Al realizar un control de calidad, uno de los aspectos que normalmente se incluyen en los informes son los defectos de calidad u otro tipo de problemas encontrados y en que proporción/cantidad se han hallado.
La combinación de la frecuencia de los problemas encontrados, su gravedad y la propia tolerancia del fabricante a dichos problemas son parte de los elementos que determinarán si un producto pasa o no la inspección de calidad.
El estándar de la industria AQL utiliza todos estos factores para ofrecer un resultado claro y objetivo.
Es importante tener en mente un sistema que enumere y clasifique los distintos tipos de defectos que el controlador puede encontrarse a lo largo de la inspección.
Evidentemente, al contratar un control de calidad, el controlador ya tendrá experiencia en este tipo de procesos, por lo que él mismo estará al tanto de distinto tipos de defectos comunes. Pero también pueden existir otro tipo de problemas que o bien no haya visto antes o que se pase por alto al no tener todo el conocimiento que debería sobre el producto en cuestión.
Es por eso que será de vital importancia señalar de forma explícita los posibles defectos a buscar en los controles para asegurarnos de que nuestro controlador los buscará y los documentará adecuadamente, si así existieran.
Clasificación de los defectos
Además de especificar los posibles defectos a buscar por nuestro controlador, debemos aclarar la forma en la que deben clasificarse para obtener unos resultados con una mayor capacidad de análisis y poder así tomar mejores decisiones.
Generalmente, los defectos de calidad de clasifican de la siguiente forma, según su gravedad:
- Defectos menores: Defectos encontrados en cantidades relativamente bajas que normalmente no van a afectar a la capacidad de venta del producto y no suelen ser identificados por el cliente como tales.
- Defectos mayores: Defectos que, sin representar una amenaza para la seguridad del usuario, no coinciden con las especificaciones pactadas o con la Golden sample.
- Defectos críticos: Defectos que presentan incluso un riesgo para la seguridad del usuario.
La importancia de informar al controlador
Una vez ya sabemos clasificar los diferentes tipos de defectos, es nuestro deber informar al controlador de la clasificación que otorgamos a cada tipo.
De no hacerlo, estaríamos dejando todo el criterio en manos del controlador, algo que puede ser bastante peligroso.
Si, por ejemplo, el controlador califica en una producción de camisas la existencia de hilos sueltos como defecto menor cuando en realidad deberían considerarse defectos mayores, dependiendo del número de defectos y siguiendo el Sistema AQL, podría darse el caso de que el producto pase la inspección cuando no debería, solo por el hecho de no haber aclarado adecuadamente al controlador la clasificación correcta del error.
También en cierto que, con el informe en la mano, se podría decidir de forma independiente que el producto no pase la inspección, pero en muchas ocasiones estos informes son bastante largos, y no siempre los importadores les prestan la atención que merecen.
Por lo tanto, seguir un sistema de clasificación de defectos en los controles de calidad así como formar e informar al controlador en detalle son aspectos clave para que el control tenga éxito y podamos obtener así nuestros productos en las mejores condiciones posibles.