En este episodio voy a hablar del racismo en China, como siempre, apoyado en mis propias vivencias, un asunto polémico, a mi juicio poco tratado y sin embargo algo que he analizado muchísimo, ya que en nuestra vida cotidiana en China se producen situaciones chocantes, en ocasiones muy poco entendibles desde nuestra mentalidad occidental.

En general el racismo es uno de los temas más controvertidos de la historia del ser humano y, unido al de la xenofobia, uno de los problemas más fuertes que enfrentamos hoy como sociedades en términos de convivencia.

Qué los chinos son racistas es algo que he escuchado a muchos extranjeros. También, aunque menos, se habla sobre las ventajas que hemos tenido la mayoría de laowais durante muchos años en China; discriminación positiva, —racismo positivo si me permitís— como no he vivido en ningún otro lugar del planeta, algo que, pese a ser injusto, a muchos de nosotros nos ha nos ha facilitado mucho las cosas en China.

Y… Si en un episodio anterior ya hablé del racismo ejercido hacia los chinos, y como daño colateral, a todos los asiáticos en EEUU, hoy quería abordar qué ocurre dentro de China y cómo es ese racismo, porque veo diferencias culturalmente enormes en cómo se ejecuta, como se exterioriza, en la sociedad china.

Para mí es importante abordar este tema desde un conocimiento previo de China. O sabemos donde estamos o interpretaremos mal todos los inputs que recibamos. Y a algunos ya os sonarán estas ideas de episodios anteriores pero… Para los que todavía no os habéis suscrito al canal, 3 aproximaciones que hay que tener clarísimas antes de emitir juicios de valor sobre los chinos:

 

Evolución constante

Primero, China es una sociedad en continua evolución. Todas las sociedades lo son pero esta evoluciona a una velocidad superior al resto. Hace 20 años eran uno de los países más pobres del mundo y hoy son el país más rico del mundo en términos de PIB ajustado por paridad de poder adquisitivo. ¿Y por qué importa esto? Porque hace 30 años no había apenas racismo, hace 15 lo empezaba a haber o lo empezábamos a documentar y hoy es ya una evidencia. Como siempre digo, hasta la llegada del covid quizá en nuestras sociedades no había pasado nada en los últimos 40 años pero en el resto del mundo se movían cosas, aunque no nos enteráramos y en China se movían a una velocidad que no somos capaces de procesar.

Pragmatismo chino

El Segundo punto… Los chinos son los individuos más pragmáticos del planeta. Si algo me conviene me gusta, si algo no me conviene no me gusta. En realidad todos somos bastante así, la diferencia es que ellos lo reconocen. Lo desarrollaré después pero es imprescindible conocer esto para entender por qué algunas actitudes chinas focalizadas en la comunidad de raza negra, pueden ser tildadas de racistas por nuestra parte, pero en realidad son respuestas a cálculos de coste/beneficio puro y se hubieran dado de igual manera si esos grupos de inmigrantes fueran, canadienses, latinoamericanos, Masáis o Inuits.

En general, este punto debería llamarse, los chinos son diferentes a nosotros, no los entendemos y los juzgamos erróneamente. Es lo que se viene denominando «choque cultural». Además de su pragmatismo, en este punto destacaría su transparencia (al contrario de lo que pensamos, los chinos no ponen cara de póker, es muy fácil leerlos porque son muchísimo más transparentes que nosotros en sus intenciones y os lo explicaré después en casos aplicados a lo que nos ocupa que es el racismo.

Nacionalismo chino

Y Tercer punto, China está transitando por una etapa de exaltación nacionalista, en general lo estamos viviendo en todo el planeta, el problema es que nos dicen «Let’s make America great again» a base de bombas, muros y bloqueos internacionales y eso pasa por debajo de nuestro radar.

Incomprensiblemente esto nos parece bien, llenamos nuestros balcones o nuestras películas de banderitas y eso es lo correcto, pero en cuanto vemos que los chinos colocan más banderas de las aceptables en una de sus películas ponemos el grito en el cielo. Sí, lo de los chinos es preocupante, lo nuestro también, el mundo en general va a peor.

En cualquier caso, mi punto aquí es: exaltación nacionalista equivale crear una construcción de nosotros y ellos, y en absolutamente todos los países del mundo —en el tuyo también— nosotros somos los buenos, ellos los malos. Y este punto es importante porque cuando yo llegué a China notaba un sentimiento de inferioridad por su parte.

Inferioridad desde todos los ángulos

El blanco, como decían ellos, por racista que parezca, era superior. Las películas americanas, el fútbol inglés, las marcas alemanas… Yo me subía en un vagón del metro y la chica que tenía al lado me cogía el brazo lo comparaba con el suyo y decía, «I am yellow, you are white». Esto es algo que nunca entenderé, lo de amarillo. No me parecen amarillos pero incomprensiblemente, más allá de racistas occidentales que les puedan llamar amarillos, una de mis sorpresas al llegar a China es que ellos se llamaban amarillos a sí mismos… Y de hecho, igual que sucedía en la España Franquista, el chino que era más oscurito de piel, lo era por trabajar en el campo, en la obra o donde fuera, ergo era pobre… Por tanto, la obsesión era tener la piel lo más pálida posible.

Recuerdo la primera vez que fui a la playa a Hainan con una amiga colombiana que me decía, no he encontrado bronceador en la tienda, sólo cremas protectoras, nivel infinito. Famosos son los bikinis chinos que sólo encontrarás o en una playa paradisíaca de Asia o en una película de miedo norteamericana. Por supuesto todo evoluciona y, aunque en minoría, cada vez hay más chinas que presumen de bronceado porque hoy ya no es una tonalidad que explique un trabajo mal pagado sino una capacidad vacacional diversa.

Bien, este sentimiento de inferioridad, no sólo lo hemos vivido en cuestión de color de piel, sino en economía, en política… Los chinos han sido un pueblo muy poco respetado durante el siglo XX, no hablo ni siquiera del siglo de humillación, me refiero a estos últimos 60, 70 años. El país más poblado de la tierra apenas ha contado en absoluto y ahora busca su lugar. Los chinos se sienten cada vez más ricos, más poderosos, más buscados por las grandes marcas occidentales y, en términos geopolíticos, poco a poco se sienten intocables, incluso por los todopoderosos norteamericanos. Y ese sentimiento de orgullo se construye en parte de manera natural, orgánica, en parte con una estrategia de exaltación nacionalista. Y como los actos tienen consecuencias y como diría Ortega y Gasset yo soy yo y mis circunstancias… el racismo y la xenofobia aparecen o se potencian.

Racismo pasivo

Bien, una vez claras estas premisas os voy a explicar algunos ejemplos de mis vivencias en China.

Yo aprendí a jugar al futbolín en Guangzhou. En mis primeros años en China quedábamos todas las noches en un pub para jugar algunos extranjeros y chinos. Se unían chinos de otras mesas que nos oían gritar y reír y en un momento se acercaron 2 chavales africanos que preguntaron si se podían unir a la partida. Inmediatamente los chinos bajaron la cabeza volvieron a su mesa sin decir ni una palabra y ahí nos quedamos los demás, plantados. Yo me puse a jugar con ellos, todos hicimos como si nada hubiera pasado pero el momento fue incomodísimo. Creo que esa fue mi primera experiencia con el racismo en China y de ahí he ido aprendiendo, analizando, intentando comprender.

Y no sé si diría que es un racismo pasivo, con el paso de los años entiendes que en China no van a apalizar a un negro en un callejón… O es relativamente más improbable que en cualquier país occidental, eso en tema de la homosexualidad es parecido, pero se da como un desprecio pasivo, que puede ser más duro a nivel psicológico quizá, pero como mínimo no es físicamente violento.

En otro momento, recuerdo como con unos amigos fuimos a escoger mesa en un restaurante y cuando ya habíamos seleccionado la del final, nos dimos cuenta que al lado había otra con un chico negro comiendo… Fue muy descarado el movimiento del grupo hacia la otra punta del restaurante intentando alejarse lo más posible de aquel hombre. Recuerdo que con mucha vergüenza guardé silencio, pero al irnos le comenté a mi pareja que era la primera y la última vez que yo vivía algo así. Si volvía a suceder era yo el que iba a marcharse.

Transparencia china

Otro momento más en mis primeros años, fui a una agencia inmobiliaria, estaba buscando piso y no dábamos con lo que yo buscaba a en precio y prestaciones. En un momento la chica que estaba revisando en su ordenador se gira y me dice, «tengo el piso que buscas. Es perfecto». Le cambia la cara al fijarse en las notas que tenía apuntadas y me dice, «Ayyy, sólo hay un problema, en este edificio hay negros».

Yo aluciné, no por el comentario ya de por sí ofensivo, sino por la transparencia. En otros países quizá no importa quien vive al otro lado del rellano, para según quién, para otros sí, pero sobre todo, la diferencia es que no seríamos tan explícitos. Adornamos las palabras para no parecer tan ruines, pero nunca somos tan directos. Por eso me sorprende cuando la gente me dice que los chinos no son claros, dan muchas vueltas, que su lenguaje no tiene la palabra «sí», me parece que es una aproximación desde nuestro nivel de conciencia. No me he encontrado gente tan directa en mi vida, lo que pasa, en todo caso, es que no sabemos interpretarlos.

En el caso de Guangzhou además, todo tenía una explicación, que no justificación, era quizá el lugar donde se vendía más droga en China, dominada por grupos de nigerianos que tenían cierta bula por parte del gobierno, ya que en otras situaciones la pena de muerte actuaba sin piedad, y los chinos que cuando no saben filtrar cortan por lo sano, asociaban esa venta de droga o esas actividades ilícitas a cualquier ciudadano negro.

¿Es racismo? Pues estrictamente sí porque filtras por raza, pero nada que ver con lo que conocemos en occidente por racismo. Algo más histórico o una cuestión de superioridad o inferioridad determinada por el color de piel.

Discriminación negativa y positiva

Fijaos dónde puede llegar el pragmatismo chino en el tema del racismo. En el momento en el que en China se impulsó el aprendizaje del inglés, profesores de todos los lugares del mundo llegaron al país, al principio sólo en las grandes capitales y después se fue propagando hacia ciudades más pequeñas.

Había tanto trabajo y partíamos de tan atrás que la mayoría de profesores de inglés ni siquiera venían de países angloparlantes. Había muchos españoles, italianos, rusos… Y también mucho africano, muchísimo, enseñando inglés. De hecho, en pueblos pequeños de 300 o 400.000 habitantes era normal encontrarme que el único extranjero aparte de mí era un profesor de inglés negro.

Los padres con bajo nivel de inglés en los pueblos no eran capaces de detectar si el profesor era bueno y al final el único modo de filtrar era por el color de piel. Las escuelas que tenían profesores de inglés negros eran escuelas que, en su imaginario, probablemente no se podían permitir pagar más por uno blanco, por tanto eran escuelas de peor calidad. Al final, se producía la paradoja de tener enseñando inglés a alemanes o rusos pero no a estadounidenses negros, porque por una cuestión de información asimétrica, los padres antes de averiguar si el profesor era o no norteamericano, elegirían una escuela donde no vieran, de salida, profesores negros.

Aun así, para que veáis que no es racismo tal y como lo entendemos en occidente, os cuento un caso curiosísimo, opuesto, de discriminación positiva hacia trabajadores negros.

Hace unos años explotó el boom del fútbol en China. Había salido en  el plan quinquenal y todos esos empresarios que viven de arrimarse al presupuesto público empezaron a inaugurar escuelas de fútbol, traer profesores extranjeros, etc. La mayoría europeos, muchísimos españoles encontraron trabajo en este sector, supieran más o menos de fútbol, en algunos lugares te pedían títulos, como en el tema del inglés, cuanto más te ibas hacia el interior menos requisitos…

Pues bien, fue ganar Francia el mundial de fútbol con un equipo plagado de jugadores negros, Mbappe, Pogba y compañía… y… sensacional, los chinos me pedían profesores de fútbol negros. Y si eran franceses negros, perfecto. Si no, los haríamos pasar por franceses, daba igual ¿Veis lo que os comento del pragmatismo chino? El concepto de ignorancia racional llevado a su máximo nivel.

Yo como padre no soy capaz de evaluar qué academia contrata a los mejores profesores pero sé o pienso que en Francia y concretamente los jugadores negros son los mejores. Y obviamente las academias lo sabían. En cuanto dos padres te preguntan de dónde son tus entrenadores porque la academia de al lado tiene varios franceses que se parecen a Mbappe, echas a todos los blancos y empiezas a contratar negros. Aquello fue de película.

Otro gran ejemplo de discriminación positiva hacia los negros la viví en el mercado de Yiwu. Allí los negros eran mucho más bienvenidos que los blancos. Negros, árabes, indios, a quien peor se trataba era a los blancos. Y cuando preguntaba por qué en las tiendas me decían: «Los negros vienen con cash, dólares americanos, vienen pagan y se llevan el producto. Los blancos, os lo tenéis que pensar, ya vendré mañana, ¿Tenéis catálogo? ¿Tenéis tarjeta de visita? Que si tenéis web… Que si puedo hacer fotos que Tengo que hablar con mi cliente… ¡Tardáis mucho en elegir! ¡En comprar!» Era fantástico.

Ahí descubrí que los chinos no eran racistas específicamente con los negros. Como siempre, lo que veía ahí era su pragmatismo y no tiene nada que ver con tu color de piel. Les gustan las comunidades que les hacen ganar dinero. Sean blancos, negros, azules o verdes. Y si eres un pesado que no compra, da igual si tienes los ojos celeste… eres un pesado y no te quiero en mi tienda.

Creo que voy a grabar otro episodio sobre xenofobia en China, algo que sí he sufrido en alguna ocasión sobre todo en discotecas donde directamente no dejaban entrar a extranjeros, si os interesa, me lo dejáis en los comentarios.

Una situación diferente

Básicamente, como conclusión, sí, los chinos son racistas, son muy racistas, pero nada que ver con la agresividad que se ve en países como Estados Unidos. Es altamente improbable que un grupo de chinos se junte para pegarle una paliza a un negro, o a un blanco… Os he puesto algunos ejemplos, donde ser negro ha tenido sus beneficios, son excepciones obviamente pero ahí están.

Las mezclas raciales en las escuelas son ampliamente valoradas. De hecho, sobrevaloradas. Mix entre asiático y caucásico es un tesoro en la escuela. Mix entre asiático y afrodescendientes quizá no en la misma medida pero yo no he observado discriminación, en absoluto.

Quizá haya alguien que pueda corregirme en este punto porque como es lógico no lo he vivido en primera persona y podría estar sesgado, pero en general me parece que el pragmatismo chino lo que ve es alguien con padres perfectamente integrados que se gana la vida de forma honesta. Habitualmente esos niños son muy valorados, muchísimo más por ejemplo que en Japón otro país que daría para hablar mucho de racismo.

La White Visa

Pero sobre todo, algo que muchas veces olvidamos los extranjeros, Europeos, americanos… esos que nos creemos que somos alguien en China y no nos llamamos a nosotros mismos inmigrantes sino expatriados, que es como el inmigrante pijo.

Os quiero hablar de la White visa. Traducido, el visado de rostro pálido. Ser blancos nos ha beneficiado infinitamente más de lo que nos ha perjudicado. A las chinas les gustas, hemos hecho de modelos, hemos hecho de actores —hace años, ahora ya no tanto…— porque somos muchos, pero te recibían en todos lados como una estrella.

Yo pasaba vergüenza porque te invitaban a una boda en un pueblo, y la gente en lugar de prestar atención a los novios no dejaba de mirarte a ti… Y eso aplica también para una persona de raza negra. Si elevamos esto a negocios o a un empleo tenía unas ventajas enormes, nos hemos saltado todo tipo de procedimientos, hemos podido cometer muchísimos errores, meterte en un lugar prohibido, etc. Que siempre todo el mundo, por defecto, pensaba bien, —pobre extranjero, se ha equivocado—.

He cometido muchísimas infracciones de tráfico y a mí jamás me ha multado un policía… Si he recibido alguna multa, que tengo una buena colección, siempre ha sido automáticas por culpa de las cámaras. Y alguno dirá, «claro, como todos, ¿No?» No, Cuando yo empecé a conducir no había apenas cámaras, como mínimo en los pueblos donde yo vivía, te paraba un policía entrañable que se hacía cargo de tu inutilidad para conducir y te dejaba pasar.

Es cierto que hemos abusado, que cada vez somos más y por tanto menos especiales… Que ahora tenemos que cumplir las normas como todos, y eso está bien, pero a veces cumplir las normas significa hacer cosas que chocan con nuestra cultura y pensamos que ahí hay algo de racismo. Mi opinión, mucho nos victimizamos para lo bien que nos tratan.

Ojalá en todos los países se tratara a los inmigrantes como se tratan en China.

Os dejo con un proverbio chino, muy simple, pero que explica lo que a mi juicio lo que debemos hacer los inmigrantes cuando llegamos a un lugar donde no nos han invitado y queremos que nos traten como uno más. Y esto es, dar, ser útiles a la comunidad, y en algún momento todo eso que has regalado dará sus frutos y lo recibirás de vuelta. Muy sencillo es empezar reclamando cosas sin haber aportado absolutamente nada.

“El amor no se mendiga, se merece.” -Proverbio chino

Gracias y hasta pronto.