Si Steve Jobs hubiese nacido en España sería funcionario. ¿Cuántas veces habremos escuchado esta frase con diferentes personajes que han hecho crecer grandes empresas prácticamente de la nada?
¿De qué depende que seamos más o menos emprendedores o de que estemos más o menos atraídos por los empleos públicos?
Podríamos pensar que existen países donde nuestra educación, nuestro entorno, las condiciones económicas, políticas y sociales… Lo que se ha venido a llamar instituciones formales e informales son lo que condiciona nuestra propensión en una u otra dirección.
Los momentos históricos de cada país
A mi juicio a esta tesis le falla un elemento que es el factor tiempo. Suelo hablar en muchas ocasiones del concepto de momento histórico. Acostumbramos a juzgar al resto de países bajo el prisma de nuestro momento histórico, pensando que todos vivimos en el mismo instante temporal. En «nuestro» siglo XXI. Hemos unificado al planeta en la franja horaria que nos viene bien y si allí todavía es de noche, mala suerte, es hora de levantarse porque así lo he decidido yo, que me auto-percibo como líder de la manada.
Y no, hay países que por desgracia todavía viven en el medievo, otros se encuentran expandiendo su religión, hay países entrando en su revolución industrial, que sí, con mucho sufrimiento, a base de mucho esfuerzo están saliendo de la miseria, los hay devastando su territorio en una carrera para obtener lo máximo de sus materias primas, algunos exploran el comunismo, otros ya piensan cómo será un estado superior al capitalismo. La línea temporal de cada país no se encuentra unificada, por mucho que nos empeñemos o que les castiguemos por incumplir normas que hasta ayer por la tarde incumplíamos, pero hoy hemos decidido que son pecados capitales y bombardearemos a todo el que no se descargue el último update.
Lo cierto es que sí, la acción humana está muy supeditada a los incentivos que colocamos alrededor, esas instituciones formales e informales de las que hablamos, pero éstas a su vez varían en el tiempo. No son perpetuas ni estáticas.
Hasta que llegó el covid solía decir que como en los últimos 40 años no ha sucedido nada en nuestros países, en nuestra vida, nos da la sensación de que no ha sucedido nada en el mundo. Es como aquellos informativos de la posguerra que cuando llovía en Madrid te decían “llueve en España” y tú salías a la calle y decías: “no sé…”
El caso es que como no notamos los cambios, el que leyó su última noticia sobre China hace 40 años todavía piensa que aquello es una dictadura comunista, el que la leyó hace 25 piensa que aquello es el paraíso del neoliberalismo, quien la leyó hace 15 pensará que los chinos, todos, quieren ser empresarios y quien se informe por primera vez sobre China de aquí para delante nos dirá que todos en el fondo quieren ser funcionarios.
Es el peligro de encontrar un tweet perdido de alguien completamente anónimo y formamos con él un perfil inamovible de cómo son los chinos, cómo han sido y cómo serán.
Pues bien, por suerte o por desgracia China cambia a una velocidad que al resto nos cuesta procesar; las verdades absolutas caducan muy rápido y habitualmente consumimos información obsoleta, manipulada, malintencionada o directamente construida en una redacción con una línea editorial bien marcada.
¿Es cierto que los todos los chinos quieren trabajar para empresas públicas?
Bien, os voy a explicar lo que yo he vivido desde esa implicación capital que para mí tiene el momento temporal.
Los círculos económicos de los países
En la economía de los países podemos observar una tendencia circular muy marcada. Pensemos en los países pobres. Al ser pobres, son baratos… Al ser baratos, tienen sueldos bajos, al tener sueldos bajos atraen inversión, esa inversión provoca puestos de trabajo, sueldos, inversión en capital humano, tecnológico, etc. esto enriquece al país, cada vez más empresas llegan intentando acceder a esos sueldos baratos hasta que se agota esa fuerza de trabajo y cuando ello sucede, esas empresas empiezan a competir por esos empleados ofreciendo sueldos más altos.
Esos sueldos más altos provocan muchísima más riqueza, esa nueva clase media consume, se desarrolla el sector servicios y el país se encarece más y más, hasta que las fábricas se empiezan a ir. Cuando esto ocurre la solución habitual de los países es intervenir.
Para atender a los nuevos desempleados se crean subsidios (que fijaos, no existían cuando el país era completamente pobre), la sensación en este momento histórico de esa hipotética economía es que un país tan evolucionado, tan maduro no puede dejar caer a nadie, se suben los impuestos para atender todos esos servicios públicos, esos servicios públicos requieren de trabajadores públicos, se crean ministerios nuevos, delegaciones, oficinas de atención a esto y aquello, que matando dos pájaros de un tiro no sólo atienden a los nuevos pobres sino que de paso absorben una parte de los nuevos desocupados como trabajadores públicos, que, por supuesto como país desarrollado paga sueldos altísimos.
Se empieza a hacer obra pública, para suplir lo que no invierte ya el sector privado… Y, de nuevo, emplear a personas en proyectos que el sector privado ha decidido que no eran rentables… Y bueno, lo siguiente es volver a empezar. Porque esto es circular, no lineal.
A mí me enseñaron en el colegio que existían países subdesarrollados, países en vías de desarrollo y países desarrollados. En esta idea lineal occidental, pero, bajo mi experiencia de desarrollo de negocio a nivel internacional, creo que esto es circular y yo añadiría una cuarta que serían: países en vías de subdesarrollo.
Un abanico de situaciones
Y llevándolo esta tesis al tema que nos ocupa, a mi juicio, los países que se enriquecen, y no hablo de ese crecimiento latente de un 2-3%, hablo de crecimientos de dos dígitos, bajo mi punto de vista los países se enriquecen cuando emprender es más atractivo que trabajar en el sector público. Y por supuesto, esto no se decide desde una oficina, bajándole los sueldos a los funcionarios no rescataremos ninguna economía. No digo que una cosa sea directamente consecuencia de la otra, me refiero a que en todos los países, donde he visto ese nivel de crecimiento, existía esa correlación.
Y aquí se dan varias situaciones posibles
Países desarrollados donde trabajar para el sector público es más atractivo que emprender, esto se da habitualmente en países con economías maduras donde se ha alcanzado un cierto techo y en ese proceso se ha ido hiper-regulando la emprendeduría y a la vez se han institucionalizado cada vez más derechos para los trabajadores. Y fijaos que esto entramos en una rueda donde, cada vez hay menos emprendedores y por tanto al trabajar por cuenta ajena sólo nos queda el estado o la gran empresa privada donde en ambos casos, los trabajadores sindicados tienen una capacidad de presión, lo que converge en mejores condiciones para estos trabajadores lo cual aumenta la brecha en la decisión entre emprender o trabajar por cuenta ajena. Aquí encontraríamos a un buen número de socialdemocracias, España sería un buen ejemplo de ello y Francia sería el ejemplo máximo.
Países subdesarrollados donde emprender resulta menos atractivo que trabajar para el estado. Y aquí encontramos a países hiper-corruptos con nula seguridad jurídica, escasos incentivos a emprender más allá del mercado informal, donde curiosamente la mayor parte de los emprendedores forman parte del mismo gobierno o tiene una relación muy cercana ya que es desde esta institución desde la que se deciden gran parte de los negocios que se permiten en el país.
Estos países, pese a ser sobre el papel, países baratos, atraen escasa inversión, su comercio internacional suele estar muy focalizado en materias primas, más que nada porque el poder de decisión se encuentra en pocas manos y las potencias extranjeras pueden extraer esos recursos compensando económicamente a una oligarquía muy pequeña.
En estos países suele haber continuamente golpes de estado, derrocamientos, porque obviamente la única manera de prosperar es controlar el gobierno que es a la postre quien asigna recursos y establece ganadores y perdedores. Bien, no hace falta que ponga ejemplos.
En tercer lugar, tenemos Países subdesarrollados donde emprender resulta más atractivo que trabajar para el estado. Aquí encontrábamos a los dragones asiáticos, a China después de su apertura al comercio en 1979… Es decir, países, que aún siendo pobres, ofrecen una seguridad jurídica alta, condiciones laborales muy atractivas para la inversión, escasa capacidad impositiva ya que carecen de sistema de protección social y cuentan con un estado diminuto. Son polos de atracción del capital realmente imponentes.
La evolución de China
¿Qué ha sucedido en China desde 1979? aunque yo diría más bien desde los ’90 cuando empezaron a observarse los resultados de las políticas de apertura? Que las personas renunciaban a sus cargos públicos para embarcarse en iniciativas empresariales porque la diferencia de oportunidades era abismal. De hecho, durante muchos años ni siquiera renunciaban, combinaban ambas actividades ya que desde su despacho gubernamental podían “ayudar» a su empresa privada. Su empresa privada, ya me entendéis, la de su cuñado, la de su mujer, la de su amante, lo que fuera. Eran otras épocas, en fin, nada que no hayamos vivido en algún momento en nuestros países.
Esto que os cuento no es algo que yo haya leído en los libros de historia. Un buen número de amigos, conocidos, mis propios socios chinos, etc. son ex-miembros de algún tipo de organismo público que teniendo la vida de funcionario asegurada dieron el salto al sector privado, arriesgaron en busca del sueño chino.
En los últimos años, la última década, es cierto que las medidas anti-corrupción han hecho que el salto sea bastante más pronunciado y público para que no haya lugar a equívocos y evitar incompatibilidades, pero obviamente, las personas que se han movido al sector privado han arrastrado con ellos un guan1xi muy potente que les ha hecho empezar la carrera en el sector privado con bastantes metros de ventaja. Por ello dieron el salto.
Durante muchos años y todavía hoy, y aquí estoy empezando a responder a la pregunta, ha sido más atractivo emprender que opositar (o más atractivo relativamente, es decir, comparativamente con esa relación entre otros países. No estoy comparando número de empresas vs número de funcionarios. Y evidentemente estoy generalizando, en todas las épocas ha habido quien desde pequeño tenía vocación de ser político, militar, profesor o lo que fuera… Hablo del ciudadano medio que, sin ningún tipo de vocación, buscando lo mejor para él y para su familia opta comparativamente más, ya digo, por un lado o por el otro.
Y en ese juego de incentivos que nos va guiando en nuestras decisiones personales durante toda nuestra vida, me he pasado un buen número de años en China observando esa brecha e intentando explicar el porqué de su existencia y de su permanente alteración, porque esto cambia muy rápido. Y lo he hecho, Obviamente, con todos mis sesgos y mis límites en la recolección de información.
Bien, cuál es mi punto de partida. Existen estas dos opciones. El emprendimiento y un trabajo fijo y bien remunerado que te garantiza estabilidad en la carrera de la rata… Ya sabéis aquello que decía Nassim Taleb de que la humanidad sufría de tres grandes adicciones: la heroína, los hidratos de carbono y sueldos mensuales.
Saltando al agua
Ahora pongámonos en el año 2005-2006 por ejemplo. Imaginad un lugar donde el paro es negativo en muchísimos sectores. Es decir, pero el trabajo es un bien abundante y por tanto poco valorado. Cualquiera puede tener uno. Sueldos crecientes sí, pero ¿Qué tan crecientes? Un 15-20% anual, bastante bien. Recordad, como digo, paro negativo, siempre puedes volver a trabajar por cuenta ajena y tendrás trabajo.
Por otro lado, vas viendo como a tu alrededor, tu tío, tu vecino, tu compañero de universidad, pone una empresa, se vuelve millonario en meses y multimillonario en 2-3 años. Esto no te lo cuentan, eh, esto lo ves ya digo en multitud de personas de tu entorno cercano. Obviamente todo el mundo con un mínimo de inquietud se lanzaba. Curiosamente la palabra china que se usaba para definir este fenómeno era Xia Hai (下海) que viene a decir, bajar al mar, saltar al mar… lanzarse al agua. Es como… estás en un sitio seguro, la orilla, pero te cuentan que en mar están las oportunidades y lo dejas todo y te lanzas. Prefieres la incertidumbre del mar a la seguridad de firme. Como veis en ese momento, la brecha de oportunidad es muy alta.
¿Qué sucede? Que esto no es para siempre. Lo hemos visto al principio del programa con el gráfico circular en la evolución de las economías. El mar puede ser muy grande pero a medida que nos lanzamos todos al agua, vamos llenando la playa.
Una economía en desarrollo hay muchísimas oportunidades, márgenes de beneficio relativamente altos pero a medida que vamos ocupando esos nichos, el país crece, se enriquece, se copan las oportunidades y ahora ya, para ganar dinero hay que competir, con lo que los márgenes se reducen. Os pongo un ejemplo, hubo un momento en el que poner una tienda en Taobao era sinónimo de vender miles de unidades todos los días, hoy vender en el mercado interno chino es bastante más complejo que vender en Amazon en Europa o EEUU. Que pasó, que ese océano azul se saturó hasta convertirse en un océano rojo.
Si todo cada vez es más competitivo cada vez debo pagar más para conseguir a los mejores trabajadores en mi sector, de nuevo, se reduce mi margen.
En estos años, hemos visto una gran salida de empresarios chinos del país buscando oportunidades en otros países de Asia, en África, en Latinoamérica,… Esto, tal como veíamos antes provoca cierres de fábricas, las inversiones extranjeras se reducen, yo me he dedicado a hacer puestas en marcha de fábricas y honestamente, desde 2014-2015 ya no me llegan contactos en este sentido.
Si en su día abrimos en Camboya, es porque la tendencia nos llevaba hacia el sureste asiático. Ojo, no estoy del todo de acuerdo pero esto es irrelevante, no os cuento lo que yo haría os cuento lo que he vivido. Con ese nivel de competitividad no es sólo que la probabilidad de éxito se reduzca, sino que el éxito es algo mucho más pequeñito.
Paralelamente, los sueldos son cada vez más altos, la batalla por conseguir a los mejores trabajadores no se ha detenido y por tanto ya no es elegir entre emprender y triunfar o trabajar para el estado o para un privado y ganar una miseria, sino entre emprender, jugármela para ganar cada vez relativamente menos o un sueldo relativamente alto. Como veis, la brecha se va empequeñeciendo.
Por otro lado, cada vez vienen menos empresas… siguen viniendo, ¿eh? No os estoy relatando ninguna crisis, es que veníamos de una abundancia irrepetible y… comparado con aquello, sí, cada vez vienen menos empresas, sumado a que cada vez más empresas se van y cada vez hay menos incentivos a emprender, es decir a generar nuevos puestos de trabajo, pues lógicamente aquella realidad del paro negativo de que si te vas, emprendes y algo te sale mal no te preocupes que tu empresa te recibirá de nuevo con los brazos abiertos, es cada vez menos frecuente. Con lo que quien encuentra un buen trabajo se lo piensa dos veces eso de abandonarlo para probar suerte como emprendedor.
El coste de la vida cambia las reglas
Un dato no menor que también condiciona mucho la reducción de esta brecha es el coste de la vida. Hace 15 años, el coste de la vida en China era realmente bajo. Esto, unido a la capacidad de ahorro del pueblo chino, que es extremadamente alta comparada con otros países, hacía que con algunos meses trabajando por cuenta ajena te diera para emprender y vivir relativamente cómo sin ingresos durante ese periodo intermedio.
Hoy en día, no. Los costes mínimos para mantener a tu familia, tu casa, tu coche, seguros médicos, la educación de tus hijos, vaya, nada que no sepamos en el primer mundo, hace primero que no puedas ahorrar como antes, segundo, que el salto al vacío sea cada vez más arriesgado, porque no es igual saber que si no te va bien en tu aventura tienes 2 años de margen para reintentarlo que saber que en 3 meses te comen los gastos fijos del tren de vida que llevas. Es la adicción a los salarios mensuales que comentábamos. Una gran parte de la clase media china ya vive ahí y difícilmente se mueva de ahí porque el acantilado da mucho vértigo.
Y en ese escenario, si antes os hablaba del concepto Xia Hai (下海), tirarse al mar, ahora cada vez más se habla del Shang´An (上岸) ir hacia la orilla… Yo lo visualizo también como un náufrago que se agarra al bote… Y sacadme de aquí que he visto una aleta de tiburón. Pero sí básicamente lo que dice mucha gente es lo hemos intentado, me metí en el agua, pero ya no había peces y exhausto ya me vuelvo a la orilla, dame tierra firme. Y eso es el salario público. Que se alimenta de los pescados que pescan los que todavía se lanzan al agua, ojo. Que a veces nos parece que lo público se paga con dinero que cae del cielo. No, que cada vez haya más gente que deja de pescar lo que provoca es que cada vez haya más presión sobre los que siguen pescando.
Bueno, de nuevo, nada que no sepamos en las socialdemocracias europeas.
En búsqueda de la buena vida
Respondiendo a la pregunta: “¿Quieren los chinos ser trabajadores públicos?”. Los chinos, como cualquier ser humano, quieren vivir bien. Si se colocan los incentivos adecuados para vivir bien de lo público, pues obviamente intentarán vivir de lo público. ¿Está volcándose mayoritariamente la población hacia el sector público? No. ¿Está aumentando la percepción de que en el sector público puedes tener una vida más segura que en el sector privado? Evidentemente. Es decir, si vemos la foto, diríamos que no, que el espíritu emprendedor chino es muy superior comparativamente al de otros países, si vemos la película ojo, porque la tendencia ahí sí nos dice que cada vez más los incentivos nos llevan a plantarnos, como en aquellos programas de televisión, coger el dinero y dejar de abrir puertas… Porque los premios gordos ya han salido.
Si a mí me das a elegir entre trabajar en una empresa cuyas condiciones laborales se rigen por criterios políticos y otra cuyas condiciones laborales se rigen por criterios de mercado, obviamente me voy a la primera. Sabiendo que todos vivimos de la segunda. Y si la segunda desaparece, desaparecerá también la primera, se sostendrá con endeudamiento, con emisión o con lo que sea, pero la cosa no irá. En cualquier caso, eso lo relataremos algunos años más adelante.
Y hoy me voy a despedir no con un proverbio sino con un concepto. En esta visión circular, que no es algo que me haya inventado yo, esto es un concepto oriental… Si cerramos el círculo, éste en el que un día todos se lanzaban al mar y ahora parece que todos se vuelven hacia la costa… Os voy a enseñar una tercera palabra en chino o como digo, un tercer concepto, algo que se decía, antes del año 1979, en el momento de pobreza más absoluta del país. Tie Fan Wan (铁饭碗) literalmente bol de arroz de hierro. Término inofensivo a simple vista.
Bien, pensad en el típico cuenco de cerámica que alguna vez se nos ha caído y se ha roto en mil pedazos. Bien, pues en aquella época en la que China vivía en la miseria más absoluta, con hambrunas como no ha conocido el ser humano en ningún otro lugar, imaginad que se os cayera el cuenco al suelo y se rompiera en mil pedazos… El disgusto que provocaba en la familia, pues bien, en aquellas condiciones, un empleo en el gobierno era un bol de arroz de hierro. ¿A cuál de estos dos conceptos que se manejan hoy diríais que se acerca, al de lanzarse al mar o al de agarrarse al borde para salir del agua?
Tie Fan Wan. Cuidado porque si nos empeñamos, los círculos se cierran.
Gracias y hasta pronto.