Una de mis afirmaciones más controvertidas sobre China es que se parece más a una dictadura de derechas que a una de izquierdas. Y esto lo hago desde una perspectiva puramente descriptiva, no valorativa. Esta declaración me provoca enemistades, unfollows en cadena de gente que me bloquea porque quiere seguir en su cámara de eco y este debate los violenta… Obviamente es una opinión, no hay ninguna fórmula matemática que la avale, tiene carácter provisional y está sujeta a refutación.
También os digo que hace 15 años estaba completamente sólo en esto pero año a año cada vez más personas ven atisbos de verosimilitud, no hablo de verdad absoluta, hablo de verosimilitud, y bueno, como mínimo se va desplazando esa Ventana de Overton tan corrida desde una discusión en la que sólo había dos opciones posibles para explicar China: comunismo o socialismo.
El pensamiento único se ha ido agrietando y ahora ya se habla de capitalismo de estado, socialismo de mercado… En fin, escriba aquí el término que le haga sentir mejor para… si es usted un anti-chino seguir criticando a China y si es usted un pro-chino seguir alabándola evitando cualquier indicio de disonancia cognitiva.
Etiquetas políticas
Y cuando digo “dictadura de derechas” lo hago aceptando el término dictadura, que también es erróneo, pero por centrar el tiro, me presto temporalmente. En general no me gustan las etiquetas y si las uso es porque sirven de punto focal; degradan, es cierto, el nivel del debate pero lo hacen accesible a todos los públicos.
Tampoco me gusta el eje izquierdas-derechas para explicarlo todo ya que, en mi opinión no explica prácticamente nada a día de hoy, pero como la mayor parte de personas con las que puedes discutir sobre política han basado su formación con eventos de la guerra fría y, muchos de ellos, viven anclados en aquel momento pensando que esta es la segunda parte de aquella película simplemente sustituyendo a la URSS por China, esta dicotomía me sirve para agitar el terreno de juego… Y en muchos casos hacerlo saltar por los aires.
Pensar que China es, bueno, siendo estrictos no es, pero se parece más a una dictadura de derechas que de izquierdas, rompe los esquemas de muchas personas que aceptan el preetiquetado standard, el que nos dan -ojo- desde fuera de China, pero desde dentro también.
Llamar comunismo a lo de China forma parte de una neo-nomenclatura, neolengua que diría Orwell que aunque no se sostiene por ningún lado, entre todos hemos convenido que si le viene bien tanto a los de dentro como a los de fuera, tanto a haters como a adoradores… Será que debe ser cierto y renunciamos a investigar sobre ello. No nos da tiempo en una vida a saber de todo, es esta idea que menciono tanto de racionalidad limitada y si hay un consenso total en un tema, ¿para qué profundizar?
Y ojo, vivimos en un mundo donde por convenio adoramos a seres imaginarios, creemos en territorios imaginarios, intercambiamos productos reales a través de papelitos de colores dotados de un valor imaginario… En este contexto, llamar a China comunista comparado con las irrealidades que vivimos todos los días, en esta ficción permanente donde vemos al rey desnudo todos los días y todos seguimos haciendo ver que nos encantan sus ropajes, pues que queréis que os diga, lo de China no me parece tampoco de lo más descabellado.
¿Y entonces, por qué insistes?
Pues porque es mi tema, es en lo que más he profundizado, es en lo que basado mi carrera personal, más allá de mi carrera profesional que se ha ido entrelazando con la primera. Obviamente siempre respetando el resto de opiniones y obviamente siempre estando dispuesto a cambiar de opinión.
Rumores llegados de occidente
Y tras esta intro, que los que me escucháis desde que empecé en formato podcast o años atrás en mi blog ya estaréis cansados de escuchar vamos por el tema de hoy… Que para variar voy a entrar en una contradicción ya que intento siempre no tocar noticias frescas, en la medida de lo posible, porque me arriesgo a quemarme teniendo en cuenta que de China nunca tenemos información 100% segura y que mi experiencia me dice que más allá de la teoría, y en la teoría incluyo leyes aprobadas y aparentemente en vigor, siempre es saludable esperar a la ejecución real, a la preferencia revelada de los actores implicados porque en ocasiones nos llevamos sorpresas.
Y el tema de hoy es el aborto. Se prohíbe el aborto en China. La sugerencia la ha hecho Héctor de FackcheckChina y me decía en su tweet:
«Visto desde una óptica puramente española/occidental me extraña que no hayas utilizado esta noticia para reafirmar tu idea de que China es de derechas”
Y le respondía, haciéndome el digno, que Es todo tan evidente que la carga de la prueba recae ya en los que siguen sosteniendo lo contrario.
Y aunque mi intención era no hacerlo, no usar este episodio todavía no probado para apuntarme un tanto, al final he caído con las cuatro patas. Como… ¿cuando vas caminando a lo tuyo y te llega un balón botando y te sientes Mbappe por un segundo y te olvidas que ya has pasado de los cuarenta y que lo más probable no es que la metas por toda la escuadra sino que revientes el cristal de alguna ventana lejana? Pues igual.
Y antes de nada aviso, primero, el artículo de The Guardian no aporta fuentes que digan lo que ellos quieren que digan. Según mi opinión se inventan la polémica, pero visto que medio planeta está cooperando a convertir este rumor en noticia, entremos al trapo.
Segundo, esto no es oficial en China, no sólo eso, nadie en China a quien he preguntado sobre el asunto en estas últimas horas tiene ni la más remota idea de lo que le hablo, los documentos oficiales que he encontrado sobre el tema son muy ambiguos (o no he sido capaz de entenderlos), si fuera medio cierto podría ser perfectamente un proyecto del gobierno que queda en nada u otra invención de la prensa occidental usada para rasgarse las vestiduras… Incluso en caso de ser verdad, se rasgan las vestiduras más que los propios chinos. Teníamos al fumador pasivo y en nuestra historia presente tenemos al indignado pasivo, que cuando se trata de China siempre está a punto para poner el grito en el cielo.
Pero en esta ocasión me voy a prestar a colaborar, voy a dar por sentado que sí que el gobierno chino aprueba esto para que entendáis cuál sería mi valoración en este supuesto, en el que nos cuentan los medios occidentales. Es decir, voy a formar parte del grupo de indignados pasivos, en este caso voy a hacer de hipotético indignado pasivo.
Ojalá este tema no pase a engrosar la lista de polémicas occidentales sobre China que en realidad nunca llegaron a suceder, ni siquiera a discutirse dentro de China.
Y, me parece interesante lo de si esto es o no un ejemplo más de que China «es de derechas” o de que China no es ese país de izquierdas que pensamos. Y, ya digo, no es el mejor ejemplo, hay mil más, a mi juicio más flagrantes pero éste quizá lo encuadramos en discusiones más conocidas en nuestros países y decimos, pues si en mi país la izquierda es pro-aborto y la derecha anti-aborto, esto debe ser una prueba de que China es de derechas. Bueno, ya digo, no me parece en absoluto el mejor ejemplo.
Libertades personales
La cuestión en la que baso mis argumentos no es específicamente los temas que China prohíbe, o si China es pro-aborto o anti-aborto sino el hecho de estar más preocupada por prohibir libertades personales que económicas. Que esa es parte de la tesis del libro que estoy escribiendo y que probablemente no acabaré jamás. Me baso en el diagrama de Nolan, que puede ser una aproximación equivocada de la realidad pero que me ha servido muchísimo más que el eje único, obsoleto, de izquierdas-derechas.
Hay muchas personas que no entienden o no han visto nunca este gráfico y se resume con un ejemplo muy fácil. A la izquierda le da igual con quien me meto en la cama, pero se dedica a regular en qué me gasto mi dinero y a la derecha le da igual en qué me gasto mi dinero pero se dedica a regular con quién me meto en la cama.
Ya me entendéis, con quien me meto en la cama, que me fumo, con quién me puedo o no casar, son ejemplos. Libertades individuales vs libertades económicas. La confusión que tienen muchas personas que no distinguen a la derecha del liberalismo es porque no entienden o no interpretan el diagrama e Nolan y no son capaces de percibir como un libertario está tan alejado de la derecha como de la izquierda.
Y centrándonos en el tema, la razón por la que China prohibiría abortar no tiene absolutamente nada que ver con la discusión que se produce en cada uno de nuestros países. El error en el que caemos siempre de crear términos para medir nuestra economía o nuestras interacciones sociales y extrapolarlos a China también se da en sentido opuesto y aquí tenemos un ejemplo perfecto. Nos cuentan algo que a lo mejor podría llegar a suceder en China e inmediatamente, para entenderlo tratamos de encajarlo en algún encuadre conocido, dentro de nuestra zona de confort.
Pues de nuevo, naufragamos. El tema del aborto en China no es religioso ni moral sino de pragmatismo económico puro. O si esto suena muy mercantilista, llamémoslo, planificación estatal, algo que con lo que ya según quien se sentirá más cómodo. ¿No es maravillosa la semántica?
Posturas ideológicas
Bien, lo que quiero decir, es que el debate en China o el hipotético debate, no voy a repetirme más poniendo todo en condicional por el bien del programa, lo analizaré todo con el supuesto de que fuera ley y se aplicara estrictamente… decía, que a lo que me refiero es que esto no tiene nada que ver con una decisión a favor de lo que desde nuestra perspectiva sería el derecho a la vida o la eterna discusión sobre si la mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo o si hay dos cuerpos ahí y por tanto hay una segunda vida que el estado debe proteger.
No voy a entrar en este aspecto, mi opinión es irrelevante, pero me sorprende ver a anti-abortistas del mundo, aplaudiendo a China, como si coincidieran en algo o como si de repente aceptaran al hijo descarriado… Y a los pro-abortistas, algo descolocados, ocultando ese sentimiento de traición, intentando encuadrar la nueva realidad en su argumentario sin que se noten demasiado las fisuras.
Y ojo, quizá hay quien piense que ser antiabortista en occidente no implica necesariamente ser de derechas y ser proabortista no implica ser necesariamente de izquierdas, este es un debate transversal y es cierto, pero generalizando, creo que sí es justo encontrar relaciones culturales históricas entre el conservadurismo y la religión.
No quiero abrir tantos melones diferentes pero creo que está bastante probado, o en todo caso, en mi opinión, la religión siempre se ha arrimado más a la derecha porque el conservadurismo le garantiza privilegios históricos mientras que el progresismo apuesta más por empezar desde 0 o como mínimo una revisión de esos privilegios. Sobre el papel, luego no terminan de revisarse nunca y unos y otros, o al menos esa es la visión que tengo ahora que me lo miro a 10.000 km de distancia, no son tan diferentes en lo fundamental y juegan con nosotros a hacer ver que decidimos cambios enormes cada cuatro años cuando la realidad es que nos afectan infinitamente más los sucesos supraestatales sobre los que tenemos escaso poder de decisión.
Bien, ¿y si no hay ninguna moralidad religiosa o en todo caso, pro-vida (desde nuestra concepción judeo-cristiana) en la medida por qué se aprobaría una ley así?
La natalidad en China
Pues lo que nos cuenta «The Guardian» es que se haría desde un intento de mejora de las tasas de natalidad que están colocando a China en un aprieto. Y esto es cierto.
Y es lo que me parece más fascinante de este debate porque saltamos de un planeta a otro, todos los argumentos que utilizamos en exactamente el mismo debate en nuestros países no nos sirven y tenemos que empezar a argumentar desde 0, sin registros anteriores, sin una documentación previa, sin material de consulta. A esto nos lleva China todos los días y más allá del tema concreto de hoy, es lo que me enamora día sí día también de este país, de esta cultura.
Y yo tengo mi opinión, no sobre el aborto que ya digo, me la voy a reservar, sino sobre lo que os comentaba de la regulación de libertades individuales.
Pero como todo son hipótesis, no tenemos un texto legal sobre el que apoyar la discusión y aquí estamos debatiendo sobre el sexto de los ángeles, dejadme llevarlo un paso más allá y despasionalizarlo porque no suelo pasarlo bien cuando las personas se implican emocionalmente en las discusiones pierden el juicio y se dicen cosas de las que luego nos arrepentimos.
Imaginemos que la medida fuera dejar de vender la píldora del día después, estoy intentando ya digo, quitar el componente religioso o el componente moral que pueda contaminar la discusión para algunos de nosotros. Busco un lugar donde incluso un integrista católico o un anti-abortista (no tiene que ser necesariamente católico) pudiera estar en contra de la medida.
Y no, claro, si partimos de la base de que hay vida desde el momento de la concepción, la píldora del día después tampoco. Las pastillas anticonceptivas o bueno, el preservativo, que de hecho la iglesia católica se posicionaba en contra, dejemos de lado la religión y pensemos en alguien cuyo criterio es que hay vida desde la concepción pero no tiene ningún problema con cualquier medida que se tome para evitar la concepción como por ejemplo el uso del preservativo. Esa sería una prohibición que, a priori, un burócrata desde su sofá podría inferir que fomentaría la natalidad.
Éste sería el debate que me resultaría interesante. Lo hiciera China o cualquier otro país. Porque aquí podríamos extraer el debate moral y nos permitiría profundizar en la discusión que me interesa que es: a qué nivel aprobaríamos que el estado se inmiscuya en nuestra alcoba para regular libertades individuales.
Y voy más allá, y aquí sí vuelvo a meter a China en la discusión. ¿A qué nivel aprobamos que el estado se inmiscuya en nuestras vidas porque tiene un problema de cálculo económico entre otras cosas provocado por el desastre producido por la ley del hijo único? La Ley del hijo único que no deja de ser otra intromisión en la esfera privada, de un iluminado que juega a ser Dios desde una butaca en otro ejemplo más de evento catastrófico provocado por la planificación estatal. Desastre obviamente desde el punto de vista económico futuro, para mí un sacrificio indescriptible que hizo la población china, de la que se ha beneficiado todo el planeta, un esfuerzo que jamás se ha valorado y que nunca podremos agradecer lo suficiente al pueblo chino pero independientemente de esto, los gobernantes de aquel momento no lo hicieron por el bien de la humanidad, lo hicieron con toda su buena fe seguramente, pensando que era una buena medida para China independientemente del sufrimiento personal que provocara y hoy vemos sus devastadores resultados.
Fijaos que, como si estuviéramos leyendo «Camino de servidumbre» de Hayek, la idea es ir poniendo un parche tras otro parche sin ninguna capacidad de evaluar las consecuencias no deseadas que implica cada modificación de los comportamientos sociales a gran escala.
Por otro lado, tengámoslo claro. Un país, no necesariamente China, que prohíba el aborto en realidad lo que hace es encarecerlo. Y de la misma manera que sucedía en la España franquista, las hijas de los ricos, curiosamente los más anti-aborto podían pagarse una interrupción de su embarazo fuera de España mientras que los pobres, curiosamente el sector más pro-aborto quedaba atrapado debido a sus limitaciones económicas.
Al final como siempre, la burocracia es una tela de araña, que se amplía en nombre de los animales más pequeños, y al final es una tela de araña que los animales grandes atraviesan sin problemas pero donde los pequeños quedan atrapados.
Personalmente pienso que no, que prohibiendo el aborto o regulándolo (que es una palabra mucho más amigable) no van a conseguir avances significativos en las tasas de natalidad. El debate me resulta parecido al de subirle los impuestos a los ricos. En un cálculo estático, los cálculos en una hoja excel son maravillosos, pero luego, los efectos dinámicos son difícilmente calculables y suelen tirar por tierra todo el cálculo inicial.
Volviendo a la pregunta es, ¿Cuánto le permitimos al estado que se inmiscuya en nuestra vida personal por un hipotético bien común futuro, para nada demostrado? ¿Dónde está el límite? Y por llevarlo a la discusión con la que Héctor me proponía el tema: “¿Es ésta, o sería esta una medida típicamente de izquierdas o de derechas?” ¿En cuál de los dos manuales la encuadramos? Un tema complejo que no se responde con nuestras verdades absolutas preconcebidas. Habrá quien sí, claro.
Os dejo con un proverbio, homenaje al pueblo chino y a todas aquellas personas que han sufrido inconvenientes a lo largo de la historia sin haberlos elegido.
«El árbol quiere la paz pero el viento no se la concede.»
Gracias y hasta pronto.