Planificando y replanificando 2020

Sigue siendo imposible hablar de otra cosa fuera del monotema… y sigo esperando que pase esta tormenta, que podamos tratar otros temas y que estos despierten interés. Hablar, claro, podemos hablar de la lengua de las mariposas, pero ahora mismo el punto focal es evidente y cuesta que emerjan alternativas.

En esta ocasión, por seguir tocando el tema tangencialmente, os quería hablar de cómo planeamos 2020. O mejor dicho, cómo lo replanteamos. Porque, claro, todo ha saltado por los aires.

“Todo ha saltado por los aires”

Decía el mariscal Von Moltke que no hay ningún plan que sobreviva al primer contacto con el enemigo.

Es curioso que durante los meses de noviembre y diciembre contacté con speakers, storytellers, etc., y juntos preparamos el artículo de los cisnes negros. Fue un ejercicio de imaginación muy interesante.

Un cisne negro, para los que no lo sepáis, es un evento difícilmente predecible con unas posibilidades mínimas de realizarse, pero que altera radicalmente los planes iniciales debido a su alto impacto. Por ejemplo, el cisne negro más famoso en las últimas décadas fue el ataque a las torres gemelas de Nueva York. No siempre son negativos, pero se suelen asociar a desastres naturales o a noticias que perturban de manera muy severa a la economía.

Pues bien, reflejamos este ejercicio en un artículo, preparamos ideas casi conspiranoicas y las publicamos. Pues con todo lo que se nos ocurrió, ¡nos quedamos cortos!

El concepto se basa en que lo que iba a hacer que la bolsa subiera o bajara en 2020 no iba a ser nada que fuera planeado sino eventos aleatorios incontrolables.

Caos tipo II

El caos tipo I sería un virus descontrolado. El caos tipo II, que expliqué en el episodio El mayor tugurial del planeta, es el ser humano interactuando con pánico ante ese virus. Si el caos tipo I es difícil de manejar, el caos tipo II es directamente imposible porque no somos seres lógicos, somos seres psicológicos. Y nuestra mente es más vulnerable al pánico que nuestro cuerpo al virus.

Y os decía que, con toda la imaginación que pudimos echarle, ni nos acercamos a un evento que en las primeras semanas del año ya amenazara con ser uno de los cisnes negros más recordados de nuestra época.

En fin, que el año que viene repetiremos. Si tenéis alguna idea interesante, me podéis escribir, las vamos compilando y al final nos quedará un artículo colaborativo muy imaginativo. Me podéis escribir a través de Twitter que es una cuenta nueva a la que estoy intentando darle presencia @AdrianDiazMarro, y ahí podemos ponernos a conspirar.

Por cierto, en Twitter escribía el otro día que ahora que hemos vaciado de mascarillas Europa y hemos llenado China…, claro, se habían acabado las oportunidades de negocio. Por suerte hemos movido el pánico de un continente a otro y ahora nos ofrecen mascarillas en China, nos piden mascarillas en Europa… y vuelta a empezar. Decía Joan March que todos los días nace un tonto y la clave es encontrarlo. Pues alguien muy listo está haciendo mucho dinero transportando máscaras y pánicos.

En el episodio sobre las supersticiones os decía que da igual lo que vosotros penséis: lo importante es lo que piensan todos. Y aunque tengamos la certeza de que las acciones de una empresa valgan un precio concreto, si todos piensan que valen menos y venden, las hacen bajar y las acciones acaban valiendo menos. Porque, de nuevo, no somos seres lógicos sino psicológicos. Y con esta realidad es con la que tenemos que lidiar.

Reconfigurando 2020

Y de lo que os quería hablar hoy es de cómo hemos tenido que replantear nuestra estrategia en 2020. Hablaros de nuestros objetivos y cómo los planeamos y, en este caso, como los reconfiguramos. Estoy en Kuala Lumpur por unas conferencias y aprovecho para reunirme con empresarios locales, visitar clientes… Y, bueno, los que me conocéis, sabéis que paso mis inviernos en el sureste asiático.

De hecho, hablando de metas a nivel personal, que también tengo mis objetivos mensuales y anuales, me puse un objetivo para 2020 y era: «quiero una vida con cocos».

Perdonadme que entre tanto a nivel personal, pero muchas veces planear metas no es una hoja Excel complicadísima, sino abrir una nota y empezar a volcar ideas de la manera más simple. Los viajes que queréis realizar, si os queréis apuntar al gimnasio (esa sí requiere una planificación más estricta para que no se nos quede en el tintero), alguien puede tener una estrategia para incrementar su sueldo o pasar más tiempo con su familia, embarazarse, empezar a ahorrar para un objetivo concreto, lo que sea… Yo tengo mis notas y con alarmas para irme auditando y después tengo una serie de accountability partners, con los que reviso cómo voy. Cuento con un mentor que, de alguna forma, audita mis objetivos empresariales, y tengo mi grupo de mastermind en Shanghai. Somos ocho CEOs que nos reunimos cada mes durante todo un día, nos encerramos, nos auditamos, nos damos soporte, etc. Es algo que cuando empiezas no puedes dejar porque al final te encuentras que tienes a ocho cerebros pendientes de tu negocio y a la vez tú estás pendiente del de los demás… De lo cual aprendes muchísimo y bueno, llegas a un nivel que, esté donde esté en el mundo, cuando llega la fecha, me cojo un avión y vuelvo a Shanghai para atender la sesión, aunque tenga que coger otro vuelo de vuelta al acabar. De hecho, es algo que en su día propondré aquí, en el Lejano Este, para organizar un mastermind presencial y poder tener estas sesiones mensuales con los que estéis interesados y queráis que os proporcione esa auditoría mensual. Si os interesa el tema, me escribís y lo amplío.

El caso es que además de muchos otros objetivos empresariales, tengo mis propósitos personales: visitar a mis padres seis semanas al año, leer un libro nuevo cada semana, hacer ejercicio 20 días al mes, etc. Tengo otros objetivos donde me obligo cada mes a hacer algo que me saque radicalmente de mi zona de confort… Y por si no fuera suficiente, me voy colocando más y más metas. Este que os decía, «una vida con cocos», es algo gracioso que implementé desde finales del año pasado para obligarme a pasar ciertos meses al año en latitudes tropicales… Más allá del invierno. Pero como lo planteé así, de forma graciosa, y no fui estricto en el objetivo final… Mi mente ha conseguido auto-estafarse y estoy comiéndome un coco cada día… En China. Porque el nivel de las apps de la entrega a domicilio es tan alto que me encuentre donde me encuentre, puedo pedir un coco por un 1$ o 1,5$ y lo tengo en casa en 15 minutos. A veces son locales (de la isla de Hainan), pero a veces son importados y, curiosamente, la disponibilidad y el precio son mejores en China que en Tailandia o Camboya.

Así que seguí jugando, porque lo fácil sería decir: «pasar x días en tal país…» Pero yo quería un objetivo más creativo, que además me permita jugar y maniobrar, porque las metas me las pongo para cumplirlas. Son objetivos SMART, ya sabéis: específicos, medibles y todo eso. Y evolucioné a “quiero una vida sin calcetines», que es algo simbólico, pero detrás encierra viajar con una maleta de mano porque escojo destinos con un clima similar. Me han perdido demasiadas maletas y cada vez intento optimizarlas más para no tener que facturarlas en el avión y a la vez llevándome mi oficina conmigo para periodos largos, por lo que requiero una organización más eficiente.

Así que el eslogan de mis objetivos personales este año ha ido evolucionando a: “cambio calcetines por cocos” y toda mi planificación personal va en base a ello.

Objetivos de SedeenChina

Con respecto a nuestros objetivos de empresa, esto si queréis lo desarrollaré, pero, resumiéndolo, planeamos el año en función del calendario chino y esto tiene algunos inconvenientes y muchísimas ventajas. El inconveniente principal es que el año nuevo chino es dinámico desde nuestra perspectiva. Es decir, como el calendario occidental es la realidad absoluta desde la que miramos al mundo, pues decimos que el suyo «se va moviendo» y eso provoca que nuestra planificación a veces sea de febrero a enero, a veces de enero al febrero siguiente, etc.

Esto es muy divertido cuando hablas con economistas que son incapaces de abandonar su eurocentrismo y entender que aquí se hacen las cosas de otra manera. Porque claro, un dato chino interanual de febrero a febrero puede incluir dos meses de vacaciones, uno o ninguno. Claro, no es lo mismo un dato de producto interior bruto o de exportaciones anuales, si cuentas 10 meses o si cuentas 12 y esto nos vuelve locos a todos, sobre todo, los que no son capaces de salirse del marco conceptual de su cultura de origen. Como siempre digo, creamos términos de medición occidentales y con ellos intentamos medir la economía china. Mal.

Aprender a lidiar de forma eficiente con este organismo vivo que es el calendario chino es una habilidad a destacar en un currículum, infravalorada y clave en alguno puestos de trabajo como son los economistas, analistas, consultores o toda la división estratégica de una corporación. Pero planificar el año según el calendario chino os decía que lo colocaba como una desventaja ya que genera una porción de caos entrañable cada año en tus planes anuales.

¿Cuáles son las ventajas?

En primer lugar, la contabilidad sí la llevamos según años naturales.

¿Cómo una empresa puede planificar el año siguiente en diciembre si todavía no conoce los resultados finales de ese año?

Igual que sucede con los equipos de fútbol, que tienes que esperarte a ver si la pelotita ha entrado en el último partido para saber si renuevas al entrenador o si tienes que fichar más o menos o hacer una limpieza general, te encuentras con el problema de que una vez que esperas… tienes menos tiempo para hacerlo y acabas empezando la pretemporada con el equipo a medias. No es serio.

Planificar en base al calendario chino

Imaginemos un año donde “año nuevo chino” sea el 10 de febrero. Básicamente, el año empieza en marzo. Recordad que la semana o 10 días de festivos se dan después del día de año nuevo, si hablamos de las fábricas… Se extienden todavía más. La idea es que la planificación del año la haríamos durante el mes de enero, con todos los datos certeros que te da una contabilidad cerrada, dejándolo todo concretado para parar durante los festivos chinos y a medida que nos vamos reincorporando, cada miembro del equipo tiene muy claros los objetivos y no requiere de asistencia para ponerse en marcha.

Fijaos que en macroeconomía sucede lo mismo. Empezamos enero o febrero y aún no sabemos cómo acabó el PIB el año pasado, los datos finales de deuda, etc. Esto es como empezar una liga, sin saber cómo has terminado una liga anterior.

En una de mis sesiones de coaching, invitamos a un experto que nos hacía muchas analogías deportivas que voy incorporando a mi forma de gestionar mis empresas y de asesorar a mis clientes (por eso vais escuchando estas referencias deportivas). Nos decía: “el marcador de un deporte, del que sea, está permanentemente visible. Cambia en vivo. ¿Te imaginas una carrera de Fórmula 1 donde no supieras el ganador hasta dentro de 3 meses? Así es como gestionáis vuestras empresas». Poned una pantalla gigante en la oficina o un dashboard para los que trabajáis en remoto, tened claros los números clave (las KPI’s), si podéis medir más cosas, mejor, pero como mínimo el marcador. Tenéis que saber todos los segundos de vuestra vida, ¡cómo vais! Celebrar cada canasta, pedir tiempos muertos cada vez que nos destrozan la defensa, … “sólo intervenimos en lo que medimos”. Lo demás es conducir a oscuras rezando para que la carretera siga siendo recta.

Pues bien, si a largo plazo el objetivo es el ver los indicadores clave, live (en vivo) durante todo el tiempo, lo mínimo, la conclusión a la que llegamos hace muchos años es que nos es imposible planificar los años en diciembre, a principios para que no se nos junte con la navidad, sin tener los datos del año. Y es cierto que podríamos hacer contabilidades de noviembre a noviembre y tener esa reunión en diciembre. Es una solución. También, hacer lo que hacemos, tener la reunión en enero, aunque no existiera el año nuevo chino. Pero no es lo mismo.

El año fiscal te obliga a cerrar contabilidades, no es algo que puedas no hacer. Sabes seguro que en enero tienes los datos. Por otro lado, el año nuevo chino lo tenemos muy interiorizado cuando tienes oficinas en Asia. No es algo voluntario o pactado, es el evento más importante del año. Viene unido a pagas extraordinarias (el hongbao), vacaciones, etc. Lo más parecido que hay en occidente serían los años escolares. El año empieza en septiembre, que es cuando acaban las vacaciones, el calor, etc. No es algo que tengas que pactar en cada caso, que sea cambiante, que puedas obviar un año. Está completamente interiorizado en nuestras vidas.

En nuestro caso, el año natural no nos afecta más que para el cierra contable y toda nuestra planificación anual, finalización de envíos de mercancía, equipo, vacaciones, etc. Está esencialmente basada en la fecha de año nuevo chino que, además, al ser cambiante, requiere una planificación pro-activa cada año.

Todo esto que os estoy contando tiene algunas excepciones. Por ejemplo, las deudas en China se pagan en enero. Porque obviamente los chinos funcionan con su calendario, cuando se necesita el dinero es en el momento que se vuelve a casa… Además, es cuando se desaparece muchas veces incluso para no volver porque las migraciones no siempre se sostienen de un año para otro y nadie se fía de cobrar a la vuelta de las vacaciones. Claro, si estamos diciendo que cerramos contabilidad en diciembre y algunos pagos se finiquitan en enero, esto rompe las virtudes del sistema que os estoy contando. Pues bien, en nuestro caso, no sufrimos de esos pagos, no prestamos ni pedimos prestado y prácticamente no nos afecta.

Otra ventaja interesante en nuestro caso es que, habitualmente, durante el año nuevo chino los occidentales abandonan China. Esto sucede porque el país colapsa y más allá de la curiosidad que tienes algún año por asistir a las celebraciones de alguna región concreta, cuando os sucede como a mí, que has pasado más año nuevos en China de lo que tu amor por esta cultura te reclama… Lo que haces es huir despavorido sin mirar atrás.

Aquí cada empresa funciona de manera diferente, a algunos occidentales se les da vacaciones puras… Sobre todo al trabajador de oficina que no puede realizar su actividad fuera de ella. En nuestro caso, la mayoría de occidentales de nuestras empresas trabajan en remoto o forman parte del equipo de estrategia; además el resto de la directiva china también sale del país durante estas fechas, con lo que es un momento perfecto para realizar una reunión. En nuestro caso es nuestro encuentro anual y con los datos de la contabilidad cerrados a mediados de enero, la reunión de cada departamento realizada antes de año nuevo chino, los miembros del equipo de vacaciones y el relax que te produce la caída de la actividad, es el momento clave para ese análisis y toma de decisiones necesario.

Lo más parecido en occidente (en el hemisferio norte), sería tener esa reunión el 20 de agosto… Y claro, en nuestra cultura eso es imposible. Por eso me parece tan superior este sistema. Quizá en Sudamérica, en la parte más meridional igual que en otros países del hemisferio sur donde el año se cierra con la llegada del verano, se den situaciones más parecidas a la China y haya encajes más favorables… Es algo que escapa de mi conocimiento.

Efectos del covid-19

¿Cómo nos ha afectado? Pues evidentemente ha sido una casualidad que la crisis se hiciera pública justo entre este “impasse” de año nuevo occidental y año nuevo chino. Y con la contabilidad cerrada de 2019 y la planificación de 2020 en marcha hemos ido creando nuestra estrategia con mucha más información. Ya os digo, en este caso ha sido fortuito, pero necesitaba explicaros como es nuestra organización para que entendierais por qué en el mes de febrero hemos podido reconfigurar nuestra estrategia para 2020 o, mejor dicho, configurarla, porque es en este momento cuando de manera natural planeamos el año.

Claro, para la mayoría de las empresas y gobiernos, todo el planning, el presupuesto y los objetivos que se hubieran planteado para 2020 han saltado por los aires y, ahora, se trata de mostrar nuestra habilidad principal “tolerancia a la incertidumbre” para hacer frente a la crisis. Como decía Warren Buffet: “cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo”. Bien, como toda crisis, es momento de que lo viejo muera para dejar pasar a lo nuevo y los que se adapten y sobrevivan, afronten el futuro de manera más sólida.

¿Qué más hemos tenido que replanificar? Lo más visible son los viajes a China. Como os decía, yo suelo volver en marzo o abril, cuando baja el frío. Esto no me afecta en exceso si tuviera que volver, aunque este mes, por ejemplo, no he podido asistir a mi forum, el grupo de mastermind que os comentaba. No me preocupa el virus en absoluto, me preocupa como vais viendo en mi discurso, la gestión que hacemos de él. Y tengo una agenda programada de viajes durante esta primera parte del año que se podría ver afectada si entro en China ya que quedas marcado con la letra escarlata y no puedes entrar en según qué países. Vamos a ver si esto ya se convierte en una pandemia global y dejamos de señalar con el dedo a todos los que padezcan gripe.

Además de mí, teníamos algunos miembros del equipo occidental planeando instalarse en China durante 2020, esto lo hemos retrasado hasta ver cómo evoluciona todo.

China vuelve a sorprenderme

En nuestras oficinas, nuestro personal chino ya está funcionando completamente y nuestros servicios prácticamente no se han visto resentidos. Como os decía, gracias a que nuestras reuniones estratégicas para 2020 se hicieron en enero y febrero, íbamos cabalgando en paralelo con la evolución de la crisis y hemos conseguido que nuestro equipo chino pudiera trabajar desde su casa por lo que no hemos parado de trabajar.

Al final no se podía hacer mucho con algunas fábricas pero sí hubo otras que empezaron rápidamente a trabajar y pudimos conseguir que no se retrasara nada. Básicamente hemos podido reconvertir una debilidad en una ventaja ya que de repente han llegado clientes nuevos que han visto el valor de tener a alguien en China y de estar informados en tiempo real de lo que iba sucediente.

Esto compensa la bajada de actividad de nuestros clientes en enero y febrero que ha sido muy dura… De hecho, un paréntesis, nuestro equipo chino llegó hace unos días y nos propuso por iniciativa propia reducirse el salario para compensar la bajada de actividad. La verdad es que nos quedamos pálidos, porque yo nunca había vivido algo así ni como trabajador ni como emprendedor, a mi socia se le caían las lágrimas… Fue indescriptible, no es nada común, para nada, este nivel de compromiso. Y nada.

«Nuestro equipo chino nos propuso por iniciativa propia reducirse el salario. A mi socia se le caían las lágrimas».

Os lo cuento porque en este episodio os estoy narrando cómo hemos ido planificando y re-planificando el año y cuando vimos la caída de clientes lo primero que hicimos fue un plan de choque para reducir costes sin que se produjera ningún despido. Esto nos llevó incluso a reducir salarios empezando por mí y siguiendo por todo el equipo directivo… Pero esto se mantuvo en secreto, no llegamos a comunicarlo; la idea era cuadrar contabilidad sin que nadie se viera afectado, trasmitir tranquilidad, pero obviamente te vaya mejor o peor, cuando haces un presupuesto comprometes todas las partidas hasta agotarlo y este cisne negro había alterado nuestros objetivos anuales.

No estábamos en crisis, ni mucho menos, pero ante la incerteza de cuántos meses podía durar esto decidimos aplicarnos esta bajada para equilibrar cuentas y, aun así, nos quedábamos en negativo… Acordamos continuar con ese negativo ya que la salud de la empresa no estaba comprometida y nos podíamos permitir esos meses en negativo, pero la verdad es que este movimiento por parte de nuestra plantilla nos ha dejado boquiabiertos. China nunca deja de sorprenderte y bueno… Un ejemplo más.

Evidentemente, esto es temporal… Este gesto no se lo vamos a perdonar (en positivo), se les va a pagar y bueno, al final lo que están haciendo es darle un respiro a la empresa y cuando todo se estabilice pues, aunque ellos piensen que es algo a fondo perdido, se les va a devolver. Tenemos la suerte de que la mayor parte del equipo lleva muchísimos años trabando con nosotros, más de 7 u 8 años… Esto es algo muy poco común en China, en un futuro episodio explicaré por qué, pero me parecía interesante para los que todavía piensan que en este país hay explotación porque este gesto jamás podría haber salido de nosotros (top-down). En China sobra el trabajo y cualquier cambio por mínimo que sea que resulte un poco injusto provoca la marcha del trabajador que habitualmente tiene un sentimiento de pertenencia muy bajo. Aquí, como explico siempre, hay unos índices de volatilidad altísimos y esto provoca que las empresas se tengan que medir muy mucho en acciones que puedan lesionar derechos de los trabajadores, algo que, por otro lado, me parece perfecto.

¿Cuáles son los gastos principales?

Siempre explico en conferencias de emprendimiento que en un negocio tradicional hay tres grandes partidas de gastos: local, empleados e impuestos. Ya he hablado del gesto que ha realizado nuestro equipo en China y, en las otras dos grandes partidas no se han quedado tampoco parados: el gobierno chino se está moviendo para crear exenciones a diferentes impuestos y en algunos casos aplican incluso de manera retroactiva.

Por otro lado, ha sido común y relativamente sencillo renegociar también descuentos en los pagos de los alquileres. Al final las empresas están intentando mitigar este segundo mes de vacaciones imprevisto. Por ejemplo, pensad lo que supone para una empresa española el mes de agosto, que además vienes de pagar una paga extra en julio, te pasas todo agosto sin producir y pagando salarios, imaginad que de repente, en septiembre volvemos a tener otro agosto, otro mes de vacaciones y en los siguientes meses no tienes claro si va a seguir igual. Obviamente, no hay empresa en el planeta que resista ni esta inactividad ni esta incertidumbre. Con lo que estamos todos reinventándonos para capear el temporal y volver a la normalidad. En cualquier caso, es fácil negociar estos descuentos e incluso meses de alquiler gratuitos, retrasos en los pagos de los alquileres… Lo estamos solicitando también para los clientes a los que les gestionamos oficina o fábrica y en todos los casos hemos conseguido mejoras. Hasta tres meses de carencia de alquiler y hasta seis meses de retraso en el pago… Que no soluciona nada, pero ayuda mucho a tomar decisiones de empresa racionales en lugar de emocionales.

Con respecto a nuestra empresa de consultoría para implantación en China se ha visto más afectada ya que ha caído el consumo interior. La venta mayorista, la producción, si vamos hacia atrás en toda la cadena de valor… Todo se ve afectado. El consumo se reduce al mínimo y sí que es cierto que pese a estar muy endeudado el país, las familias chinas están estadísticamente entre las más ahorradoras del mundo y ahora mismo estamos tirando de ese ahorro para consumir. Pero bueno, los proyectos, las ferias a las que íbamos a asistir… todo se ve afectado.

Una buena oportunidad

Y la tercera pata de mi trabajo: los proyectos con el gobierno chino están parados, ahora mismo no tengo prácticamente actividad en lo que es la Ruta de la Seda y el Made in China 2025. No están cancelados, ni mucho menos… Hay monotema también en China pero la sensación es positiva. Desde las directivas lo que se oye es que la inyección por parte del gobierno para paliar los presumiblemente malos números de 2020 va a ser brutal. Todos los proyectos se van a potenciar.

«La inyección por parte del gobierno para paliar los malos números de 2020 va a ser brutal. Todos los proyectos se van a potenciar».

El gobierno central ha pasado de sospechar de los gobiernos locales y su endeudamiento masivo a pedir que se inyecte dinero en la economía y esto va a provocar seguro un reflote, burbujístico si queréis, pero pateando el balón hacia delante se pretende solucionar el hoy y ya veremos qué pasa mañana.

Fijaos que durante todo el episodio no hablo de medicina ni de epidemias sino de economía que es, en definitiva, la ciencia que estudia cómo gestionar recursos limitados para satisfacer necesidades humanas ilimitadas.

Al final, lo que nos afecta no es el virus, ni siquiera el pánico más o menos infundado que provoca el virus… Lo que nos afecta son las expectativas. Ninguna aerolínea ha cancelado un vuelo por el virus o por el pánico, lo cancelan ante la expectativa de una bajada de ventas, la expectativa de tener una crisis dentro de un avión que afecte a su imagen, etc. La bolsa no cae por el virus o por un pánico bursátil, cae por una expectativa de posible pánico bursátil y no cae más porque hay quien a cierto precio, compra. Y compra porque sabe que cuando todo esto termine y el tema en las noticias sean los play-off de la NBA y justo antes de que sea la guerra de Irán, será el momento de vender. Durante todo este episodio me baso en lo mismo… que no somos lógicos, somos psicológicos. Quien es capaz de administrar mejor ese caos nivel II, es quien en definitiva hace dinero en este río revuelto.

Las fábricas superan el coronavirus

Más allá de trabajadores, locales e impuestos, ¿qué nos afecta? Como decía, las fábricas ya empiezan a estar en pleno rendimiento… Esto no significa que hayan limpiado todo el retraso que llevan… Si habitualmente tardan en estabilizarse después de año nuevo chino, esta vez, habiendo parado 2 meses y con pequeñas carencias en logística, aprovisionamiento, etc. Aunque estén en pleno rendimiento, tardaremos unos meses en recolocarnos.

Y con respecto a las ferias, se han cancelado (o, mejor dicho, retrasado) algunas. Veremos cómo funciona la Canton Fair que es, al final, el elemento definitivo a nivel importaciones y exportaciones. Desde luego van a notar una bajada en el número de visitantes extranjeros y, bueno, en la segunda quincena de abril, con el calor que hace en Guangzhou por esas fechas, creo que va a ser el punto de inflexión definitivo para pasar página o seguir arbitrando en acontecimientos de participación multitudinaria y este y otros muchos eventos van a ser claves para tomar una decisión sobre los juegos de Tokio.

Y bueno, hasta aquí. Me ha quedado un pelín largo, me he metido mucho en temas personales, pero la idea de este episodio era esto: explicaros cómo nos están afectando estos cambios a nivel estratégico, a nosotros y a nuestros clientes, y cómo pueden afectaros a vosotros si tenéis relación con China o si el pánico cambia de océano y vivís todo lo que se hemos vivido aquí.

Os dejo con un proverbio chino:

“Si no puedes avanzar una pulgada, retrocede un pie”.


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