Algo está cambiando en el mundo. A pesar de la cantidad de errores que hay en este texto (y en general, lo errados que están los analistas internacionales), por fin empezamos a ver opiniones alternativas a «todo-siempre-mal» habitual en las noticias sobre China.
En general hay dos tipos de relato sobre China, los capitalistas que odian a China por ser comunista y te cuentan lo mal que les va a ir y los comunistas que se enorgullecen de que China sea comunista. Ambos están equivocados. Desgraciadamente, durante mucho tiempo parecíamos extraterrestres los que veíamos de primera mano que entre la narrativa oficial y la realidad había un mundo.
En China lo llaman «comunismo 2.0». En este texto (él y otros analistas) lo llaman «capitalismo estatal»… El cual hemos visto infinitamente más en las socialdemocracias europeas, pero vale, dejemos que le vayan poniendo nombre todos Es su manera de (no) decir: «Estaba equivocado, no supe entender lo que pasaba en China».
No falta la mención a los uigures para justificar que ahora ven bien a China «pero no del todo». No pasa nada, habéis apoyado dictadores, financiado grupos terroristas, golpes de estado,… No os juzgaremos por intentar obtener vuestra tajada de la economía China. Ya nos conocemos.
En realidad el texto no dice nada que no hayamos dicho algunos desde hace más de una década. Pero se agradece que personas con altavoces mediáticos giren ligeramente la aguja y ayuden en esta labor de explicar la realidad.
Especial mención a la frase: “Ahora China rivaliza con EEUU en tecnología y en 5 años probablemente lo superará”. Me ha provocado una sonrisa. Literalmente, esto lo hubiera dicho yo (lo dije) hace una década. Así de perdidos van. Lo mejor es que leer eso probablemente, para algunos sea «hoy» algo completamente disruptivo.
Decía John Stuart Mill que «toda idea pasa por tres etapas: ridiculización, discusión y adopción». Ahora ya no parece tan ridículo lo que defendíamos.