En los últimos años, hemos sido testigos de la potente emergencia de un gigante asiático, cuyo poderío económico ha suscitado alarma y admiración por igual en la comunidad internacional. El avance acelerado de esta nación ha llevado a muchos a especular sobre un cambio de guardia en la hegemonía global. Las preocupaciones sobre un monopolio tecnológico, la influencia en los mercados internacionales y la posibilidad de una guerra de chips parecen cada vez más palpables.
El choque cultural que nos supone, despierta miedos que nos empujan a la crítica. Nuestra prensa alimenta estos miedos y la política monetiza en forma de votos cualquier acción presentada como defensiva.
Hola, me llamo Adrián Díaz y desde este pequeño canal intento poner en duda todo lo que sabes sobre China o lo que crees que sabes sobre China. Porque imagino que pensabas que hablaba sobre China. Si tienes dudas, para aquí, pausa el vídeo, vuelve al inicio y revisa ese primer minuto. Porque no, no estaba hablando sobre China. No sé por qué te ha podido dar esa impresión. Quizá deberías analizar por qué te ha podido dar esa impresión. quizá pueda ser por cómo te alimentas a nivel informativo sobre China.
No hablaba de China, en realidad hablaba de Japón, disculpa el malentendido, y no estoy hablando de 2023. Estoy remontándome al año 1987, cuando EEUU inició una guerra comercial con Japón.
La historia no se repite, pero rima. Los japoneses también fueron un peligro, también los acusaron primero de copiar y luego de competir. También hubo tensiones, hubo boicots hacia las empresas japonesas, hubo proteccionismo, cómo no, en la supuesta tierra de la libertad; hubo artículos racistas en la prensa estadounidense, también hubo ataques indiscriminados a ciudadanos japoneses, o más triste aún, a cualquier asiático por confundirlos con japoneses como pasó de nuevo cuando se agredía a ciudadanos chinos durante la pandemia y recibieron ataques todo tipo de asiáticos… Esto ya lo hemos vivido, otra cosa es que tengamos una falta de memoria preocupante.
Aquello que parece nuevo e inédito a menudo tiene ecos del pasado, ecos que a veces son ignorados o simplemente olvidados por las generaciones actuales. Al igual que lo que Japón experimentó en 1987, y mucho antes de eso, con la mencionada ‘amenaza amarilla’.
Sin embargo, para entender completamente este patrón, es esencial mirar más allá de las simplezas de la rivalidad contemporánea y sumergirse en las complejidades históricas que la precedieron. Y no es que el momento actual debiera ya despertarnos algún tipo de espíritu crítico revisando las tensiones que se produjeron con Japón en 1987, es que a Japón, ya debería haberle sonado esto de la amenaza amarilla, ya se había hablado de amenaza amarilla anteriormente aunque las generaciones que puedan recordar esto ya están por desgracia desapareciendo.
Se produjo antes del ataque de Pearl Harbour, cuando arrinconaron a Japón ahogando su economía para provocar el Casus Belli y que atacaran Ucrania digo… Hawaii.
Como relata por ejemplo Charles C. Tansill en su libro «Back door to war» donde explica como Roosevelt llevó a EE.UU. a la guerra al manipular a Japón para que atacara a Estados Unidos.
La estrategia que se siguió desde 1939 con la anulación del Tratado de Comercio entre Japón y EE.UU hasta la prohibición de exportar petróleo a Japón (1 de agosto de 1941).
Por cierto, no estoy justificando el ataque ni las acciones anteriores de Japón que poco tenían que envidiarle a la Alemania nazi, centrémonos y separemos los temas; no justifico invasiones ni guerras ni nada parecido, estoy analizando el modus operandi de una potencia que repite comportamientos con una precisión quirúrgica que ya no para un historiador, todo aquel que haya pasado superado la educación primaria debería conocer.
Desde su propia independencia, se inventaron un casus Belli, para atacar a los españoles en Cuba, para atacar a México, para entrar en la primera guerra mundial, para entrar en la segunda, para entrar en Vietnam, para atacar a Iraq, para atacar a Iraq, otra vez, para atacar Afganistán… Pero, a pesar de que hoy veamos eslóganes racistas que personajes como Trump normalizaron, (por suerte, pobre sociedad estadounidenses, vivía encorsetada, por fin podemos decir lo que pensamos de los malditos chinos) pero esto ya sucedía en 1987 y eso a los japoneses ya les sonaba en 1939. Esa tampoco era la primera vez que lo escuchábamos, ya lo habíamos oído antes de la rebelión de los bóxers en China, de hecho fueron estas acciones las que provocaron la rebelión de los bóxers…
Y nos podríamos ir más a atrás a las guerras del opio para seguir comprobando como la historia quizá no se repite pero rima y rima bastante. La historia de Hong Kong es otro maravilloso ejemplo, no me paro aquí, tenéis varios episodios en mi canal hablando de cómo la reina de Inglaterra, la mayor narcotraficante de la historia llenó China de droga hasta provocar una revuelta que fue usada como agravio para adueñarse de Hong Kong.
Lo próxima vez que un occidental os diga que China es un peligro, enviadle este vídeo porque no no ha habido nada más destructivo, ni remotamente a nivel mundial, no sólo con Asia, sino en África y en la propia América que la civilización occidental.
Sí, hoy volvemos a vivir una guerra de chips, y de 20 cosas más, los japoneses eran buenos en 2 o 3 industrias, los chinos son buenos en casi todas las industrias. La diferencia es que China no es el Japón acobardado de 1987, al que habían anestesiado con dos inyecciones en 1945, ni tampoco la China de 1900 cuando 8 potencias entraron en Beijing y la saquearon violando, exterminando, destruyendo y llevándose todo tipo de tesoros. Hoy, entre esas 8 potencias no suman dos pelotas para enfrentarse a China.
El equilibrio de poder ha cambiado por primera vez desde 1945. Y no sé si eso es bueno o malo, no sé si China será más cruel y despiadada que EEUU el día que lidere el mundo, no me dedico a analizar el futuro y juzgar y condenar hoy a los chinos por que supuestamente harán cuando lideren el mundo, me dedico a exponer lo que hemos hecho nosotros durante toda nuestra historia y seguimos haciendo hoy.
Me encanta cuando se habla sobre la década perdida de Japón de los ’90 como si sólo se hubiera debido a razones endógenas; me fascina ver a analistas internacionales criticar el milagro económico chino por no crecer a la velocidad que lo hicieron Taiwán o Corea, como si el crecimiento económico sólo dependiera de tu pericia y no de las presiones internacionales, bloqueos o una opinión pública que liderada por una prensa abyecta nos cuenta todos los días lo malos que son los chinos, lo mucho que deberíamos bloquearlos, prohibir o expropiar sus empresas, porque este ataque sistemático e indiscriminado nunca lo sufrieron los coreanos o los taiwaneses, pudieron crecer con total libertad.
De hecho ni siquiera Japón sufrió una ínfima parte de las medidas, sanciones, aranceles, boicots, prohibiciones, etc. que soporta a nivel internacional la economía china, pero la China de hoy no tiene nada que ver con el Japón de los ’90 y a pesar de ello, China sigue creciendo más que ninguna otra de las grandes economías.
Vamos a tener que profundizar más sobre el concepto del peligro amarillo, vamos a tener que volvernos todavía más intervencionistas, proteccionistas, autoritarios, vamos a tener que repudiar todavía más el libre mercado, la competencia y en general el comercio… lesionar nuestras economías en la medida de lo posible, como lleva haciendo la Unión Europea o los EEUU unos cuantos años, para parar a China y aún así, no está claro que lo logremos porque China ya es el país más importante a nivel global en lo que se refiere a intercambios internacionales, el mayor promotor del comercio, el que firma más tratados de libre comercio, en definitiva, el mayor socio comercial con el mundo, porque, alguien en algún momento descubrirá que EEUU y sus concubinas no son el mundo, sólo son una esquinita del mundo y ya se acabó la época donde el tirano y su harén podían vivir de sus súbditos.
Hoy el resto del mundo ha conseguido deshacerse de ese monopolio desigual anteriormente conocido como globalización, hoy todos esos países tienen otra oferta, una que respeta su soberanía y les trata de igual a igual y eso nos incómoda completamente. Ya me hago cargo ya. ¿Qué os puedo decir? Es el mercado amigos.
Os dejo hoy con un proverbio chino que lo explica muy bien. Por si en algún momento escucháis alguna frase racista sobre chinos y os pensáis que lo de mostrar nuestras miserias nunca había ocurrido antes…
«前事不忘,后事之师 (qián shì bù wàng, hòu shì zhī shī)»
Literalmente «los asuntos pasados no se olvidan, son el maestro de eventos futuros».
Gracias y hasta pronto