xiaomi, Huawei o Lenovo que son incluso estandartes dentro de sus respectivos campos.

Con todo esto, va siendo hora de desterrar este mito. China es mucho más que un producto de un euro de los que te puedas encontrar en AliExpress. Si quieres un producto de calidad “made in China”, lo tendrás, siempre y cuando pagues por él el precio que se merece.

2. La infraestructura china

En China existe un desarrollo empresarial único en el mundo que hace que, en muchos casos, sería imposible fabricar un producto en otro lugar.

De hecho, son muchos los empresarios españoles o de otras partes del mundo que finalmente se deciden a producir en China debido a que les es imposible encontrar un fabricante adecuando en sus respectivos países.

En China podremos fabricar prácticamente cualquier tipo de producto y las fábricas tienen una gran flexibilidad que hace que se puedan adaptar a nuestras exigencias. Por lo que, aunque quisieran, muchas empresas no podrían desarrollar sus productos de no ser por las fábricas chinas.

3. La falsa explotación de los trabajadores

Este quizá es uno de los mitos más conocidos. Aún hay gente que cree que las fábricas chinas están conformadas por niños cosiendo en un zulo 15 horas al día.

Lo cierto es que los trabajadores chinos suelen tener una jornada laboral de 8 horas y sus salarios no han dejado de subir en los últimos años. De hecho, en muchas regiones chinas y, dependiendo del puesto de trabajo, los sueldos se podrían asemejar incluso a salarios españoles.

Debido a cuestiones culturales, el trabajador chino suele pedir por voluntad propia trabajar más horas. Horas que, por su puesto, son remuneradas.

Esta subida de salarios ha hecho decrecer la competitividad de China en cuanto a los precios de sus productos, y aquí está la clave. China no debería ser un lugar en el que se busque producir bajo unos costes mínimos. Su tecnología puntera, capacidad de innovación e infraestructuras hacen de China un país en el que producir el mejor producto que podamos imaginar y, como empresas, quizá sería el mejor camino a seguir para satisfacer a nuestros clientes.